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Editorial 778

 


No entierres tu cabeza como el avestruz

 

Lo más común es evadir las responsabilidades, funcionar al mínimo, postergar las cosas y esperar que las cosas cambien en vez de luchar para que cambien.

Las personas son educadas para el sometimiento y la supervivencia en vez de ser educadas para el desarrollo, la libertad y la excelencia. Sus esquemas mentales son pobres e inconsistentes, en consecuencia, su autoestima es baja. Esta imagen pobre de sí, hace a las personas inseguras y cobardes. Casi todas las personas viven a la defensiva. Esta situación inhibe el impulso instintivo a crecer, a aprender, a ser libre.

Muchas personas aceptan la pobreza y el sufrimiento como situaciones naturales de la vida, lo cual es absurdo, pero su pobre desarrollo mental no les permite ver más allá de su mundo sórdido.

Prepárate. Toma el control de tu vida y aspira a lo más alto que puedas llegar. Comienza por ser la mejor persona que puedas llegar a ser. Esta es la mejor forma de enfrentar las cosas y de dar la cara en la vida.

La mediocridad es una plaga social que afecta a la mayoría de las personas. Abunda en todos los estratos socioeconómicos. En los gobiernos, en las gerencias, en las universidades, en las empresas, en las familias y en la calle.


Basta escuchar un momento a las personas para darse cuenta de su bajo perfil. En sus conversaciones abundan las quejas, las criticar, los asuntos banales, etc. Carecen de proyectos, de ambición por ser, por saber...su único objetivo es sobrevivir.


La gente mediocre no tiene conciencia clara de su dignidad, de su capacidad, ni de las oportunidades que le brinda la vida.

Es importante entender de una vez por todas que nada es fácil, que el éxito, la libertad y la felicidad son el resultado de esfuerzo y perseverancia. Cuando las personas entienden y asumen esta realidad, todo es mas fácil, porque el cerebro acata la orden de trabajar, pero cuando las personas asumenn que el éxito y la felicidad son fáciles le están enviado al cerebro un mensaje falso, de modo que, cuando es necesario esforzarse para lograr el éxito, el cerebro se siente desconcertado y no responde.

En la vida hay dos tipos de personas; las que luchan, enfrentan las cosas y asumen las consecuencias de sus actos y las que eluden sus responsabilidades y se esconden o huyen. Son dos actitudes opuestas. La primera conduce al éxito y la segunda al fracaso.


Quienes enfrentan las cosas terminan por aprender a ganar, mientras que, quienes rehúyen la pelea están condenadas a esconderse o huir por el resto de su vida. El problema está en que no existe lugar en el cual esconderse del propio fracaso, ni existe lugar al cual huir porque el fracaso les sigue como sombra pegada a la espalda.


Las personas son educadas para el sometimiento y la supervivencia en vez de ser educadas para el desarrollo, la libertad y la excelencia. Sus esquemas mentales son pobres e inconsistentes, en consecuencia, su autoestima es baja. Esta imagen pobre de sí, hace a las personas inseguras y cobardes. Casi todas las personas viven a la defensiva. Esta situación inhibe el impulso instintivo a crecer, a aprender, a ser libre.


Lo más común es evadir las responsabilidades, funcionar al mínimo, postergar las cosas y esperar que las cosas cambien en vez de luchar para que cambien.


La ignorancia, la pobreza y todas las lacras e injusticias que afectan a la sociedad no son conceptos abstractos, son realidades con nombre y apellido, encarnadas en las personas.


En realidad, quienes echan adelante el mundo son el 20% de las personas más evolucionadas, el resto es muy poco lo que aporta.


La humanidad vive constantemente en proceso de crisis, a nivel social y personal, debido a que no se enfrentan los problemas a tiempo, por falta de previsión, de planificación y de acción, en consecuencia se acumulan deudas con la vida y la vida no perdona.


Los problemas personales y sociales son el resultado de falta de desarrollo, lo cual trae como consecuencia: fracaso y frustración.

Muchas personas aceptan la pobreza y el sufrimiento como situaciones naturales de la vida, lo cual es absurdo, pero su pobre desarrollo mental no les permite ver más allá de su mundo sórdido.
Si no enfrentas las cosas estarás condenado a vivir escondido o a huir por el resto de tu vida.

La realidad ofrece infinidad de posibilidades pero cada persona sólo puede percibir algunas cosas o posibilidades para las cuales está programada su mente. Por ejemplo, un buen investigador ve detalles que pasan desapercibidos para las demás personas, debido a que su cerebro ha desarrollado alta sensibilidad perceptiva en ese campo.


Por tanto, los obstáculos para aprender, crecer y lograr objetivos importantes, no están fuera del ser humano sino en los límites que él mismo se pone. En cierta forma, como decía el sofista Protágoras hace dos mil quinientos años: "El hombre es la medida de todas las cosas". Es el hombre quien descubre las cosas y les da sentido y función.


Esta pobre programación nos hace miopes mentales, lo que nos impide ver las infinitas oportunidades que nos brinda la vida para aprender, progresar y ser felices, pues, no podemos percibir, amar, desear y luchar por lo que no conocemos.

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    Lic. David Angulo de Haro

 

 

 

 

 

 

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