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Editorial 686

 


Cada quién crea su mundo y su historia

 


Existe un mundo externo que es el escenario en el cual se desarrolla nuestra vida, pero el mundo verdadero en el cual vivimos es nuestro yo, nuestra mente. Es en este mundo interno en el que se dan los fenómenos cognitivos y emocionales que constituyen nuestra verdadera experiencia de la vida. Por esta razón, donde quiera que vayas, siempre estarás en el mismo lugar, porque tu lugar eres tú mismo, y hagas lo que hagas, siempre te encontrarás con tu propia realidad, con esa realidad que has construido tú mismo a través de tus experiencias y de tus decisiones.


Las persona tratan de cambiar las cosas externas con el fin de mejorar su situación interna, pero las cosas funcionan al revés, es necesario cambiar primero por dentro para poder cambiar las cosas externas, porque, lo que nos ocurre en la vida es la expresión de la forma como funcionamos por dentro.


Todos llegamos a la vida con posibilidades inmensas, pero luego cada quién elige su camino. Unos eligen el camino del éxito y otros eligen el camino de la mediocridad o del fracaso. Las circunstancias pueden jugar a favor o en contra, pero lo decisivo es la actitud personal, el uso que cada uno hace de su libertad.

Existen muchas razones y excusas para justificar la ignorancia, la pobreza y el fracaso, pero a la naturaleza no le interesan razones, ni excusas, le interesan resultados.


La naturaleza ha obsequiado a cada persona una inteligencia para que pueda discernir entre la verdad y la mentira, una conciencia para que pueda distinguir entre el bien y el mal y el libre albedrío para que pueda optar siempre por la verdad y por el bien. De modo que, todos los seres humanos nacen con la capacidad necesaria para alcanzar el éxito y la felicidad; pero el éxito y la felicidad no son gratis, suponen superar las pruebas de la vida. Es en este terreno donde unos triunfan y otros fracasan.
Los seres humanos desconocemos las razones profundas por las cuales, en las mismas circunstancias, unos triunfan y otros fracasan.

Es importante conocer la forma en que funciona la mente humana. El ser humano no ve el mundo exactamente como es, sino que lo hace a través de representaciones mentales que tiene grabadas del mundo, en base a las experiencias acumuladas desde la infancia. Esta es la razón por la cual, cada persona percibe el mundo a su modo.


La forma de ver las cosas y de reaccionar ante ellas, está determinada por las experiencias, creencias y valores que el sujeto aplica según las circunstancias.


Por esta razón, aunque el mundo es el mismo para todos, la forma de percibirlo es distinta. Cada persona lo percibe de acuerdo a su filosofía de la vida y de acuerdo a su estado de ánimo. Esto explica por qué, donde unos fracasan, otros triunfan, y, donde unos son felices, otros son infelices.

De aquí la importancia de tener principios y valores bien definidos y de cultivar ideas y sentimientos positivos, porque percibimos el mundo exterior de acuerdo a como somos por dentro y actuamos en consecuencia.


Si las personas tuvieran conciencia desde niños de que cada uno se construye a sí mismo y de que todo lo que hacen las marca para siempre, actuarían con más responsabilidad, pero su inconsciencia hace que contraigan demasiadas deudas con la vida, en forma de ignorancia, pereza y mediocridad. Hoy cada quién tiene el mundo que se ha creado. Ahora no sirve de nada quejarse, culpar, lamentarse o compadecerse de sí mismo. Lo único inteligente es reaccionar y salvar lo que se puede salvar.


Los problemas graves que aquejan a las personas y a la sociedad son el resultado de fallas estructurales a nivel intelectual, afectivo, social, moral y espiritual; por lo cual, es en estos puntos donde hay que poner la atención.


El teatro de la vida aún no ha terminado y te da la oportunidad de representar el personaje que tú elijas. Puedes elegir ser rey. Muchas personas eligen personajes insignificantes, porque su autoestima es baja y tienen miedo a fracasar.


El asunto es que, una vez elegido el personaje, el cerebro se programa para identificarse con dicho personaje y desarrollar las características que le son propias.

A medida que pasan los años, quienes eligieron personajes importantes, logran triunfar y ser felices, mientras que, quienes eligieron personajes insignificantes son mediocres y frustrados, como es lógico, lo más fácil es culpar a la vida de su desagracia, cuando son ellos los culpables de su situación. Su historia pudo ser brillante, pero aceptaron lo que hoy son, al identificarse con un personaje insignificante.


El teatro aún no ha terminado y te da la oportunidad de elegir un personaje que satisfaga tus aspiraciones. No necesitas imitar a nadie, sólo, sé tú mismo. Sé lo más inteligente, lo más bueno y lo más feliz que puedas ser. Construye tu mundo y escribe tu propia historia.


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    Lic. David Angulo de Haro

 

 

 

 

 

 

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