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Editorial 761

 


Peligros de la intolerancia

 

La humanidad ha tardado más de cuatro millones de años para superar la barbarie y alcanzar cierto nivel de civilización. Hace apenas unas décadas la humanidad se puso de acuerdo e hizo la Declaración de los Derechos Humanos. Fue un compromiso por el cual todos nos comprometimos a vivir en tolerancia, como única forma de evitar la barbarie y vivir en paz y en progreso.


Art. 1
Todos los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos y, dotados como están de razón y conciencia, deben comportarse fraternalmente los unos con los otros.


Art. 2.
Toda persona tiene todos los derechos y libertades proclamados en esta Declaración, sin distinción alguna de raza, color, sexo, idioma, religión, opinión política o de cualquier otra índole (origen nacional o social, posición económica, etc.)


Sin embargo la tolerancia, la convivencia y la paz se ven amenazadas constantemente por la intolerancia de numerosos grupos y de numerosas personas.


¿Qué es la intolerancia?


La intolerancia es como una planta venosa que se alimenta de la envidia, del odio y del resentimiento y produce frutos venenosos que contaminan. Como la planta comienza por algo muy pequeño, pero, si nos descuidamos crece como la cizaña e invade la mente de las personas y de la sociedad, poniendo en riesgo la convivencia y la paz; por lo que es importante abortar toda forma de intolerancia antes de que tome fuerza.


Hay intolerancia cuando se percibe a otro como un peligro, y por tanto, es preciso dominarlo o eliminarlo.


Las personas intolerantes justifican su actitud y sus acciones porque necesitan protegerse a sí mismas, a su familia, a su país, etc. de lo que ellos perciben como una amenaza. Cuando los confrontan, siempre niegan los hechos, y aunque se los demuestren, son casi incapaces de reconocer nada. Ellos están libres de culpa y así se lo hacen ver a todos. Las personas intolerantes son fanáticas y no atienden a razones porque viven encerradas en su castillo mental, ajenas a la realidad.


Cada persona debe estar atenta para controlar en sí misma y en los demás, toda conducta que conduce a la barbarie (ignorancia, temor, odio, resentimiento, corrupción...) porque una vez que toma fuerza es difícil controlarla. Por la misma razón, la sociedad debe controlar a tiempo toda forma de barbarie social porque una vez que echa raíces se extiende como la cizaña.


El odio y la violencia son conductas instintivas que necesitan ser controladas a través de la educación, pues, como hemos señalado, son conductas irracionales, que, lejos de resolver, complica las cosas.


Causas de la intolerancia
Tanto la violencia como la paz, no son hechos aislados, son hábitos adquiridos y consolidados con el tiempo. Unas personas son intolerantes y violentas, porque han desarrollado una estructura mental intolerante y violenta, y otras personas son pacíficas, porque han desarrollado una forma de ser pacífica. El que odia cree que tiene razones para odiar y para actuar en consecuencia.


En el fondo, muchas de las ideologías, más que defender ideales, son un medio para blindarse, protegerse del temor y de la angustia y satisfacer intereses.


La mayoría de las personas que se pliegan a una ideología lo hacen con intenciones sanas, el problema está en que luego son manipuladas y terminan por perder la capacidad crítica.


La intolerancia se incrementa cuando las personas actúan en grupo, debido a que pierden capacidad crítica y se impone la conciencia de masa. Es como si cada persona perdiera su propia conciencia y fuera poseída por un ente superior (grupo) que controla su pensamiento, sus sentimientos y su decisión. En esta circunstancia, las personas actúan como zombis. Dependen de una fuerza superior que les arrastra, decide por ellas y las libera de la responsabilidad de lo que hacen.


De esta forma Hitler sembró en el pueblo alemán el odio a los judíos y condujo al país al desastre.
El terrorismo siembra el odio y el fanatismo en muchos jóvenes y los implica en una lucha sin fin.
De la misma forma, muchos dictadores inculcan el odio en sus secuaces y los fanatizan para que actúen de forma radical y defiendan su proyecto, si es necesario a costa de su vida.


El odio hace que las personas pierdan toda capacidad de reflexión y que justifiquen todo lo que hacen, convirtiéndose en actores o cómplices de barbaridades, y, hasta de crímenes de lesa humanidad.

La causa justifica cualquier acción, aunque sea inmoral o irracional. "El fin justifica los medios. Con frecuencia ocurren casos de exterminio o de genocidio que se suponía habían quedado en el olvido, pero no, son recientes. El terrorismo avanza y se extiende; pero no es eliminando a los genocidas y terroristas como llegaremos a la paz. Necesitamos ir más al fondo y erradicar las causas que dan origen a la violencia. Cada día asistimos a numerosos casos de intolerancia religiosa, política, racial, de género, social, etc.


Las razones por las cuales las personas se vuelven intolerantes y se implican en una causa u otra son más de tipo subconsciente que consciente. En realidad, "todos nuestros actos derivan del inconsciente, creado por las influencias hereditarias, que son las huellas ancestrales que forman el alma de las razas. En consecuencia, los motivos de nuestros actos son: desconocidos, secretos, profundos y ocultos."


Si la sociedad fuera capaz, responsable y solidaria, las cosas funcionarían bien y los seres humanos lograrían satisfacer sus necesidades fundamentales. Habría paz y progreso. No existirían ideologías ni fanatismos. Pero las personas son muy conflictivas. Existen distintas visiones de la vida, e intereses contrapuestos, lo cual da lugar a que las personas se agrupen para defender sus intereses de acuerdo a su ideología. Existen ideologías políticas, económicas, sociales, morales, religiosas, etc. en las cuales se atrincheran las personas para defenderse frente a los demás grupos, percibidos como agresores.


La intolerancia se debe al fracaso de la familia, de las religiones y de los gobiernos en el proceso educativo, puesto que ellos son quienes programan a las personas.


Cómo eliminar la intolerancia

Todos llevamos dentro un salvaje que necesitamos controlar por medio de principios, valores, criterios, normas y disciplina.


La intolerancia se alimenta de la envidia, del temor, del fracaso, de la frustración, de la ignorancia, de los prejuicios, del resentimiento, de la falta de valores; por lo cual, no es con leyes y represión como se pueden controlar la intolerancia, sino con educación en autoestima, valores, respeto, justicia, etc.


Necesitamos desarrollar en nosotros y en los demás un pensamiento amplio y universal; abierto a lo bueno de todos los hombres, de todos los pueblos, de todas las razas, de todas las religiones, de todas las clases sociales y de todos los que piensa distinto y actúan de distinta forma, porque el mismo derecho que tienes tú para ser como eres, pensar como piensas y actuar como actúas, lo tienen los demás.


La intolerancia es una actitud universal, por lo que es necesario un plan de concientización universal para reducirla. La intolerancia surge sobre todo en momentos de crisis (personal, social, nacional) Se necesita un chivo expiatorio a quien culpar de nuestro fracaso y frustración. Cuando la gente funciona bien se entiende con todo el mundo.


"Puesto que las guerras comienzan en las mentes de las personas, es en las mentes de las personas donde tenemos que erigir las murallas de la paz" Estatutos de la UNESCO.

 


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    Lic. David Angulo de Haro

 

 

 

 

 

 

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