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Editorial 729

 


Mide las consecuencias de lo que dices

 

Todo vibra. Según la ley de vibración todo lo que sentimos y pensamos se expresa a través de vibraciones que se expande en todas direcciones, influyendo para bien o para mal en uno mismo y en los demás.


Si las personas supieran que las vibraciones se vuelven contra ellas mismas, evitarían los pensamientos, palabras, sentimientos e intenciones negativos. Toda vibración negativa comienza por herir a quien la produce; de modo que, necesitamos ser honestos y bondadosos, no sólo por razones morales, sino por sentido común


Vivimos en una sociedad que emite vibraciones de temor, angustia, competencia, desconfianza y agresividad. Si dejamos entrar estas vibraciones en nuestra vida, nos iremos contaminando de las mismas enfermedades que padece a la sociedad. El antídoto son las vibraciones de signo opuesto. Selecciona tus ideas sentimientos y lenguaje porque ellos te modelan día a día, de forma lenta pero profunda y pueden conducirte al éxito o bien al fracaso.


Los seres humanos tendemos a ser impulsivos, a reaccionar de forma emocional sin medir las consecuencias de lo que decimos, ni de lo que hacemos. Es importante tomar conciencia de que una vez que las palabras salen de nuestra boca, son libres y nada podemos hacer para controlarlas.
Con frecuencia nos lamentamos del daño que causamos a otras personas y del daño que nos causamos a nosotros mismos por ser irreflexivos e imprudentes en nuestras palabras y en nuestras acciones. Las palabras y las acciones son premisas que desencadenan los efectos correspondientes.

Si difamas a alguien, la difamación se extenderá como la pólvora y nada podrás hacer para detenerla. Hay palabras que son como bombas, una vez lanzadas, producen grandes daños en las personas. Puedes arrepentirte y pedir perdón, pero el mal ya está hecho y no se puede reparar. Siempre quedan traumas y heridas.


En cierta ocasión una mujer difamó a otra, al darse cuenta del daño que le había causado, se sintió culpable y con el fin de acallar su conciencia fue a confesarse. El sacerdote, después de escucharle en confesión le dijo: Consigue una almohada de plumas, ve a lo alto de un monte y lanza las plumas al viento, luego recoge hasta la última pluma y tu pecado será perdonado.
_ Eso es no es posible, dijo la mujer.
_ Tampoco es posible que puedas recoger las palabras que salieron de tu boca y reparar la honra de la mujer, respondió el sacerdote.


Los seres humanos estamos llenos de traumas y de heridas mentales, debido a los malos tratos y falta de respeto que nos causamos a nosotros mismos y que nos causa la sociedad.


Como estamos acostumbrados a esta forma de vida, aceptamos la difamación, las críticas, la represión y las faltas de respeto como algo normal, pero no tienen nada de normal. Son síntomas de una enfermedad mental crónica que afecta a la sociedad.

Las palabras no son simples sonidos, son energía, fuerza, vibración positiva o negativa, que influye para bien o para mal, primero en quien las pronuncia y después en las demás personas.


Los pensamientos negativos y el lenguaje negativo son los poderes más destructivos de la tierra. Un lenguaje positivo estimula, mientras que un lenguaje negativo envenena y lleva al fracaso. A veces es suficiente una palabra de estímulo para salvar la vida de una persona, así como una palabra ofensiva puede destruir su autoestima y condenarla al fracaso.


Conclusiones


El código utilizado por el cerebro es verbal, por lo cual, las palabras activan el cerebro y desencadenan los procesos cognitivos. Un lenguaje positivo nos programa para el bien y para el éxito y se convierte en estímulo para las demás personas; mientras que un lenguaje negativo es autodestructivo e influye negativamente en las demás personas. Existen balas que hieren y matan los cuerpos y existen palabras que destruyen la autoestima y matan los sueños. De aquí el llamado a cuidar el lenguaje, porque podemos convertirnos en criminales de almas y ladrones de sueños.

Evita herir los sentimientos, la autoestima y la dignidad de las personas, porque son patrimonio del alma y nadie tiene derecho a dañarlos. Puedes y debes defender tus derechos, pero no debes ofender a nadie.


Las personas pueden olvidar lo que les dijiste un día, pero nunca olvidarán cómo se sintieron con lo que les dijiste.


Haz amigos y evita hacer enemigos, porque no sabes quién puede darte la mano un día.


Al hablar de forma irreflexiva, imprudente y crítica, dejamos al descubierto muchas la poca calidad de persona que somos, lo que hace que las personas no nos respeten ni confíen en nosotros.


El lenguaje delata a las personas y expresa todo sobre ellas: Sus valores, creencias, sentimientos, intereses, nivel cultural, así como sus temores y complejos. Si analizas el lenguaje de las personas te darás cuenta de que el 90% es negativo, expresa crítica, angustia, temor, pesimismo, frustración, resentimiento, envidia, agresividad,...


Si aprendemos a pensar antes de hablar, nos evitaremos muchos problemas, actuaremos con sabiduría y tendremos poder sobre las demás personas.


El pensar antes de hablar es un hábito que supone control mental. El control mental es como tomar el volante y conducir por la vida sin salirse del camino; mientras que, la irreflexión a la hora de hablar o de actuar, significa que no hay control, y , en consecuencia, habrá muchos accidentes, errores y fracasos. Por tanto, detente y piensa qué estás haciendo con tu vida. el control da la vida comienza por el control de la lengua. Cuida tu lenguaje porque tus palabras te modelan día a día, de forma lenta pero profunda.

"Cuida tus pensamientos, porque se volverán palabras.
Cuida tus palabras, porque se volverán actos.
Cuida tus actos, porque se harán costumbre.
Cuida tus costumbres, porque forjarán tu carácter.
Cuida tu carácter, porque formará tu destino.
Y tu destino será tu vida" Mahatma Gandhi
"Eres dueño de lo que callas y esclavo de lo que dices"


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    Lic. David Angulo de Haro

 

 

 

 

 

 

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