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Editorial 830

 


Mide las consecuencias de lo que haces


Todo lo que ocurre a nivel del Universo, a nivel social y a nivel personal no es más que un proceso continuado de acción y reacción.


Por Ley de Acción y Reacción, cada persona se modela a sí misma y forja su carácter, su personalidad y su destino. Las ideas y sentimientos que cultivamos determinan nuestra visión de la vida, nuestra actitud ante las cosas y la forma de actuar. Según sean nuestras ideas y nuestros sentimientos, serán nuestras reacciones y nuestras decisiones, y, según sean nuestras decisiones, será nuestra vida.


La acción humana no depende de la voluntad del momento sino de las fuerzas positivas o negativas que predominan en la mente, las cuales alimentamos cada día. Estas fuerzas determinan la mentalidad, el carácter, la actitud y la personalidad. Por esta razón, las personas son como son y actúan como actúan, y no podemos esperar que cambien sustancialmente, a no ser que realicen una reprogramación mental.


Muchos refranes se hacen eco de esta realidad.
"La cabra siempre tira al monte"
"Genio y figura hasta la sepultura"
"No esperes peras del olmo"

 

Sabiendo que toda acción genera una reacción, es importante saber qué estímulos debemos aplicarnos a nosotros mismos y a las demás personas para lograr que sus conductas sean positivas y eficaces. Los estímulos positivos generan respuestas positivas y los estímulos negativos generan respuestas negativas. Por tanto, cuando las cosas no funcionan bien, se debe a que hemos actuado de forma errónea y es necesario rectificara nivel de ideas, creencias y actitudes.


Todo lo que hacemos nos marca para siempre, para bien o para mal. Existen acciones que producen reacciones o efectos inmediatos y existen acciones con efectos retardados. Muchos de los problemas que tenemos hoy a nivel personal y a nivel social, se deben a acciones erróneas cometidas en el pasado.


El éxito y el fracaso son el resultado de acciones pequeñas que se van acumulando día a día. Lo mismo ocurre con el saber y con la riqueza.


Nuestra mente está formada por estructuras mentales (hábitos físicos, intelectuales, afectivos, morales, etc.) los cuales funcionan como un todo sincronizado. Cuando se activa un hábito (acción) se produce una reacción en cadena que determina una conducta. Una acción es algo muy complejo que depende de muchos factores.


Las estructuras mentales se conservan a través de los años, pero, existe una renovación constante. En el proceso de adaptación, muchas personas toman caminos equivocados por diversas razones (ignorancia, falta de hábitos eficaces, libertinaje, etc.) mientras que otras personas aprenden a controlar su vida.


La sociedad nos bombardea todos los días con toda clase de ideas (acción) a las cuales reaccionamos. Hay personas carentes de capacidad crítica que reaccionan de forma equivocada (se dejan influenciar, arrastrar...) De aquí la importancia de protegerse contra la acción invasora de la sociedad. Pero, de lo que más necesitas protegerte es de la acción de tus enemigos internos (el egoísmo, la pereza, la irresponsabilidad y el libertinaje)

 

Conclusiones

Todo lo que hacemos o dejamos de hacer da origen a nuestra estructura mental; es decir, a una forma de ser, de pensar, de sentir y de actuar. Lo que hacemos se convierte en hábitos. Los hábitos toman el control de la mente y gobiernan nuestra vida. Si los hábitos que hemos creado a lo largo de nuestra vida son positivos, nos llevarán al éxito, en caso contrario nos condenarán al fracaso.

Conocemos poco sobre la mente humana, lo cierto es que desde niños cada persona toma una actitud que va marcando pautas, de esta forma, unos toman el camino que conduce al éxito y otros toman el camino que conduce al fracaso.


Como somos libres, siempre existe la posibilidad de rectificar, pero todos sabemos lo difícil que resulta corregir los defectos. De aquí la importancia de medir las consecuencias de lo que hacemos y de ser siempre honestos y responsables, en vista de que todo lo que hacemos nos marca y compromete nuestro futuro.


Los padres deberían tener en cuanta esta realidad para estimular a sus hijos e inclinarlos hacia el bien, el estudio, la disciplina, la libertad, etc.


Según la Ley de Causa y Efecto, cada persona es lo que ha hecho de sí misma y tiene lo que merece en atención a sus acciones. Ahora bien, resulta difícil aceptar esta idea cuando observamos tantas injusticias y abusos, pero la ley es la ley. Los seres humanos nacemos libres y responsables, y, si bien existen muchos factores que juegan en contra nuestra, siempre contamos con la inteligencia y el libre albedrío para buscar una salida. Por esta razón, la naturaleza no perdona a nadie.


La vida fluye y no podemos regresar para subsanar los errores cometidos. Lo único que podemos hacer, es aprender del pasado y planificar mejor el futuro. Se trata de ser más reflexivos, más prudentes y más previsores.


Piensa antes de hablar, porque no puedes controlar las palabras una vez que salen de tu boca.


Piensa antes de actuar, porque una vez iniciada la acción, una vez iniciada tiene una dinámica que escapa a tu control.


Prevé y planifica tu vida con tiempo, para que no dependas de las circunstancias.


Lo más importante no es lo que te sucede en la vida, sino lo que haces y la forma en que reaccionas ante las cosas.



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    Lic. David Angulo de Haro

 

 

 

 

 

 

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