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Editorial 776

 


No te dejes contaminar

 

Los seres humanos vivimos dentro de una sociedad en la que existen diversas clases de interacciones (biológicas, sociales, intelectuales, afectivas, morales, espirituales, económicas, etc) las cuales nos afectan de muchas formas.


Si tenemos las defensas bajas seremos invadidos por microbios y bacterias y sufriremos enfermedades que pueden terminar con nuestra vida.


Si nuestra autoestima está baja, seremos derrotados en la competencia de la vida.


Si somos ignorantes, los demás nos explotarán de muchas formas.


Si nuestra personalidad es débil, tendremos dificultad para defender nuestros derechos y seremos víctimas de muchas injusticias.


Si carecemos de criterios claros y de valores consistentes, incurriremos en distintas formas de corrupción.


La única forma para no ser contaminados consiste en desarrollar nuestras fortalezas y en controlar nuestras debilidades.


Los seres humanos tenemos mecanismos de desarrollo que constituyen la parte noble de mente. Estos mecanismos nos impulsan a buscar la verdad, el bien, la justicia, el desarrollo, etc. pero también tenemos mecanismos de defensa que constituyen la parte oscura de la mente. Estos mecanismos se alimentan de la ignorancia, de los temores, de la frustración, del resentimiento y de los instintos con su tendencia constante al libertinaje.

Los niños son contaminados en primer lugar por sus padres, quienes aman a sus hijos y les enseñan cosas importantes para la vida, pero, debido a su ignorancia en cuestiones de piscología y pedagogía, los programan con muchos temores, complejos, represiones, criterios erróneos y carencias afectivas.


Después es la sociedad, represiva, crítica y envidiosa la que condiciona a las personas para que se sometan a lo establecido.


Para vivir en sociedad necesitamos someternos a ciertas normas. El problema está en que muchas de estas normas reprimen la inteligencia, la creatividad y la conciencia.


La represión está destinada a evitar que las personas piensen de forma crítica. De este modo, la sociedad mantiene el control sobre la mente de las personas.


Tú solo no puedes enfrentarte a la sociedad, pero sí puedes tomar conciencia de la situación y evitar quedar atrapado en sus garras.


La sociedad sabe que no puede controlar a las personas inteligentes y libres, por lo cual, utiliza distintas estrategias para debilitar su fortaleza.


Estas estrategias son:


La ignorancia.
Una persona sin ideas no puede hacer juicios de valor, no conoce sus derechos ni tiene capacidad para reclamar su libertad.


El trabajo.
El trabajo es un medio para desarrollarse y ganar, pero, en la mayoría de los casos es una forma de esclavitud y de embrutecimiento.


La competencia.
La competencia es forma de lucha en la que siempre existe la posibilidad de perder, lo cual genera angustia y estrés. Cada día se incrementan las enfermedades de tipo laboral, como consecuencia del estrés generado por la competencia. Necesitamos cambiar el concepto de competencia por el de superación.


La capacitación.
La capacitación constante ayuda a crecer. El problema se plantea cuando las personas son desbordadas por las exigencias impuestas por la sociedad.


La responsabilidad.
Es necesario ser responsable, pero la excesiva responsabilidad puede convertirse en una trampa.


Las necesidades creadas.
Cada día crece el número de necesidades, de modo que, no importan lo que hagan las personas, no hay forma de satisfacerlas.
Necesitamos establecer prioridades y liberarnos del consumismo.


Los conflictos familiares, sociales, laborales, etc.
Mientras haya conflictos, las personas gastarán el tiempo y la energía en sobrevivir y no tendrán tiempo para evolucionar. Es una forma de mantener adormecida la inteligencia y la conciencia de las personas.


El estrés.
El temor, la incertidumbre y el estrés ofuscan la mente e impiden ver las cosas con claridad, lo que hace que las personas no actúen y sigan las cosas como están.


El relativismo moral.
La fortaleza de las personas está en la claridad de criterios y valores. La confusión moral hace que las personas no sepan a qué atenerse y no tomen decisiones de desarrollo ni de libertad.


La incertidumbre.
Cuando no se sabe hacia dónde van las cosas, se produce parálisis en la mente y en la acción.

Todo lo expuesto son formas de contaminación y de alienación que nos acechan cada día. Se van imponiendo de forma progresiva y sutil, de modo que las personas van perdiendo la libertad sin enterarse. La pérdida de la libertad va acompañada de la pérdida de la autoestima y de otros muchos valores.


La sociedad es crítica, represiva y envidiosa y se opone de muchas formas a quienes desean superarse, por esta razón existen pocos líderes, y quienes logran destacar se debe a que se han esforzado mucho.


En realidad no se trata de competir contra nadie sino de competir consigo mismo, de vencer a los enemigos que llevamos dentro, como son: la ignorancia, el temor, la pereza, la falta de disciplina, etc.


Incrementa todos los días tus ideas, tus sentimientos, tus valores y tu espiritualidad, son la única protección contra las trampas y tentaciones de la sociedad.



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    Lic. David Angulo de Haro

 

 

 

 

 

 

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