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Editorial 720

 


Cómo sacar provecho de la lectura


"Para saber, viajar o leer" Refrán


El objeto de la lectura es la comprensión. Leer provine de inteligere (leer entre líneas, comprender, extraer)


Ahora bien, el código utilizado por el cerebro es verbal, por lo que, la capacidad del cerebro para leer, comprender, procesar, abstraer, aprender y crear respuestas, depende básicamente del nivel de vocabulario que posee la persona, o lo que es lo mismo, de su nivel de conocimientos generales y de sus conocimientos específicos en relación con el tema que lee. También juegan un papel importante la experiencia, la autoestima, el interés, la concentración, etc. pues, la lectura es un proceso mental muy complejo en el que participan numerosas capacidades.


Los seres humanos aprendemos por analogía, a partir de las ideas y de las experiencias que tenemos, por lo cual, es fundamental tener conocimientos claros acerca de las cosas importantes, pues es a partir de ellos que percibimos las cosas y las resolvemos. Sólo podemos aprender aquello que se relaciona con lo que ya sabemos. Esta es la razón por la cual todo aprendizaje nuevo resulta lento y difícil.


Para sacar provecho de la lectura es necesario ser altamente receptivos, es decir, tener actitud y capacidad para comprender a fondo y extraer lo esencial. Si extraes agua de un estanque con un vaso, obtendrás una pequeña cantidad, pero si la extraes con un recipiente grande, obtendrás gran cantidad de agua. Los libros contienen un mundo de ideas y cada persona extrae ideas de acurdo a su capacidad receptiva.


Es importante establecer un plan de lectura con objetivos concretos, de lo contrario corremos el riesgo de leer mucho pero aprovechar poco. Existen muchas personas aficionadas a la lectura, que leen mucho, tienen mucha información, pero carecen de criterios y de opiniones propias, debido a que su mente es un almacén de datos en vez de ser una fábrica de ideas y de soluciones.
Corneille, dramaturgo francés, decía: "Es más importante una mente bien formada que una mente muy informada"


Es fundamental adquirir una cultura general que nos sirva de base para comprender la realidad compleja del mundo actual; sin embargo, como los conocimientos se multiplican en progresión geométrica y las ideas fluyen a gran velocidad y en cantidades inmensas y nuestro cerebro es limitado, necesitamos establecer prioridades y centrarnos en los conocimientos que nos sirvan para convertir nuestros proyectos en realidad.


De la lectura puedes sacar información, conocimiento y sabiduría.


La información es buena en sí, pero la información no es conocimiento, es solo el paso obligado para llegar al conocimiento y a la sabiduría.


El conocimiento ayuda a conocer la naturaleza, características y funcionamiento de las cosas. El conocimiento es la base del progreso. Gracias al conocimiento los seres humanos “dominamos” la naturaleza. Pero el sólo conocimiento no la garantiza el éxito, a menos que vaya asociado a la sabiduría, es decir, a los principios y valores que sirven para controlar los instintos y orientar la conducta humana.

La sabiduría está relacionada con los principio, con los valores y con la experiencia.


La sabiduría enseña el valor real de las cosas, el sentido de la vida y el arte de vivir. Para los filósofos griegos, sólo los sabios podían ser libres y felices, porque eran los únicos que conocían la verdad y el bien, y, por tanto, podían actuar de forma correcta.


Una lectura inteligente y provechosa es la que proporciona información, conocimientos y sabiduría. Es decir que, a través de la lectura debemos sacar abundante información , los conocimientos necesarios para manejar de forma eficaz todo lo que nos concierne en la vida, y sabiduría para dominar el arte de vivir y de ser felices. De lo contrario ¿Qué sentido puede tener la lectura?


La relación entre el lenguaje y la inteligencia es absoluta. Una encuestadora americana especializada solicitó a todos los empleados de una empresa que escribieran una carta. Comprobaron que la calidad del escrito disminuía a medida que se descendía en la jerarquía de los cargos.


Otra experiencia similar demostró que los buenos lectores, saben leer, leen libros buenos, analizan, reflexionan y tienden a convertirse en dirigentes. Los que leen más, realizan más, porque la lectura genera ideas y las ideas son fuerzas que estimulan e impulsan a la acción.


También se ha comprobado que existe una correlación casi absoluta entre inteligencia y comprensión lectora.

Hoy no es suficiente con tener muchas y buenas ideas. Existen muchas personas inteligentes que fracasan en la vida, en parte, por falta de fluidez. La vida fluye con rapidez y necesitamos respuestas rápidas y oportunas. Esta realidad obliga a desarrollar un pensamiento fluido. Se trata de aprender a procesar de forma casi instantánea todo lo que se relaciona con nuestra vida (trabajo, decisiones...)


La fluidez mental no tiene nada que ver con la prisa o el estrés sino con la eficacia. Se trata de condicionar el cerebro para que procese con rapidez. En este sentido, la lectura y la reflexión son los mejores activadores del cerebro.


La vida es cambio y renovación, pero no podemos cambiar ni renovarnos si pensamos con las mismas ideas de siempre. Necesitamos desarrollar el hábito de la lectura y enriquecernos constantemente con ideas de avanzada que nos ayuden a vivir actualizados. Las cosas cambian con rapidez, y si nos descuidamos podemos perder el tren del futuro.


La vejez no llega con los años sino con el envejecimiento del cerebro. Las personas envejecen cuando no se renuevan, cuando no tienen proyectos nuevos, ni ilusiones.


Los libros pueden servir de inspiración pero las respuestas que pide la vida no están en los libros. Deben salir de la reflexión y de la creatividad de la persona.


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    Lic. David Angulo de Haro

 

 

 

 

 

 

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