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Editorial 744

 


Qué es la conciencia

 

El ser humano posee una conciencia psicológica que es la capacidad de percibirse a sí mismo como ser único, independiente y con características propias, y de percibir el mundo que le rodea y los hechos que ocurren en él.


También posee una conciencia moral que le faculta para juzgar el valor moral de las conductas; es decir, si son buenas o malas. La conciencia moral presupone la conciencia psicológica; es decir la capacidad de razonar y comprender.


Así como la función de los sentidos es percibir el mundo que nos rodea, y de este modo adaptarnos y sobrevivir; de forma similar, la conciencia es un sentido interno que nos ayuda a percibir el valor de las cosas y de las conductas y a distinguir entre el bien y el mal, lo que nos permite tomar el camino correcto que lleva al desarrollo y evitar el fracaso.


Ahora bien, los sentidos no perciben las cosas, los sentidos son sólo las ventanas a través de las cuales pasan al cerebro los estímulos, pero, en realidad, es el cerebro quien ve y oye, quien procesa e interpreta los estímulos que llegan al cerebro a través de los sentidos. De forma similar, todo el mundo tiene una conciencia, pero la conciencia es sólo una posibilidad de juzgar sobre el bien y el mal. Para que esa posibilidad se haga realidad es necesario que la persona tenga una conciencia ilustrada, es decir, un conocimiento sobre el valor de las cosas.


El desarrollo de la conciencia va de la mano con la evolución. Los valores más importantes de la evolución son el desarrollo de la inteligencia y de la conciencia. Sin inteligencia no hay conciencia y sin conciencia no hay responsabilidad. Por esta razón, para que los compromisos humanos tengan valor legal deben ser realizados de forma libre y consciente.


El desarrollo de la conciencia depende de la educación recibida. Si un niño no es educado en valores, no desarrollará la conciencia y su vida estará regida por los instintos.


La finalidad de la conciencia no es reprimir sino es controlar los instintos y actuar de acuerdo a la inteligencia y a los valores. Hoy, gracias a la evolución y a la experiencia, tenemos ideas y valores que podrían hacer un paraíso de la tierra, pero hay demasidas fallas en el proceso educativo realizado por los padres, que trunca esta posibilidad.


Ahora bien, pareciera que es mejor no tener conciencia para vivir libremente y sin responsabilidad.

 

El problema es que, entonces dejaríamos de ser personas para convertirnos en animales. Creo que esta idea no entusiasma a nadie.


El universo funciona de acuerdo a leyes que garantizan el orden del cosmos y la supervivencia de las especies. Las leyes físicas son inexorables y se cumplen dentro de un orden, ritmo y armonía perfectos. Si dejara de funcionar la ley de gravedad, el Universo se convertiría en un caos.


El instinto animal, innato y heredado, dirige con perfección absoluta el comportamiento de los animales. El instinto de conservación garantiza la supervivencia del individuo y el instinto sexual asegura la supervivencia de las especies.


Por la misma razón que existen las leyes naturales y los instintos, existen los principios éticos y morales universales, y se imponen porque son lógicos y necesarios. Como seres humanos, tenemos un sentido innato de moralidad. Nosotros admiramos la justicia, el coraje, la honestidad y la compasión y aborrecemos la mentira, la injusticia, la traición, la crueldad y la corrupción.


Pero el hombre nace libre. La libertad es un riesgo y también una oportunidad para llegar a ser más humano y poder pensar, amar, crear, y, de esta forma, tener acceso al desarrollo.


La moral es la aplicación práctica de la ética. La Moral es activa e imperativa; exige a cada uno el cumplimiento de su misión con autenticidad y eficacia; le dice al economista, al político, al médico, al orador...lo que deben y lo que no deben hacer. Cada uno en su profesión tiene el deber de lograr que las cosas sucedan y funcionen con eficacia y si las condiciones son adversas, debe luchar para cambiarlas.


Conclusiones
La conciencia es:
Capacidad de comprender el valor real de las cosas, el sentido de la vida, de las leyes, de los valores, etc.
Capacidad para conocer la verdad y el bien y actuar en consecuencia.
Capacidad de reflexionar y evaluar las cosas con objetividad, lógica y honestidad.
Capacidad para hacerse responsable de sí mismo y cumplir con los compromisos y deberes que tenemos como miembros de una sociedad.

La inteligencia está más relacionada con el conocimiento de las cosas y la conciencia con el conocimiento de los valores. Ambos desarrollos son el resultado de un aprendizaje adquirido a partir de la educación recibida en le hogar.


En la antigüedad existía mayor desarrollo de los valores (conductas morales y sociales) En la actualidad se prioriza el desarrollo de la inteligencia sobre los valores, lo cual trae como consecuencia personas más capaces, pero menos éticas, menos responsables y más corruptas.


El desarrollo de la conciencia está relacionado con el desarrollo de los valores morales, sociales y espirituales; con los buenos sentimientos e interés por los demás; con el espíritu de solidaridad, la comprensión y la tolerancia; con el espíritu de superación y con el compromiso de trabajar por un mundo mejor y de ser mejor persona.


Una conciencia ilustrada ayuda a controlar los instintos, las pasiones, el egoísmo y toda forma de agresividad. Favorece el entendimiento, la paz, el progreso y el bienestar personal y social.


La ignorancia el valor de las cosas y la pérdida de valores hacen que las personas sean necias, insensibles y corruptas.


Las personas que tienen una conciencia poco desarrollada se rigen más por sus intereses egoístas que por las leyes y valores. Suelen ser conflictivas, irresponsables y corruptas. Son conscientes de que sus comportamientos no son correctos pero carecen de la fortaleza moral, debido a que no han desarrollado una conciencia sólida, no han desarrollado valores; por lo cual, el que es honesto, será generalmente honesto y el que es corrupto, será generalmente corrupto.


La honestidad y la corrupción no son conductas circunstanciales, son formas de ser y formas habituales de actuar.


Vivimos en una sociedad mediocre que genera mucho desgaste psicológico y moral, de aquí la importancia de fortalecer los valores todos los días, parta permanecer fiel a sí mismo.


Los mayores placeres de la vida son el desarrollo de la inteligencia, de la conciencia y de la afectividad, lo cual se traduce en conocer, valorar y sentir la vida.


Muchas personas adormecen la conciencia o la matan para poder vivir a sus anchas, sin darse cuenta que, al hacerlo, pierden el sentido de la vida. Seguramente que conoces muchas personas que viven sin rumbo.

La conciencia es nuestro mejor amigo y consejero interno. Una buena conciencia, ilustrada y noble, nos guiará hacia la libertad, mientras que, una conciencia corrompida, nos llevará a la autodestrucción.


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    Lic. David Angulo de Haro

 

 

 

 

 

 

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