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Editorial 795

 


El futuro de la juventud

 

Cada generación ha sido educada para ser la represora de la generación siguiente. De esta forma, la sociedad adulta conserva el control y mantiene sus privilegios. Esta acción es básicamente inconsciente, pues, los padres no desean reprimir a sus hijos ni hacerlos esclavos de una sociedad que los explotará de muchas formas.


En realidad son muy pocas las personas que se dan cuenta de esta programación fatal, por lo cual, resulta difícil generar una opinión que sea capaz de cambiar las cosas. A veces se anuncian cambios en educación, pero se trata de simples maquillajes que no afectan a lo estructural, por lo cual, las cosas seguirán casi igual.


En tiempos de crisis quienes sufren más son los jóvenes, porque son los más débiles. La falta de conocimientos y de experiencia los hace vulnerables en todos los aspectos.


La situación actual es crítica en casi todos los países y el futuro está lleno de nubarrones.


Cambian los paradigmas económicos y laborales y se incrementan los problemas económicos, el desempleo, etc. etc.


Los estudiantes obtienen títulos, pero viven con la zozobra de no encontrar trabajo o de perderlo cualquier día.


Los jubilados viven con la angustia de que un día cualquiera los gobiernos no dispongan de recursos y pierdan la pensión por la que cotizaron durante toda su vida.


Los principios y valores familiares, sociales, religiosos y morales, que han sido el soporte de la sociedad, hoy son cuestionados. La ambigüedad se extiende por todas partes. Muchas personas no saben en quién creer ni cómo actuar, deambulan a la deriva por caminos que no saben a dónde conducen.


El respeto está amenazado por la falta de educación, y la honestidad, por la corrupción.


Las drogas, la delincuencia y la impunidad avanzan con decisión e imponen su ley, y en muchos países desbordan a la fuerza pública.


Hoy no existen ideas definidas y universales en relación con la verdad y el bien. Existen los Mandamientos y la Declaración de los Derechos Humanos, pero falta autoridad para inculcarlos en la conciencia de las personas. En consecuencia, cada día las personas tienen menos conciencia de sus derechos y de sus responsabilidades, lo que dará origen a una sociedad manipulable, corrupta y violenta.


La automatización de las empresas reducirá más cada día los puestos de trabajo.


Las relaciones serán cada día más virtuales y menos humanas. Las personas quedarán automatizadas y atrapadas en las redes, y perderán conciencia moral y sensibilidad humana. etc.


Da la sensación que estamos entrando en un caos ideológico, económico, político, social, moral y espiritual, que nadie sabe cómo terminará.


Las personas adultas tienen ciertos criterios, valores y experiencia que les pueden ayudar a sobrevivir al caos, pero ¿Qué pueden hacer los jóvenes?


"En tiempo de crisis la imaginación es los más importante" Einstein


La humanidad ha sobrevivido durante cuatro millones de años y no hay razón para dudar de que la juventud actual logrará sobrevivir. En principio porque viene pertrechada con una inteligencia y una creatividad superior a la de los adultos.


El problema radica en que se trata de una crisis universal y existen muchos intereses que luchan por el control de la economía y del poder, a los cuales no les importa la juventud ni la humanidad entera. En estas circunstancias, lo único que pueden hacer los jóvenes es capacitarse para un día llegar al poder y cambiar las cosas, también pueden unirse y forzar las cosas para acelerar los cambios.


A nivel personal cada joven debe abrir lo ojos, tomar conciencia, madurar y desarrollar el liderazgo personal. Las cosas fluyen con rapidez, de modo que, quienes desaprovechen la juventud, no tendrán oportunidad para recuperarse.


Todos estos acontecimientos, por dramáticos y caóticos que parezcan, son el preludio de cambios positivos que tarde o temprano darán origen a una sociedad más evolucionada. Estamos en un proceso de transformación que tiene muchas incongruencias. En este proceso, las personas y los países que funcionan bien lo tiene más fácil, pero las personas y los países que funcionan mal están condenados a sufrir mucho.


Como la ley de la vida es: Adaptarse o morir. Los jóvenes deben tomar conciencia de que estamos en una crisis que tiende a prologarse y nadie sabe cuándo terminará, por lo cual, lo más inteligente es capacitarse para lo peor, ahora que tienen oportunidad.



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    Lic. David Angulo de Haro

 

 

 

 

 

 

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