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Editorial 682

 


Mantén ciertas rutinas

 

Las rutinas son hábitos adquiridos por repetición. Nuestra vida diaria se compone de rutinas aprendidas. Una vez que iniciamos algo, se desencadena un proceso aprendido que guía la acción de forma casi automática. Por ejemplo: caminar, conducir...


Las rutinas evitan el tener que estar concentrados de forma exclusiva en la acción, lo cual supone ahorro de energía y libera la mente para que pueda dedicarse a otras actividades. Las rutinas utilizan la experiencia adquirida para que las cosas resulten más perfectas y más fluidas. Sin embargo, pueden automatizar la mente, reducir la creatividad y hacer que las personas queden obsoletas. De aquí la importancia de renovarse constantemente.


Las rutinas tienen una dinámica propia que se impone con fuerza y hace que la vida de las personas gire en torno a las rutinas aprendidas. Los seres humanos somos esclavos de nuestras costumbres.


La rutina adormece la mente y la conciencia, lo que hace que lleguemos a aceptar, de forma progresiva, conductas y situaciones que no aceptaríamos en estado de plena conciencia. Hace muchos años, cuando asesinaban a alguien, se generaba una alarma en la sociedad, hoy asesinan a 60 personas en solo un fin de semana y lo aceptamos como algo normal. La rutina de oír la misma noticia todas las semanas nos ha vuelto insensibles.


Es fundamental conservar la libertad cognitiva y emocional, mantener activada la capacidad analítica y controlar las emociones; sobre todo, si tenemos en cuenta que vivimos en una sociedad que tiene un poder inmenso para manipular la mente de las personas.


La especialización, cuando se realiza con detrimento del desarrollo general, y la automatización de la vida, dan origen a personas rutinarias en sus ideas, en sus sentimientos y en sus acciones, lo cual convierte a las personas en seres rígidos e insensibles. Esta forma de vida va en contra de la naturaleza humana que se caracteriza por ser espontanea y creativa. La mayoría de las enfermedades tienen su origen en esta forma de vida automatizada y rutinaria que oprime el espíritu. Las personas se sienten reprimidas y frustradas en sus aspiraciones. Se sienten atrapadas en su propia impotencia y en la dinámica de una sociedad que no atiende a las necesidades e intereses de las personas.


Ahora bien, sin ciertas rutinas no se puede ser eficaz, por tanto, cada persona tiene que saber qué rutinas debe desarrollar y mantener y qué rutinas debe renovar o eliminar.


Como las actividades son muchas y el tiempo limitado, es conveniente elaborar una lista, por escrito, de las actividades que hacemos diariamente, con el fin de tomar conciencia de lo que hacemos y de la forma en que lo hacemos. Al elaborar la lista nos vamos a sorprender de la cantidad de cosas inútiles o mal hechas que realizamos de forma inconsciente, de las cuales no tenemos conciencia clara. Simplemente las hacemos, porque así se han hecho siempre, o porque alguien las ordena.


En alguna parte leí la siguiente historia. Un joven recién casado acostumbraba a hacer mercado los sábados junto con su esposa, y cocinaban para toda la semana. Al joven le sorprendió que su esposa, en vez de cocinar un roast beef entero, como es lo normal, lo cortara por la mitad y lo cocinara por separado. Como buen administrador, acostumbrado a la lógica, no entendía el proceder de su esposa. Le preguntó por qué lo cocinaba en dos partes. La respuesta de su esposa fue: "Así lo hace mi madre"


Al día siguiente era domingo y fueron a visitar a los padres de la esposa. El joven le preguntó a su suegra por qué razón cocinaba el roast beef en dos partes.
_ ¡Ay, hijo! Cuando nos casamos éramos pobres y teníamos una olla pequeña, así que tenía que cocinarlo en dos partes. Luego me acostumbré y ahora lo hago por rutina.


Son demasiadas las cosas absurdas que hacemos por rutina. Es importante reflexionar constantemente acerca de la lógica y utilidad o inutilidad de lo que hacemos. Se trata de utilizar el sentido común.


Si tenemos en cuenta que el 80% de lo que hacemos obedece a rutinas aprendidas y que hoy no tiene ninguna utilidad, comprenderemos la labor que tenemos por delante.

Lo ideal para eliminar las rutinas inútiles y desarrollar rutinas que impulsen al desarrollo, es elaborar un proyecto de vida, por escrito. Se trata de establecer qué hacer, cómo y por qué. Al establecer prioridades, el cerebro se centra en ellas y de forma casi automática quedan desactivadas las rutinas inútiles. Por tanto, no pierdas tiempo ni energía en eliminar las rutinas inútiles, activa tu espíritu de superación y piensa en cosas importantes por las cuales vale la pena vivir y luchar.

 

Muchas veces las personas quedan atrapadas en rutinas inútiles porque carecen de ideales, de ambición y de retos. Cuando existe un objetivo importante, el cerebro dirige todo su esfuerzo en esa dirección y en poco tiempo se crean las rutinas o hábitos que hacen posible el logro del objetivo.


Si nos va bien en la vida, seguro que tenemos rutinas positivas y eficaces, de lo contrario, necesitamos revisar nuestras ideas, sentimieintos, objetivos, criterios, etc.


Como la vida es cambio y evolución, las buenos rutinas de hoy pueden no servir para mañana, por lo cual, necesitamos vivir en actitud de renovación, por lo cual debemos actualizarnos constantemente, mediante la lectura de temas de avanzada.


Existen personas muy evolucionadas que pueden servirnos de inspiración.


Las rutinas nos dan seguridad, nos ayudan a resolver las cosas con facilidad y eficacia. Nos hacen sentir que nuestra vida es estable y la tenemos controlada. Sabemos a qué atenernos. Las rutinas son una forma de evitar la angustia y el estrés.


El cansancio, el olvido, las distracciones y otros muchos factores, tienden a desorganizar la mente y la vida, por lo cual, es fundamental tener conciencia constante de las cosas y establecer ciertas rutinas y mantenerlas por medio de ejercicios planificados.


También es importante revisar de vez en cuando el mapa de ruta, pues la dinámica de la vida nos puede arrastrar hacia el fracaso sin que nos percatemos de ello.


Muchas personas se preguntan sorprendidas ¿Qué ha pasado en mi vida, en mi matrimonio, con mis hijos, con mi economía, con mi fe, con mis valores, etc. etc.?


Sin duda, se han dejado llevar, poco a poco, por la corriente de la vida. Perdieron de vista la luz del faro que les guiaba a puerto seguro y naufragaron en las aguas turbulentas.


Abre los ojos, amigo, y no escuches cantos de sirenas. Estás solo frente al destino y dependes de ti mismo, lo cual no debe ser causa de angustia, sino de entusiasmo, pues, te da la oportunidad de sacar a relucir tus grandes poderes y probarte a ti mismo de qué material estás hecho. Para ello, no necesitas hacer cosas extraordinarias, sólo tienes que mantener ciertas rutinas eficaces y vivir en actitud de superación. Luego, tu propio impulso y el tiempo, te conducirán a tu destino.

 


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    Lic. David Angulo de Haro

 

 

 

 

 

 

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