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Editorial 781

 


No hay cambios importantes sin un caos previo

 

Creemos que la evolución y el progreso son procesos graduales que se suceden de forma armónica, pero las cosas son muy distintas. Si analizamos la historia humana y la historia de cada persona, observamos que se combinan períodos de armonía, crisis y caos, por lo que, resulta ingenuo creer que la vida humana puede ser un remanso de paz permanente. Existen frases y refranes que lo confirman: Después de la tormenta llega la calma. Después de la guerra llega la paz. Después de las vacas gordas vienen las vacas flacas. etc.


Parece que, para que la vida tenga sentido, es necesario experimentar dolores, enfermedades, pérdida de seres queridos, desengaños amorosos, fracasos, frustraciones, soledad, etc. Por eso, es importante tomar estas situaciones caóticas que vive cada persona y la sociedad como el principio de algo muy importante que está por llegar. En realidad la historia humana ha sido un caos continuo de guerras y de crisis de todo tipo, en el que los hombres han luchado a muerte unos contra otros por sobrevivir y por imponerse.


La vida y la gente tienen su lado bueno y su lado malo. El éxito y el fracaso son condiciones naturales e inevitables de la vida, el asunto está en aprender de ambos.


La lucha, las crisis y el caos han sido y serán compañeros inseparables del hombre. Son activadores que impulsan a la búsqueda de soluciones, pero, como todo en la vida, pueden ser un arma de doble filo. El problema no está tanto en el caos, cuanto en la incapacidad de las personas para armonizar las cosas.


La historia humana es una lucha interminable por el control del poder entre pueblos, culturas, religiones y clases sociales.


El progreso y el nivel de vida alcanzado por algunos países da la sensación de que estuvieran superando el caos de la pobreza, de la ignorancia, de la enfermedad y del hambre, pero la realidad es bastante caótica y habrá caos para rato, porque se trata de problemas profundos cuya solución exige cambios mentales estructurales de la humanidad entera.


Ahora bien, como somos cerca de ocho mil millones de habitantes, hay más de 8 mil millones de caos y de variables que deberían cambiar, y, como cada persona tiene millones de contenidos mentales que influyen en su vida, se trata de millones de millones de variables que habría que cambiar, para superar el caos social. Y, teniendo en cuenta que cada persona tiene sus propias ideas, criterios, valores, nivel cultural, necesidades, intereses, etc. etc. debemos concluir que la sociedad es un caos de seres y elementos de lo más variopinto. Esta es la razón por la cual, la humanidad evoluciona de forma lenta, impulsada por la Ley de Evolución. La ley de Evolución escapa al control humano, y, en medio del caos, conduce a la especie humana hacia el desarrollo.


Lo expuesto nos enseña que cada persona debe tomar conciencia de su propio desarrollo, liberarse de los parámetros establecidos por la sociedad y trabajar en un proyecto personal. ésta es la forma más segura de alcanzar el mayor nivel de evolución posible y de superar el caos.


Aunque parezca contradictorio el caos tiene armonía y genera creatividad, pues, para poder subsistir en medio del caos, nos vemos obligados a abandonar nuestras zonas de comodidad para transitar por otros caminos, donde seguramente descubriremos nuevas posibilidades y oportunidades que jamás se nos hubieran ocurrido antes. Por tanto, el caos es una situación de anarquía en relación con la idea de orden que tenemos, pero puede ser una situación de orden en relación con una realidad nueva que está por venir. Por ejemplo, es un caos que la semilla tenga que morir para que surja una planta. En este caso el caos es fuente de vida y progreso.


La bomba atómica generó el caos, pero ese caos lamentable ayudó a que los seres humanos tomaran conciencia "a tiempo" del poder destructivo de la energía atómica y que hoy exista un control de la energía nuclear. de todo caos podemos sacar una enseñanza para protegernos de futuros caos.

La vida se acelera y las cosas cambian con mucha rapidez. Es necesario abrir los ojos, prever, adelantarse al futuro, capacitarse y ser creativo y flexible.


La vida ofrece muchas oportunidades y el futuro ofrecerá muchas más oportunidades pero sólo quienes aprendan a funcionar en el caos tendrán acceso a los bienes de la vida.


Según Douglas Hofstaedter, uno de los matemáticos que más se ha ocupado del tema: "Sucede que una misteriosa clase de caos acecha detrás de una fachada de orden, y que, sin embargo, en lo más profundo del caos acecha una clase de orden todavía más misterioso". Esto viene a decir que, muchas cosas que consideramos buenas, lógicas y bien planificadas pueden venirse abajo porque de acuerdo a la dinámica del caos carecen de consistencia y muchas cosas que consideramos negativas puede conducir al final a cambios positivos.


Nuestra mente es un caos dinámico en el que interactúan sin cesar billones de ideas, sentimientos, recuerdos, impulsos, necesidades, temores, intereses, valores... Pero el ser humano es libre y puede intervenir en la dinámica de su caos personal y del caos social. Existen leyes intelectuales que rigen el pensamiento, leyes afectivas que rigen los sentimientos, leyes morales que rigen la conducta, leyes sociales que rigen las relaciones con las personas y leyes espirituales que rigen la relación del hombre con lo sobrenatural.


De acuerdo al desarrollo alcanzado y a la forma en que el ser humano aplica estas leyes, puede, en parte, manejar su propio caos para lograr lo mejor de la vida.


En el cosmos y en la naturaleza las fuerzas más poderosas marcan el rumbo. En el "caos" de la mente existe una lucha por el control entre las fuerzas positivas y las negativas. Las fuerzas más poderosas toman el control y marcan las pautas a seguir. La conducta de cada persona depende de las fuerzas que dominan en su mente. Estas fuerzas constituyen la estructura profunda de la mente. Toda decisión importante nace de la estructura central de la mente. Pensamos, hablamos y actuamos de acuerdo a la clase de persona que somos. De aquí la importancia de fortalecer, todos los días , los principios, criterios y valores que rigen nuestra conducta.


El caos nos recuerda que todo existe en un proceso dinámico de cambio permanente que se acelera cada día, lo cual exige adaptación y que la mejor garantía para sobrevivir en esta sociedad presidida por el caos y la incertidumbre es ser consistente en lo esencial pero a la vez ser flexible y creativo.


Una vez puestas las premisas de algo, se desencadena un proceso que sigue las pautas implícitas en las premisas. Si las premisas son positivas el resultado final será el éxito; en caso contrario, el fracaso.


De forma similar, los desastres personales, matrimoniales, familiares, empresariales y sociales, no surgen por generación espontánea, también tienen su génesis; son el resultado de errores cometidos en distintos aspectos. Las personas no suelen tener conciencia clara de su deterioro progresivo, por lo que avanzan hacia el desastre personal, matrimonial, etc. casi de forma automática e inconsciente. Algunas personas sí se dan cuenta del proceso destructivo en el que se hallan inmersas, pero es tal la dinámica de la mente que carecen de fuerza para rectificar. De aquí la importancia de prever y reaccionar a tiempo, antes de que las cosas se nos vayan de las manos.


La vida de muchas personas es un desastre emocional, moral y espiritual, al cual se han acostumbrado y del cual no pueden salir sin ayuda profesional, debido a que su caos es producto de su estructura mental, es decir, de la forma en que piensan y actúan. Para que cambie su situación necesitan rectifica ideas, valores y sentimientos.


Existen ciertos factores personales, como son la filosofía de la vida y las actitudes, que permiten diagnosticar con bastante seguridad, qué personas triunfarán en la vida y quiénes fracasarán.



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    Lic. David Angulo de Haro

 

 

 

 

 

 

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