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Editorial 746



Cuando no veas la solución, observa desde distintas perspectivas

 

La capacidad para encontrar soluciones depende del nivel de conocimientos, de la experiencia adquirida en relación con el asunto, de la inteligencia cognitiva (capacidad de análisis y de abstracción) y de la inteligencia emocional (intuición y creatividad)


La mente funciona de acuerdo a hábitos adquiridos. Casi el 95 % de lo que hacemos todos los días depende de experiencias y hábitos adquiridos. El desarrollo y el éxito en toda actividad dependen de la adquisición de hábitos eficaces.


Los hábitos son conductas que se activan de forma automática y suponen ahorro de tiempo y de energía, pero pueden convertirse en conductas rígidas, de modo que la persona puede quedar atrapada en conductas arcaicas que le impiden adaptarse y progresar. Para evitar que los hábitos se conviertan en rutina, necesitamos realizar un esfuerzo constante de renovación.


La vida es lucha, competencia y evolución, lo cual significa que necesitamos actualizarnos constantemente. Es necesario vivir de forma activa y creativa. Cuando las personas funcionan bien no tienen problemas importantes. Los problemas y las crisis surgen cuando la vida no fluye de forma correcta.


Lo lógico es estar a la altura de las circunstancias y reaccionar de forma inmediata y eficaz cuando surja un problema; sin embargo, tanto a nivel personal como a nivel social, dejamos que se acumulen los problemas. Los problemas acumulados generan tensión y cuando la tensión se hace insoportable surgen las crisis.


Muchas de las crisis personales y sociales que sufrimos hoy, vienen de muy lejos, se deben a deudas que hemos contraído desde la infancia en forma de ignorancia, temor, inseguridad, falta de conciencia, de disciplina, de madurez y de responsabilidad.


Como no podemos regresar al pasado para enmendar las cosas, lo mejor que podemos hacer es aprender la lección y no seguir adquiriendo más deudas.


Lo primero es entender que nuestros problemas son nuestros, que sólo nosotros podemos resolverlos y para ello debemos comenzar por cambiar de actitud mental, pues, todo cambio se inicia en la mente.


Observa desde otras perspectivas


La clave de la inteligencia es la observación. No se trata de observar con los ojos sino con el cerebro. Se trata de ver relaciones, significados, etc.


Los datos para resolver un problema están en el mismo problema, por lo que, la clave para resolverlo está en saber observar sus elementos dentro del contexto.


Los seres humanos resolvemos cada día numerosos problemas, pero como lo hacemos de forma rutinaria, no nos damos cuenta de ello. Los problemas serios surgen por muchas razones (por falta de planificación y de previsión, por imprevistos, etc.) De aquí la importancia de aprender ciertas técnicas para resolver problemas complejos.

La solución de un problema supone un proceso creativo que se da en varias etapas que es necesario respetar para que el pensamiento fluya hacia la solución.

1. Establece cuál es el centro del asunto, pues, no podemos encontrar algo si no conocemos exactamente lo que buscamos.


2. Busca en la memoria consciente y subconsciente la información que tienes sobre el asunto.


3. Olvidarte, por el momento, de lo convencional, de los parámetros establecidos. Atrévete a pensar de otra forma. Cuando Einstein pensaba sobre un problema, lo analizaba desde tantos puntos de vista como fuera posible, hasta desde posiciones absurdas.

La mayoría de las personas son mentalmente rígidas, no analizan, ni buscan alternativas, sólo giran en torno a un mismo pensamiento una y otra vez.


4. Observa de forma fluida. No te quedes pegado. Si la solución no fluye se debe a que el cerebro carece de la información necesaria. Detente y madura las ideas a través de la lectura y de la reflexión. Busca asesoramiento, etc.


5. Pon a funcionar la inteligencia emocional. Implícate en la solución. Asúmela como un reto, pero no te obsesiones ni te angusties. Es sorprendente la facilidad con la que resolvemos lo que nos interesa.


6. Todo problema tiene solución. La complejidad de los problemas es relativa. Está directamente relacionada con la dificultad que tenemos para resolverlos. Así, hay problemas o situaciones que para unas personas son fáciles de resolver, para otras muy difíciles y para otras imposible. De modo que, no son los problemas los que nos impiden triunfar sino nuestra poca capacidad.


En vista de que siempre encontraremos obstáculos en el camino, es conveniente entrenarse y aprender a resolver distintos retos relacionados con la vida.


Cada día desfilan delante de tus ojos numerosas oportunidades que no percibes, porque tu cerebro está acostumbrado a lo común y rutinario.


No te conformes con ver las cosas hechas, busca el principio y el fin de las cosas; es decir, la razón, el por qué, las consecuencias a futuro de todo lo que hacemos.


No aceptes las cosas de forma pasiva. Piensa, analiza, imagina, crea, argumenta, comprueba.


La observación es un hábito que se desarrolla con entrenamiento, tiempo y perseverancia.


Puesto que la observación es la clave de la inteligencia, bien vale la pena que dediques todos los días unos minutos a resolver retos y a desarrollar situaciones complejas del tipo que sean. Te sorprenderás de cómo mejora tu fluidez mental y de cómo adquieres una visión superior de la vida


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    Lic. David Angulo de Haro

 

 

 

 

 

 

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