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Editorial 713

 


No esperes a caer en el precipicio

 

Hay personas tímidas que evitan correr riesgos por temor al fracaso. Estas personas difícilmente caerán en el precipicio, pero tampoco lograrán nada importante. Existen también personas irreflexivas, imprudentes y temerarias que actúan sin medir las consecuencias.


Para no tropezar y caer es necesario caminar con los ojos abiertos. La vida es un camino hacia el futuro. Existen muchos caminos que llevan a todas partes (al éxito, a la felicidad, al fracaso, a la frustración, etc.)


Es fundamental conocer desde niños a dónde conduce cada camino, los beneficios que encontraremos si elegimos el camino correcto y las consecuencias que deberemos pagar si elegimos el camino equivocado.

Como existen muchas trampas en la vida, necesitamos prestar atención para no dejarnos engañar, ni para equivocarnos de camino.


Muchas personas comienzan en el camino correcto, pero luego, sin darse cuenta, se van desviando progresivamente. De esta forma pierden la fe, las ilusiones, los valores, el matrimonio, la empresa, la salud, la autoestima, el espíritu de superación, etc.


Aunque hemos evolucionado mucho, seguimos siendo animales con fuertes instintos y tendencias al libertinaje. Necesitamos desarrollar inteligencia y valores para controlar los instintos y para saber elegir el camino que conduce al éxito y a la felicidad.


La falta de capacidad cognitiva y de fortaleza moral, nos convierte en víctimas fáciles de nuestros propios enemigos internos (ignorancia, egoísmo, pereza,...) y de la sociedad.


La ignorancia, la inconsciencia y la irresponsabilidad hacen que la mayoría de las personas vivan a la deriva, sin un proyecto concreto de vida, a la espera de que ocurran las cosas en vez de crear las condiciones para que les ocurra lo mejor.


Como la tendencia natural del ser humano es la comodidad y el libertinaje, las personas, en vez de luchar por superarse, se van dejando llevar por lo fácil y placentero. La sociedad influye mucho en este aspecto con su visión materialista de la vida y con sus ofertas de placer y libertad.


De esta forma se van debilitando los valores, los criterios, la conciencia moral y la responsabilidad, hasta que llega el día en que las personas se encuentran ante el precipicio. La pregunta es ¿Cómo he llegado a esto?


Nadie en su sano juicio desea caer en el precipicio. Ni se llega al fracaso del día a la noche. En la vida todo es un proceso lento e imperceptible. Un centímetro es una distancia mínima en relación con los kilómetros que recorremos en nuestra vida, pero la suma de centímetros que avanzamos en el camino del éxito hace que lleguemos a triunfar, así como la suma de centímetros que avanzamos en el camino del fracaso hace que lleguemos al precipicio.


Las personas avanzan hacia el precipicio poco a poco, a medida que van acumulando errores. Las personas son tan ignorantes de las cosas importantes de la vida y viven tan distraídas, que no se dan cuenta de que avanzan hacia el abismo. A lo largo del camino tienen muchos fracasos y frustraciones, como señales de advertencia que envía la naturaleza, a través de las cuales pide rectificación, pero las personas hacen caso omiso a estas señales de alarma.


El hecho de que la sociedad sea mediocre y funcione mal, hace que cada persona acepte su mediocridad como normal. De esta forma, aceptamos la ignorancia, la pobreza, la violencia, la delincuencia, la corrupción y las crisis, como normales, dada la situación en que vivimos.


Por qué las personas llegan al precipicio


Nadie en su sano juicio llega al precipicio. Sólo llegan las personas alienadas, es decir, las que pierden la conciencia, la capacidad crítica y el sentido de la realidad. En el fondo, todos estamos bastante alienados, aunque nadie lo acepta.

Hay personas que quedan alienadas en la infancia, debido a un proceso de educación fallido, otras se van alienando progresivamente a sí mismas a través de decisiones erróneas y otras son alienadas por la sociedad. Al final, no importa cuál sea la causa de la alienación, lo que importa es que la personas quedan deterioradas como seres humanos y condenadas al fracaso y a la frustración.


Muchas personas nunca tendrán conciencia de lo que se han perdido en la vida, y, precisamente, esta falta de conciencia les protege del sufrimiento terrible que les causaría saber las oportunidades de éxito y de felicidad que han perdido.


En la actualidad muchos países están al borde del precipicio económico, político, social, etc. Nadie imaginó que las cosas llegarían a este punto. Esto ocurre, debido a que los seres humanos desconocemos las fuerzas profundas que nueven la historia, la sociedad y la vida personal. Lo que nos indica que las crisis pueden surgir en cualquier momento.


La mayoría de la sociedad vive de forma inconsciente e irresponsable y no reacciona hasta que se ve frente al precipicio. En muchos casos la reacción no sirve, porque la inercia es tal, que no hay forma de detenerla. Entonces sobreviene el colapso o caos. A lo largo de la historia han desaparecido civilizaciones, imperios e instituciones. En la acutalidad, cada día desaparecen empresas, puestos de trabajo, partidos políticos, matrimonios, etc. ¿Cuál es la causa? Se han deteriorado y han perdido fortaleza interna.


Todo lo que hacemos nos marca para toda la vida y tiende a convertirse en hábitos que desencadenan las conductas correspondientes.


Como somos libres, cada quién es responsable de lo que hace y de lo que le sucede.. Nadie nos lleva al precipicio si nosotros no queremos y si ponemos los correctivos necesarios.

La vida es como un tobogán. Existen muchos toboganes que llevan a distintas partes. Elige bien el tobogán y mira a dónde conduce, porque una vez que te lances, tu suerte está decidida.


Consciente de lo compleja que es la vida y la sociedad, saca tus propias conclusiones y adelánte al futuro.


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    Lic. David Angulo de Haro

 

 

 

 

 

 

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