Editoriales

Editorial 683

 


La experiencia no se puede transferir

 


La experiencia es algo personal, como lo son el amor, el dolor, el temor o la alegría. Se trata de vivencias que son sentidas únicamente por las personas que las experimentan.


A través de las palabras podemos expresar nuestras ideas y sentimientos. Es como si entregáramos una fotografía nuestra. Es simplemente una imagen que carece de contenido. Sólo es un indicio de algo que existe, pero su ser real se nos escapa de las manos.


En nuestra relación con las personas, transmitimos "imágenes" de nuestras ideas, de nuestros sentimientos, etc. Las imágenes que transmitimos son las mismas para todos, pero cada persona las percibe a su modo, de acuerdo a sus experiencias personales. En cierto modo cada persona crea su propio mundo.


A través de las imágenes que transmitimos, cada persona que las recibe construye su propia experiencia. En cierto sentido, transmitimos nuestra experiencia a los demás de forma indirecta.
En la medida en que las personas conviven más tiempo y se relacionan de forma más intensa, la transferencia de experiencias es más amplia y profunda.


Existen circunstancias especiales en las que, en poco tiempo, se producen transferencias de experiencias profundas, así como puede ocurrir que las personas vivan juntas durante años, sin que se produzcan transferencias significativas.

Si se pudieran transferir las experiencias, resultarían fáciles la educación y el aprendizaje, pero la naturaleza es sabia, y, así como cada árbol debe echar sus propias raíces y procesar los nutrientes a través de la fotosíntesis, para crecer con fortaleza y soportar la fuerza de los vientos, de forma similar, los seres humanos necesitan asimilar experiencia en base a esfuerzo propio, pues, sólo así tendrán consistencia y capacidad para resolver los problemas de la vida.


Los árboles echan las raíces necesarias para afrontar la fuerza de los vientos. En los lugares donde son más fuertes los vientos, los árboles echan raíces más profundas. Cuando un árbol crece apoyado en una pared, no echa raíce profundas, porque no las necesita, debido a que la pared lo sustenta y lo protege, pero, cuando crezca, no tendrá raíces que soporten la fuerza del viento y será derribado. De forma similar, un hijo consentido que no adquiere experiencia por cuenta propia, está condenado al fracaso.


Tal vez, por esta razón, la naturaleza que nos regala de todo, no nos obsequia experiencia, porque ésta es una conquista personal indispensable para aprender y fortalecerse y para sobrevivir y triunfar.


Si la experiencia fuera transferible, las personas se apropiarían de la experiencia de las personas exitosas y no tendría ningún sentido el esfuerzo, el estudio, ni la perseverancia. Como es lógico, nadie se esforzaría, todos nos convertiríamos en parásitos, y, al final no existiría nadie de quien aprender, y llegaría el colapso.


La experiencia de las personas exitosas nos sirve de guía y de estímulo. Nos enseña el camino a seguir, nos confirma la posibilidad que tenemos de llegar a donde otros han llegado y nos impulsa a perseverar en la acción. De aquí la importancia de leer, observar y aprender de las personas existosas.


Cómo pueden transmitir su experiencia los padres, educadores, etc.


Todo lo que hemos aprendido constituye una riqueza inmensa que morirá con nosotros si no la sembramos antes en la mente de otras personas. El hecho de transmitir nuestra experiencia es una forma de sobrevivir después de la muerte.


Ahora bien, cada persona tiene distintas experiencias, de acuerdo a sus circunstancias, estudios, valores, etc.


Todas las experiencias positivas tienen un valor inmenso y sumadas, constituyen el saber de la humanidad. Lo importante es que este saber no quede sólo en los libros, sino que entre a formar parte de la experiencia vital de las personas y que sea utilizada en el vivir de cada día.


El mayor obstáculo para la "transferencia" de la experiencia a otras personas es la rigidez; por lo cual, no basta con tener experiencia, es necesario saberla transmitir de forma que las personas la comprendan y la acepten.


Es fundamental conocer los intereses y necesidades de cada persona, pues, las ideas que son buenas para unas personas no les interesan a otras. También es importante conocer el estado de ánimo de las personas para actuar de forma oportuna, en el momento adecuado, y lograr que sean receptivas a nuestros mensajes.


A nadie le gusta que le digan lo que tiene que hacer. Cada persona quiere sentirse libre y protagonista de su vida; por lo cual, reaccionan de forma defensiva contra todo lo que significa intromisión y autoritarismo; de modo que, el único camino para que la transferencia sea efectiva es el respeto, la comprensión, la humildad, la paciencia y la forma simple de transmitir las cosas. Necesitamos cambiar la forma de transmitir los mensajes.


A partir de este buen funcionamiento personal podemos influir mucho en las personas. Hay personas que tienen mucho carisma y empatía, lo cual les permite influir y cambiar la situación de las personas y de la sociedad.


Existen métodos para el desarrollo personal, (autoestima y liderazgo) con el fin de generar vibraciones intensas y poder transferir de forma exitosa nuestra experiencia (ideas, sentimientos y valores)


La vida es una transferencia de energía. La cadena alimenticia es una transferencia de energía)
Todo lo que ocurre en el universo se debe a una transferencia de energía y todo lo que ocurre en las personas y en la sociedad se debe también a una transferencia de energía.


Las ideas y los sentimientos son energía mental que tiene el poder de influir en las personas y generar reacciones y comportamientos. Si la transferencia es positiva (valores, afecto, motivación,...) las cosas funcionarán bien, pero, si la transferencia es negativa (odio, envidia,...) surgirán las crisis, el fracaso y la frustración.


De aquí el deber que tiene cada persona de trabajar en su propio desarrollo y de ser un buen ejemplo para los demás. El hecho de que seamos libres no nos autoriza a hacer lo que nos da la gana. La libertad conlleva ciertas responsabilidades.


Los seres humanos tendemos a imponer nuestras ideas, y, como es lógico, las personas reaccionan. Es importante entender que las ideas no se imponen si antes no existe la persuasión, así como la corriente no llega si antes no se establece la conexión. La persuasión llega cuando se establece una relación de confianza, respeto y simpatía; de modo que, ya sabes cómo actuar para influir en las personas.


En el instituto de Súper Aprendizaje Alfa dictamos cursos de lectura, oratoria y liderazgo para niños y jóvenes. Yo soy una persona de la tercera edad y participo en los cursos con el fin de desarrollar criterios claros sobre temas importantes de la vida. Estoy impresionado de la receptividad de niños y jóvenes y del hambre que tienen de que se les hable de temas serios. Los niños están cansados de reglas y órdenes y de hacer mil cosas que no tienen sentido. Las personas son inteligentes y saben distinguir el valor de las cosas. Por tanto, si los padres, educadores, empresarios y políticos, no quieren convertirse en estafadores, necesitan hablar con la verdad y con respeto de lo que es importante.


La gente está arta de palabras, de cuentos y promesas. La gente quiere triunfar en la vida, ser libre y feliz; por tanto, para lograr que tus mensajes sean aceptados, deben apuntar en esta dirección.
La gente no escucha, porque está saturada de mensajes vacíos; sin embargo, cuando les llega una idea útil para su vida, prestan mucha atención.


A nadie le interesa oír hablar de crisis, problemas, dolor o fracaso, pero, cuando se trata de dinero, libertad o felicidad, se activan todos sus sentidos.


Analiza cuáles son tus mejores experiencias y valores y encuentra la forma de transmitirlos a los demás.


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    Lic. David Angulo de Haro

 

 

 

 

 

 

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