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Editorial 792


No eres responsable de la cara que tienes pero sí de la cara que pones

 

Al hablar de cara, no nos referimos a la cara física sino a la actitud mental, a la forma de reaccionar, a la responsabilidad.


Somos libres, por tanto, responsables.


La responsabilidad es el deber de asumir las consecuencias de nuestros actos, de lo que hacemos y de lo que dejamos de hacer.


Nadie ha nacido para ser el fin de sí mismo. Si bien cada persona es un ser "independiente" con derechos propios; lo que es y lo que tiene, lo debe a la sociedad, que le ha traído a esta vida y le ha dado comida, medicinas, lenguaje, conocimientos, etc. En consecuencia, cada ser humano tiene el deber de poner a funcionar lo que ha recibido y retribuirlo a la sociedad para que continúe el proceso de la vida y la evolución.


Este deber es conocido como principio de responsabilidad. Fue formulado por primera vez por Hans Jonás, dice así. “Obra de tal modo que los efectos de tu acción sean compatibles con la permanencia de una vida humana auténtica en la Tierra” Este principio es un imperativo categórico, es decir, un deber ineludible. El ser humano es libre y puede cumplirlo o no, pero deberá atenerse a las consecuencias.


La primera de las responsabilidades del ser humano es consigo mismo.


Cada persona tiene la responsabilidad de cuidar su salud y su fortaleza biológica , porque el buen funcionamiento del cuerpo es fundamental para el desarrollo y buen funcionamiento de la inteligencia y de la vida afectiva y espiritual, sin embargo, cada persona es libre y pude hacer con su vida lo que quiera, pero deberá atenerse a las consecuencias.


Tiene la responsabilidad de cuidar su equilibrio mental porque es fundamental para el buen funcionamiento de la afectividad (autoestima, amor, relaciones, convivencia...)


Tiene el deber de conocerse a sí mismo para motivarse y controlarse mejor. También tiene el deber de conocer a los demás para que sus relaciones humanas sean de calidad.


Tiene el deber de desarrollar la inteligencia porque de ella deben salir las respuestas para resolver la vida. Por tanto, es responsabilidad de cada persona: leer, estudiar, aprender, capacitarse en muchas cosas...


Tiene la responsabilidad de buscar siempre la verdad de las cosas y el sentido de la vida y no dejarse manipular por lo que dice o hace la gente.


Tiene la responsabilidad de buscar los verdaderos valores que conducen al desarrollo, al éxito y a la felicidad.


Tiene la responsabilidad de triunfar y de ser feliz. Las personas exitosas y felices son las que más ayudan a que la sociedad evolucione y cambie.


También tenemos responsabilidades sociales :
- Ser un buen ciudadano, respetuoso de las leyes.
- Ser parte de la soluciones y no de los problemas.
- Ser promotor de la justicia, de paz y de la libertad.


Las personas emitimos vibraciones que se irradian influyendo para bien o para mal en las demás personas. Una persona frustrada e infeliz, contamina de energía negativa todo lo cae bajo su radio de acción; mientras que una persona feliz irradia energía positiva que activa lo mejor de las personas. De modo que "la cara que pones" es decir, tu actitud, repercute en el funcionamiento de la sociedad.

 

La calidad de persona que eres repercute en el funcionamiento de la sociedad.

El funcionamiento de la sociedad depende del funcionamiento de los seres humanos que la forman. Cuando un país, una institución o una familia funcionan bien, se debe a que sus miembros funcionan bien. De aquí la importancia de que todos los seres humanos tomemos conciencia de que todo lo que hacemos influye para bien o para mal en nosotros y en la sociedad. Al final, todos nos beneficiamos del buen funcionamiento y todos pagamos las consecuencias del mal funcionamiento.

 

¿Cuál es tu expresión corporal, intelectual, social, afectiva, moral y espiritual?


Cuál es la cara que tienes y la cara que pones en cada uno de estos aspectos.

Es decir, ¿Cuál es tu realidad profunda y cómo te perciben las personas en cada uno de estos aspectos? Porque tienes un compromiso de desarrollo personal y un compromiso de ser un buen ejemplo y un estímulo para los demás.


Teniendo en cuenta que la vida es como un espejo que nos devuelve nuestra propia imagen, es importante cuidar nuestra imagen interna y nuestra imagen externa a nivel corporal, intelectual, social, afectivo, moral y espiritual, pues, ambas imágenes son determinantes para el éxito y la felicidad.

 

Cuida tus ideas, tus palabras, tus actitudes, tus sentimientos y tus acciones porque te modelan día a día, de forma lenta, pero profunda. Cuida la cara que pones, porque al final, esa cara termina siendo tu verdadero Yo.


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    Lic. David Angulo de Haro

 

 

 

 

 

 

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