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Editorial 774

 


Todo lo que haces te marca para toda la vida

 

Todo lo que percibes, sientes, dices o haces, te marca para toda la vida. El subconsciente guarda memoria de todo. El cerebro posee un poder conocido como pantomnesia (pan = todo y mnesia = memoria)


Así como todo lo que comes es asimilado a nivel biológico y entra a formar parte de tu cuerpo, de forma similar todo lo que percibes, sientes, dices o haces, entra a formar parte de tu mente. Estos contenidos son activos, es decir, poseen energía y actúan de muchas formas, influyendo en los procesos mentales. La calidad de nuestras ideas, sentimientos y decisiones determina nuestra calidad como personas, y, en consecuencia, la calidad de nuestras acciones, las cuales a su vez marcan las conductas posteriores. De aquí la importancia de cuidar la calidad de lo que pensamos, sentimos y hacemos.

Hacia los cinco meses de gestación, el feto comienza a desarrollar el sentido de la audición, una audición que le permite entrar por primera vez en contacto con el mundo exterior. Capta las vibraciones provenientes del cuerpo de su madre, en particular, los latidos del corazón (que son una presencia constante y rítmica)


El bebé percibe todo lo que su mamá habla y todo lo que siente. Las vibraciones positivas (paz, amor, armonía, fe, ilusión...) generan en el feto reacciones positivas, mientras que, las vibraciones negativas (temor, estrés, angustia...) generan reacciones de defensa. De esta forma, las madres comienzan a estimular las formas (positivas y negativas) de reaccionar del niño.


La mayor parte de nuestras conductas son automáticas, generadas por grabaciones fijadas en la mente en algún momento de nuestra vida, no importa si fueron grabadas de forma consciente o inconsciente. De aquí la importancia de seleccionar ideas, sentimientos, personas y circunstancias.

 

En la actualidad los niños tienen acceso a información altamente peligrosa (imágenes, actitudes, lenguaje y conductas negativas) que tienen que ver con el sexo, la violencia, los antivalores, etc.) Cuanta más información negativa reciban, más contaminada quedará su mente. El día de mañana estos contenidos reclamarán su cuota de poder en la mente y lucharán contra otros contenidos. Al final se impondrán los contenidos más poderosos y determinarán el rumbo de la vida de las personas.

Cuenta una leyenda que el jefe indio se reunía todas las noches con sus nietos y les contaba historias y experiencias con el fin de que el día de mañana supieran gobernar la tribu con sabiduría.
Una noche les contó la historia de dos lobos.
En nuestra mente luchan dos lobos. Uno de los lobos es noble, respeta las leyes de la naturaleza, cuando mata, lo hace para sobrevivir. El otro lobo es malo y feroz, no respeta las leyes de la naturaleza, mata por placer. Al final uno de los lobos triunfará sobre el otro.
Los nietos, intrigados, le preguntaron:
_ Abuelo ¿Cuál de los lobos ganará?
_ El que más alimentes, respondió el abuelo.

Las acciones repetidas se convierten en hábitos y adquieren poder. Los hábitos dominantes imponen su ley y marcan el rumbo de la vida.


Los seres humanos quedamos marcados a través de la educación recibida y de la experiencia personal. El uso que hacemos del libre albedrío es determinante.


La educación recibida y la sociedad nos marcan de muchas formas, pero lo que realmente nos marca es nuestra actitud, la forma en que reaccionamos y las decisiones que tomamos; por lo cual, debemos estar muy atentos a las influencias de la sociedad, pero, sobre todo, a nuestras actitudes, porque en última instancia somos nosotros los que decidimos. Cuida tus ideas, sentimientos y acciones porque te modelan día a día, de forma lenta pero profunda. Al final, cada uno es lo que ha hecho de sí mismo, por acción o por omisión.


Vivimos en una sociedad muy conflictiva y confusa en cuestión de ideas y valores. El poder sugestionador de la sociedad es muy grande, sobre todo para los niños y jóvenes, por lo que son muchas las personas que sucumben a las tentaciones de la vida (los placeres, lo fácil, la corrupción)


A medida que pierden sensibilidad moral aceptan como bueno aquello que en otro momento consideraban inaceptable. Es increíble cómo los seres humanos acomodan sus criterios y sus conductas a su conveniencia. La justificación es una forma infantil de auto engaño.


Tenemos muy poca conciencia o ninguna conciencia, de cómo influyen las personas y las circunstancias en nosotros, pero tenemos un sexto sentido que nos advierte a nivel inconsciente del peligro que entrañan ciertas personas, conductas o circunstancias, pero no le prestamos atención. Necesitamos vivir más alerta, para alejarnos a tiempo de todo aquello que funciona mal, pues vivimos en un sociedad muy conflictiva, cuya dinámica es muy poderosas y puede quebrar nuestra moral y arrastrarnos al fracaso.


Cuida tus ideas, tus palabras, tus sentimientos y tus acciones porque te modelan día a día, de forma lenta pero profunda, y cuida tu entorno: personas, ambiente, etc. porque ellos también influyen en tu estado de ánimo, en tu visión de la vida y en el modelado de tu personalidad. "Yo soy yo y mis circunstancias" Ortega y Gasset.

Somos la historia de nuestra propia vida. Somos lo que hemos hecho de nosotros. Como nadie es perfecto, todos tenemos contenidos positivos y negativos, lo que importa es que sean los contenidos positivos lo que tomen el control de nuestra mente y nos ofrezcan una versión feliz de la vida.


No olvides nunca el cuento de los dos lobos. La lucha entre los dos lobos simboliza la lucha interna que se da en cada persona, entre el bien y el mal, entre la parte noble de la mente que busca la verdad y el bien y la parte oscura de la mente, habitada por instintos, temores, pasiones, odios, resentimientos y frustraciones, que pueden arrasar con todo lo que encuentran a su paso, si no los controlamos a tiempo. Esto explica las conductas aberrantes, los crímenes pasionales, las guerras de exterminio, los genocidios, etc.


Cada persona en particular y la sociedad en general, están marcadas de muchas formas. Tienen contraídas muchas deudas con la vida en forma de ignorancia, pobreza, defectos, falta de disciplina, temores, etc. que son un obstáculo para el desarrollo, el progreso y la felicidad.


Como no podemos regresar al pasado para cambiar las cosas, lo más inteligente que podemos hacer es alimentar al lobo bueno, es decir, a la parte noble de nuestra mente.


Si tuviéramos conciencia de que nuestras ideas, sentimientos y acciones nos marcan para toda la vida y determinan el éxito o el fracaso, seríamos más honestos, bondadosos y responsables y cuidaríamos la calidad de lo que hacemos.



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    Lic. David Angulo de Haro

 

 

 

 

 

 

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