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Editorial 742

 


La lucha eterna entre el bien y el mal


En la naturaleza todo tiene su contrario: El bien y el mal, la salud y la enfermedad, la riqueza y la pobreza, la vida y la muerte.


La polaridad es un concepto que los griegos definían como Ley de los Contrarios. Era considerada como el principio de las cosas. Este principio del cual derivaba todo, para unos era el calor y el frío; para los pitagóricos era lo par y lo impar; para Empédocles, el amor y la discordia. Heráclito creía que la lucha de los contrarios era la causa del devenir de todas las cosas.


La polaridad existe no sólo en la naturaleza; dentro de cada ser humano luchan dos fuerzas antagónicas. Las fuerzas de desarrollo que impulsan a la expansión de la personalidad y los mecanismos de defensa que tienden a inhibir la personalidad.


De todo lo expuesto podemos concluir que el "leit motiv " de la vida y de la historia es la lucha entre los contrarios, la competencia. A través de la lucha se desarrollan las personas. A través de la lucha se van logrando los ajustes necesarios para evolucionar y funcionar a niveles superiores. La lucha ha sido y será compañera inseparable del hombre; por tanto, la polaridad es positiva. Es un activador que impulsa a la búsqueda de soluciones, pero, como todo en la vida, puede ser un arma de doble filo. El problema no está tanto en la polaridad cuanto en la incapacidad de las personas para armonizar los contrarios.


Ahora bien, si existe el mal, alguien tiene que haberlo creado. Si no ha sido Dios habrá sido el demonio. Pero resulta absurdo pensar que Dios haya creado el mal y más absurdo aún, que haya permitido que el demonio lo haya introducido en su creación.


En realidad el bien y el mal no existen como entes independientes. El bien y el mal se encuentran encarnados en las personas. La prueba es que, donde no hay personas no existe el bien ni el mal.
El mal es un concepto que hemos acuñado para referirnos a todo lo que no funciona bien o consideramos negativo; por ejemplo: La pobreza, la ignorancia, la corrupción, la injusticia, la guerra.

 

El mal es ausencia de bien, así como la ignorancia, es ausencia de conocimiento; la oscuridad, ausencia de luz; la pobreza, ausencia de bienes y la enfermedad, ausencia de salud.

El conocimiento, la luz, la riqueza y la salud son bienes reales que podemos medir, mientras que, la ignorancia, la oscuridad,... son carencias, vacuidad; por tanto, no podemos medirlos en sí mismos, sino como carencias de sus opuestos positivos


En todas las mitologías y religiones existen frecuentes referencias a la lucha entre el bien y el mal, entre la luz y la oscuridad, entre los ángeles y los demonios. Son formas alegóricas de expresar la lucha eterna entre fuerzas opuestas. Se trata de fuerzas de magnitud cósmica. Pero esa lucha se traslada también al territorio de la sociedad y al territorio de cada persona, en donde existe una lucha constante entre el bien y el mal, entre el amor y el odio, entre la verdad y la mentira, entre el deber y el libertinaje, entre la virtud y el pecado.


El bien y el mal sólo existen encarnados en las personas, que son quienes los representan y actúan en su nombre.


Las personas son básicamente buenas, como lo son todas las obras de la creación, pero son libres y pueden dejarse llevar por sus instintos y pasiones y quebrantar las leyes, lo que signifida incurrir en el mal, es decir, en conductas que atentan contra ellas mismas o contra los demás.


Todos en algún momento hemos actuado en nombre del mal y hemos quebrantado las leyes humanas y las leyes divinas, lo importante es alejarse del mal y acercarse al bien y perseverar en él

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El bien y el mal son conceptos que sirven únicamente como parámetros para juzgar la conducta humana. Se entiende como bien todo lo que ayuda al desarrollo, a la convivencia, la paz y la felicidad, y se entiende como mal , la mentira, la injusticia, la corrupción y todas las conductas que se oponen a los principios, valores, la paz y el bienestar de las personas. En este sentido, decimos que una persona es buena en la medida que se identifica con el bien y mala en la medida en que quebranta los valores y es un obstáculo para el buen funcionamiento de la sociedad.


Ahora bien, cada persona deber estar clara sobre el bien y el mal. Muchas personas, creen defender el bien, cuando en realidad están guiadas por el interés, el odio y el resentimiento. Como es lógico, tarde o temprano la realidad se volverá contra ellas y pagarán de muchas formas su error. De aquí la importancia de actuar con conocimiento y honestidad, conscientes de que la responsabilidad es personal y de que la vida no nos premia o castiga de acuerdo a nuestras acciones.


Todo ser humano tiene una inteligencia para conocer la verdad y una conciencia para conocer el bien, lo cual conlleva el deber de buscar la verdad y practicar el bien.


Muchas personas, por ignorancia, resentimiento,... dejan que el mal se instale en su mente y actúan en contra de sí mismas y de los demás. Otras personas se ponen de lado del bien y su vida es una bendición para familiares, amigos y para la sociedad en general.


Cómo lograr que triunfe el bien sobre el mal

Cuenta una leyenda que el jefe indio se reunía todas las noches con sus nietos y les contaba historias y experiencias con el fin de que el día de mañana supieran gobernar la tribu con sabiduría.
Una noche les contó la historia de dos lobos.
_ En nuestra mente luchan dos lobos. Uno de los lobos es noble, respeta las leyes de la naturaleza y cuando mata lo hace para sobrevivir. El otro lobo es malo y feroz, no respeta las leyes de la naturaleza, mata por placer. Al final uno de los lobos triunfará sobre el otro.
Los nietos, intrigados, le preguntaron: Abuelo ¿Cuál de los lobos ganará?
_El que más alimentes, respondió el abuelo.



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    Lic. David Angulo de Haro

 

 

 

 

 

 

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