Editoriales

Editorial 752

 


Cómo reprime la sociedad

 

La raíz de la libertad está en el desarrollo de la inteligencia y de la conciencia.


En el Génesis, Dios le prohibió a Adán comer del árbol de la ciencia del bien y del mal.


Si Adán hubiera sido obediente, habría vivido por siempre en el Paraíso, en estado de inocencia y de plena felicidad; pero Adán amaba el conocimiento y la libertad, porque son valores superiores a la inocencia ignorante y a la felicidad pasiva; por eso, Adán escuchó a la serpiente, comió y sus ojos se abrieron.


Esta alegoría Bíblica que data de hace más de 4000 años es realmente sorprendente. Nos presenta el dilema humano de vivir en la “comodidad” de la ignorancia o en la responsabilidad del conocimiento.


Adán optó por el desarrollo en vez de la seguridad, arriesgándose a perder el Paraíso, y es muy probable que Adán no se lamentara nunca de la decisión tomada, pues en ese momento es cuando se sintió plenamente consciente y libre.


Adán comprendió que el Paraíso era sólo una ilusión; que el verdadero paraíso debe construirlo cada persona en su propio corazón, y entonces se cumplirá el: “Seréis como dioses”. Cada uno será el dios de su propia vida, y, conocedor el bien y del mal, optará siempre por el bien, ya que en el mal no existe ninguna opción. Por tanto, la ignorancia es la raíz de todos los males. Es un pozo sin fondo del que resulta muy difícil salir.


Dios no podía prohibir que el hombre comiera del árbol de la ciencia, porque sería una contradicción, ya que el hombre es un ser racional, un buscador impulsivo de la verdad. Desgraciadamente la sociedad nos reprime desde niños, robándonos la espontaneidad y la creatividad.


Esta alegoría hace referencia al dilema humano, quien dotado del libre albedrío está obligado a elegir entre el bien y el mal; lo cual supone un riesgo y la necesidad de capacitarse para saber discernir y tomar decisiones de desarrollo, y no de autodestrucción.


Después dijo Yavé: “He ahí al hombre que ha llegado a ser como uno de nosotros, conocedor del bien y del mal. No vaya ahora a comer del árbol de la vida y viva para siempre; por lo cual, le arrojó del Paraíso”. Gén. 3,22.


La ciencia nos dice que un día, allá en la noche de los tiempos, como consecuencia de un proceso evolutivo apareció el hombre "homínido" con una chispita de inteligencia, el cual, en el devenir del tiempo se fue convirtiendo en “homo erectus”, “homo faber”, “homo sapiens”, “homo social”, “homo éticus”, “homo espiritual”.


La clave de la evolución humana está en el crecimiento de la inteligencia y de la conciencia. El conocimiento es la clave de la evolución; por tanto, Dios no pudo prohibir a Adán algo que iba en contra de la misma naturaleza.


En el fondo, todos deseamos el desarrollo del mundo; pero hay algo en nosotros que nos lleva a ser cómplices en la defensa del tabú , impidiendo que los demás nos superen; guardando celosamente nuestra experiencia y secretos profesionales; envidiando a quienes nos superan y deseándoles el fracaso; negando el apoyo y la colaboración sincera a quienes pueden convertirse en competidores. En definitiva, todos somos parte de la sociedad represora. Todos somos represores de muchas formas. únicamente las personas superadas, que han vencido sus temores y egoísmos, son libres y trabajan por la libertad de los demás. Sólo los hijos de la libertad pueden ser los padres de la libertad de las futuras generaciones.


El tabú perjudica especialmente a niños y jóvenes, quienes necesitan prepararse para la vida; pero la sociedad les teme, porque ellos simbolizan la energía, la vida, la ilusión y el cambio; por eso los sistemas educativos (familia y escola) son tremendamente represivos en todo el mundo. (De cada diez mensajes, nueve son negativos de alguna forma.) Nuestros padres fueron programados para ser nuestros represores y nosotros hemos sido programados para ser los represores de las futuras genraciones, de esta forma, la sociedad se asegura el control.


La educación tradicional y la educación liberal son igualmente represivas. La tradicional porque condiciona excesivamente, inhibiendo la libertad y la liberal, porque no establece fronteras y en un mundo sin fronteras, el hombre se siente a la deriva.


Lo ideal es la educación democrática, que enseña a ser libre y a la vez responsable.


Existe una tendencia a mantener infantiles a los hijos, a los alumnos, a los empleados, a los ciudadanos, en la creencia de que es más fácil manejarlos.


El problema de la represión social se debe, sobre todo, a la mediocridad de los líderes. Todo ser mediocre tiende a reprimir. Toda persona desarrollada tiende a estimular.


Cuanto más preparada y sabia sea la gente, aportará más bienes (materiales y espirituales) mejorarán las condiciones de vida y los más pobres e ignorantes tendrán más oportunidades de salir de su miseria física y mental. Si la ignorancia y la pobreza física, moral y espiritual, se apodera de las personas, entonces la vida nos aplastará a todos.


Aunque parezca mentira son muy pocos los seres humanos que aman el conocimiento y desean superarse. La mayoría sólo se esfuerza en adquirir el conocimiento que necesita para sobrevivir.


Los seres humanos rehúyen el razonamiento, porque una vez aceptadas las reglas del razonamiento se impone la lógica y la lógica es imperativa, obliga a definirse.


Al hablar de ignorancia no nos referimos sólo al analfabetismo y a la carencia de estudios. Nos referimos también a la ignorancia de ciertos principios y valores. Abundan los “profesionales ignorantes” que poseen conocimiento de las cosas pero carecen de la sabiduría de la vida.


La sociedad tiene infinidad de formas para reprimir y controlar a las personas (La ignorancia, la pobreza, un sistema escolar ineficaz, las necesidades creadas, la competencia, etc. etc. Al final, todas las formas de represión se reducen a la ignorancia de conocimientos y a la ignorancia de los valores.


Cuando la sociedad logra controlar la inteligencia y la conciencia, controla todo. De modo que, si quieres ser libre, exitoso y feliz, necesitas desarrollar la inteligencia y los valores, de lo contrario, otros pensarán por ti y decidirán en tu nombre sin que tú puedas hacer nada para evitarlo. Después no te extrañes si te va mal. La culpa es tuya por entregar tu libertad.


El conocimiento y los valores son el patrimonio del alma, cuídalos porque es lo único verdadero que tienes. Negar a las personas el conocimiento y los valores es como robarles el alama y reducirlas a la categoría de zombis.


"Si el hombre no tiene conocimiento de sí mismo; si no tiene idea de su dignidad, de su valor, de su misión, de sus sentimientos; si no tiene conocimiento de las cosas; si no tiene recuerdos importantes; si no tiene ilusiones, esperanzas y aspiraciones; entonces es un ser mutilado"


“Si quieres liberar a alguien, enséñale a pensar”


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    Lic. David Angulo de Haro

 

 

 

 

 

 

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