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Editorial 762

 


¡Oh patria mía, tan bella y perdida!

 

La patria es ese lugar bendito del mundo que nos recibió al nacer. Pudimos nacer en cualquier parte del mundo, pero nacimos en nuestra patria, a la que pertenecemos por derecho propio.

 

Existen muchas patrias respetables pero la nuestra es única porque la amamos, porque ella nos ha dado todo, porque en ella están nuestras raíces, porque en ella habitan los duendes de nuestra infancia, en ella están los sueños e ilusiones de nuestra juventud, el sol, la brisa, los olores, los sabores, la música, las calles que caminamos, los parques, el colegio, los amigos, la iglesia en que hicimos la primera comunión, y tantas otras cosas que forman parte de nosotros y dan contenido y sentido a nuestra vida.


Es la patria de nuestros abuelos y de nuestros padres y también es el lugar en que reposan nuestros ancestros. Nuestra patria significa todo lo que somos y amamos. Pero hoy, nuestra patria está triste y llora como llora un madre cuando ve a sus hijos divididos y peleando.


Nuestros ancestros lucharon y muchos de ellos dieron su sangre por nuestra libertad y se esforzaron para dejarnos un mundo mejor, lo mismo que se esfuerzan hoy nuestros padres y muchas personas buenas, para que en nuestra patria reine el entendimiento, la paz y el progreso, pero a veces, la insensatez y la estupidez humana se imponen sobre el sentido común. Esto ha ocurrido muchas veces a lo largo de la historia, debido a que las personas capaces no han asumido sus responsabilidades sociales. Hoy, todos somos responsables y todos pagamos las consecuencias.


Hoy la patria está triste y llora por tantos miles de sus hijos que mueren asesinados en plena juventud.


Llora por tantos millones de personas que están sin techo, sin trabajo y sin futuro.


Llora porque ve como se está destruyendo la democracia, los valores y la conciencia de las personas.


Llora porque ve cómo el fanatismo y la intransigencia están acabando con el diálogo, la comprensión y la convivencia.


Llora porque sus hijos no encuentran la forma de entenderse, de hacer las paces, de perdonarse mutuamente y de comenzar a reconstruir la patria.


Llora porque las nuevas generaciones están creciendo con odio, con temor y con violencia.


Pero la patria, como todas las madres, tiene fe y espera que las personas tomen conciencia y cambien las cosas. Mientras llega ese día sólo nos queda unir muestras mentes, nuestros corazones y nuestras manos y orar y trabajar. Si cambio yo, si cambias tú y si cambian muchas personas, cambiaremos todos.


Hace poco recibí un correo con el tercer acto del coro de la ópera Nabucodonosor, de Giuseppe Verdi que canta la historia del exilio del pueblo hebreo en Babilonia. Posteriormente se convirtió en un himno para patriotas italianos, quienes, identificándose con el pueblo hebreo, buscaban la unidad nacional y la soberanía.


La canción ¡Oh patria mía, tan bella y perdida! expresa nostalgia por la tierra natal.
¡Ve, pensamiento, con alas doradas, pósate en las praderas y en las cimas donde exhala su suave fragancia el dulce aire de la tierra natal! ¡Saluda las orillas del Jordán y las destruidas torres de Sion! ¡Oh, mi patria, tan bella y perdida!..

A lo largo de la historia, muchas veces los pueblos han perdido su patria, por culpa propia y por culpa de otros y han quedado huérfanos de amor y de orientación, como quedan los niños que pierden a sus padres. Sin embargo, el instinto de vida se abre camino de alguna forma y pronto los campos vuelven a florecer y la gente vuelve a reir y a cantar. Mientras llega ese día, sólo nos queda repetir:
¡Oh patria mía, tan bella y perdida!
Ve, pensamiento, con alas doradas,
pósate en las praderas y en las cimas
donde exhala su suave fragancia
el dulce aire de la tierra natal!

La patria es un lugar, pero, sobre todo, es una idea y un sentimiento. La verdadera patria no es la que está fuera, es la que cada uno lleva en su corazón. Enseña a tus hijos el valor de la patria y el amor a la patria para que nadie nunca se la pueda robar.


La patria es mucho más que los acontecimientos políticos, económicos y sociales. La patria es una idea y un sentimiento que siempre sobrevive y vuelve a renacer. Pasarán muchos años, muchos gobiernos y muchas generaciones y la patria seguirá ahí, firme y serena, como siguen las montañas. Así que, no te angusties más de la cuenta.


Puedes recordar con nostalgia ¡Oh patria mía, tan bella y perdida! mientras llega el día de la libertad.

Pero no es suficiente con esperar.

La caída de Granada se debió a la despreocupación de Boabdil por la defensa de Granada y su afición a las fiestas y al ocio. En el momento de entregar la llave de la ciudad a los Reyes Católicos, Boabdil rompió a llorar, y fue su propia madre quien le dijo: "No llores como mujer lo que no has sabido defender como hombre"


Cierra los ojos y escucha el tercer acto del coro de la ópera Nabucodonosor.

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    Lic. David Angulo de Haro

 

 

 

 

 

 

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