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Editorial 789

 


Cuál es la función de los principios y valores

 

No podemos olvidar que las raíces profundas del ser humano son de origen animal. El hombre es un animal que ha evolucionado a través de un proceso que ha durado millones de años.


Hace 15 millones de años en la familia de los homínidos comenzó la evolución hasta el hombre actual.


Los seres humanos modernos somos primates, así como los gorilas, los lémures y los chimpancés, sólo que en algún punto de la evolución, el desarrollo humano evolucionó por un camino distinto y hemos evolucionado hasta el día de hoy.


Las claves de la evolución son el desarrollo del lenguaje, de la inteligencia y de la conciencia, los cuales constituyen la esencia de la cultura.


La experiencia y la necesidad de convivir en paz, dio origen a la creación de leyes, de principios, de normas y de valores que sirven para evitar la anarquía y la guerra.


Cuando nace un niño tiene un cerebro evolucionado, que si es bien entrenado puede convertirse en genio, pero, si no es educado, se imponen las fuerzas instintivas y el niño queda reducido a un simple animal. Así lo demuestran los casos de los llamados niños lobos. Se trata de niños que se perdieron en el bosque cuando eran muy pequeños y cuando fueron hallados, después de varios años, su comportamiento era totalmente animal y jamás pudieron ser reeducados.


Hoy, los seres humanos tenemos una mente evolucionada (formada por buenas ideas, valores y sentimientos positivos que nos ayudan a controlar los instintos y a comportarnos de forma civilizada, pero en el fondo de la mente humana existe una parte oscura, animal, instintiva y pasional, la cual está reprimida y controlada por principios religiosos, morales y sociales aprendidos a través de la educación.


La tendencia de todo ser humano es el libertinaje. Los instintos animales siguen latentes, buscando la forma de expresarse, lo que obliga al ser humano a invertir casi el 70% de su energía mental en controlar los impulsos instintivos y los temores procedentes de la parte oscura de la mente, es decir, del subconsciente.


En la mente de cada ser humano vive agazapado un lobo feroz, listo para atacar; el cual puede surgir en cualquier momento si nos descuidamos.


A veces nos horrorizamos por comportamientos humanos aberrantes; pero nadie puede decir: "De esta agua no beberé". Si nos descuidamos, todos podemos llegar a actuar como animales salvajes, y, aún peor, pues, ningún animal masacra, pero el ser humano puede llegar a límites de perversión absoluta.


En la medida en que las personas están bien educadas, tienen más control sobre sus instintos salvajes; mientras que las personas carecen de principios y valores, son desbordas por los instintos.


a parte oscura de la mente está habitada por instintos, temores, pasiones, odios, resentimientos, frustraciones, fanatismos. Son fuerzas violentas que carecen de toda moral, de modo que, cuando se desatan arrasan sin piedad con todo lo que encuentran a su paso. Esto explica las conductas aberrantes, los crímenes pasionales, las guerras de exterminio, los genocidios, etc.


Todos llevamos dentro de nosotros un potencial delincuente o un criminal controlado.


Cuando se debilitan los principios y valores surge la parte oscura de la mente y se impone el imperio de los instintos, de la fuerza, de la brutalidad, de la corrupción y del crimen.


La experiencia y la historia nos enseñan que las personas y las sociedades se desarrollan mientras son impulsadas por principios, valores e ideales y decaen cuando se debilitan sus principios morales. De aquí la importancia de una educación familiar, escolar y social, que promocione los valores.


Las crisis surgen cuando se debilitan los principios y valores. La línea que separa la barbarie de la civilización es muy débil y se puede romper en cualquier momento generando el caos.

El filtro crítico o censura es el control que ejercemos conscientemente para impedir que surjan los instintos, los sentimientos de odio, envidia, egoísmo y otras muchas conductas inmorales que son rechazadas por la conciencia y por la sociedad.


Los principios y valores que adquirimos en la infancia y que mantenemos a través de los años, tienen como finalidad ayudarnos a controlar los instintos y contenidos negativos que existen en la parte oscura de nuestra mente.


Los principios y valores junto con las leyes civiles nos ayudan a convivir de forma civilizada. El quebrantamiento de los mismos, puede generar una involución y hacernos regresar a la barbarie, como ocurre cada vez que estallan guerras, genocidios, etc.


Los principios son normas o reglas fundamentales que rigen el pensamiento y la conducta.


Los principios no son de creación humana. Son intrínsecos a la misma realidad de las cosas; derivan de su naturaleza y se imponen porque son lógicos y necesarios.


Existen principios físicos (gravedad, cohesión, desintegración, etc.) que rigen el funcionamiento de la materia y del cosmos; pero, a nivel humano, existen principios religiosos, morales y sociales que rigen la conducta humana.


La naturaleza es sabia y ha impreso en la conciencia de cada ser humano unas leyes o mandatos, que le señalan el camino del bien y le exigen su cumplimiento. A pesar de este imperativo, la ética no coarta la libertad del hombre, así como tampoco coartan la libertad las señales de tránsito que nos indican las rutas a seguir para llegar a destino. La ética, más bien, le salva de perderse y de autodestruirse.


Según Heidegger: “La ética (valores) significa lugar interior que el hombre lleva en sí mismo y que encierra su actitud ante sí y ante el mundo”.


Los valores son las cualidades positivas que tienen los seres, por las cuales son apreciados. Los valores son conceptos abstractos como la fe, el amor, la verdad, la justicia, la tolerancia, la solidaridad, etc. se encuentran “encarnados” en mayor o menor intensidad en las personas.


Los valores son fundamentales para desarrollar el sentido de identidad y dignidad. Constituyen la roca firme sobre la cual apoyarnos en la vida. Sin embargo, como no cotizan en el mercado de valores, son poco apreciados, por lo cual, se debilitan y a veces mueren, dejando a las personas y a la sociedad a la deriva.


Hoy, existe una crisis de valores que afecta a la sociedad; como consecuencia del fracaso de la familia, de la escuela y de las religiones, pues, es ahí donde se programa a las personas.


El desarrollo de los valores exige un trabajo de hormiguita, realizado con inteligencia y constancia



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    Lic. David Angulo de Haro

 

 

 

 

 

 

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