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Editorial 741

 


No desates la ira de la gente

 

Es importante tener siempre presente que las raíces profundas del ser humano son de origen animal y que en la mente humana existe una parte oscura, animal, instintiva y pasional, la cual está reprimida y controlada por principios religiosos, morales y sociales. En la mente de cada ser humano vive agazapado un lobo feroz, listo para atacar; el cual puede surgir en cualquier momento si nos descuidamos.


A veces nos horrorizamos de comportamientos humanos aberrantes; pero nadie puede decir: "De esta agua no beberé". Si nos descuidamos, todos podemos llegar a actuar como animales salvajes, y, aún peor, pues, ningún animal masacra, pero el ser humano puede llegar a límites de perversión absoluta.


Los seres humanos somos herederos de una larga historia de guerras, injusticias, sufrimiento y frustración que deberíamos haber subsanado hace tiempo; sin embargo sobreviven en el subconsciente colectivo y en el subconsciente personal. Esta situación hace que las personas vivan a la defensiva, dispuestas a reaccionar en contra de todo lo significa una amenaza para su seguridad.


A lo largo de la historia los seres humanos han luchado unos contra otros. La razón de la lucha es el temor, la inseguridad o la ambición. Las personas luchan con el fin de imponerse y someter al otro, de esta forma se protegen contra el temor a ser sometidas, explotadas y maltratadas.


En 1994 las milicias hutus, llamadas Interahamwe (que significa "golpeemos juntos"), eran entrenadas y equipadas por el ejército ruandés y eran arengadas e incitadas a la confrontación con los tutsis. Estos mensajes profundizaron las diferencias y odios que separaban a ambos "grupos étnicos" y, a medida que avanzaba el conflicto, los llamamientos a la confrontación y a la "caza de tutsis" se hicieron más explícitos, especialmente a partir del mes de abril en el que se hizo circular la historia de que la minoría tutsis planeaba un genocidio contra los hutus.

Lo que sigue ya lo sabemos. Más de quinientos mil hutus masacrados con machetes, azadas, hachas, martillos... Parece que estuviéramos hablando de una novela de ficción, pero no, se trata de hechos históricos recientes.


Las ideologías y fanatismos obedecen a ideas y sentimientos, los cuales no pueden ser controlados por la fuerza. Todas las fuerzas del mundo no son suficientes para controlar la mente de una sola persona. Es necesario que cada persona aprenda a controlarse a sí misma.


Muchos odian de forma espontánea, sin procesar las razones de su odio, sin embargo, sienten que el odio les produce un estado placentero. El odio se alimenta de la envidia, del temor, de la injusticia, del fracaso, de la frustración, de la ignorancia, de los prejuicios, del resentimiento, de la falta de valores. El odio siempre deja secuelas negativas.


El odio es con frecuencia el preludio de la violencia. Antes de la guerra se enseña a la población a odiar al enemigo o régimen político. Es común inculcar en los soldados, el odio hacia el enemigo.


Necesitamos hacer un esfuerzo todos los días para comprender a los demás y perdonar muchas cosas. También es importante respetar las ideas políticas, religiosas, etc.


Vivimos en un mundo global y necesitamos tener un pensamiento amplio y universal; abierto a lo bueno de todos los hombres, de todos los pueblos, de todas las razas, de todas las religiones y de todas las clases sociales.


Si tienes algo positivo que decir, habla, de lo contrario, calla, porque tus palabras pueden ser cuchillo para tu garganta.


Las personas son muy sensibles y tienen los sentimientos a flor de piel. Evita herir sus sentimientos, porque reaccionarán en contra de ti y no hay enemigo pequeño. Las personas podrán olvidar lo que les dijiste pero no olvidarán lo que les hiciste sentir, tanto en sentido positivo como en sentido negativo.


Las personas perdonan los errores pero no la mala intención.


Una disculpa, gracias, una sonrisa o un gesto, a veces son suficiente para apaciguar la ira de las personas.


El hecho de que desates la ira o el odio, indica que eres poco inteligente, pues lo haces por ignorancia, por falsa justicia, porque no sabes comprender ni perdonar. Existen formas inteligentes y eficaces de resolver las cosas. Por eso, el respeto y la educación son mucho más que normas de urbanidad, son señales de inteligencia y de salud mental.


"Con el tiempo aprendemos que las palabras dichas en un momento de ira pueden seguir lastimando toda la vida a quien herimos con ofensas, y también aprendemos que el que humilla o desprecia a un ser humano, tarde o temprano sufrirá las mismas humillaciones o desprecios multiplicados al cuadrado. Jorge Luis Borges


Es normal sentir ira ante las injusticias, pero no es lógico dejarse llevar por la ira. La ira es una emoción que se expresa con furia y resentimiento, genera gran cantidad de adrenalina, por lo que puede convertirse en un impulso ciego y descontrolado de consecuencias imprevisibles. Por esta razón, evita caer en la ira y evita desatar la ira de los demás.


El mundo está en crisis y en guerra porque no respetamos los sentimientos de los demás, porque no sabemos compartir ni dialogar.


"La ira es una ráfaga de viento que apaga la lámpara de la inteligencia" R. Ingersol



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    Lic. David Angulo de Haro

 

 

 

 

 

 

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