Editoriales

Editorial 676

 


El caos

 

 

La palabra caos proviene del griego, significa abismo. En nuestra cultura lo asociamos a desorden y desastre.


El significado que damos a las palabras es muy importante, porque a través de las palabras creamos nuestra realidad mental, la cual determina nuestra forma de percibir las personas, las cosas y la vida, y, en consecuencia, la forma en que actuamos.

Existe el caos por una razón importante, pues, todo lo que existe y todo lo que ocurre tiene una razón. Por ejemplo, las personas piensan que si desaparecieran las bacterias no pasaría nada. Lo que no saben es que, tras de la desaparición de las bacterias seguiría la desaparición de las personas, de las plantas y de toda forma de vida. Así de importantes son las bacterias. Las bacterias descomponen las plantas y los animales muertos. Ayudan a que los elementos descompuestos puedan iniciar un nuevo ciclo de vida. Si no fuera por las bacterias, la tierra sería un inmenso cementerio de cadáveres humanos, animales y vegetales. De forma similar, el caos termina por descomponer lo que no funciona, de modo que las cosas se reorganicen para que sigan funcionando.


Resulta difícil creer que el caos creado por Hitler fuera de alguna utilidad. Aparentemente nada justifica el sufrimiento, las muertes y la destrucción que dejó tras de sí la Segunda Guerra Mundial. Pero analizadas fríamente las cosas, sirvió para que la humanidad aprendiera la lección del peligro que encierran los fanatismos. Sirvió para unir al mundo y crear las Naciones Unidas que tantas guerras han evitado. Sirvió para evitar un desastre nuclear. Sirvió para crear conciencia y para ayudarnos a entender hasta dónde puede llegar la maldad del ser humano. Tal vez estamos vivos porque existió la Segunda Guerra Mundial. Tal vez nadie o muy pocas personas se han hecho estas reflexiones.


A nadie le gusta el caos político, ideológico, social, económico, moral y espiritual, pero tal vez son necesarios para realizar ajustes antes de que la sociedad se desintegre definitivamente. El caos es como la fiebre o el dolor, nadie los quiere, pero son necesarios como señal de alarma para salvar la vida.


Existen caos personales, familiares, institucionales, sociales, políticos, etc. El problema real no es el caos sino las causas que lo generan. Si no quieres que tu vida sea un caos, cuida la armonía en tus ideas, en tus sentimientos y en tus acciones. Si no quieres que en tu familia exista caos, crea armonía entre todos sus miembros. Todo caos tiene su génesis. Si las personas se renovaran constantemente no tendrían crisis.


No podemos evitar el caos mundial, ni el caos nacional, pero sí podemos evitar el caos familiar y el caos personal, porque tenemos poder directo para actuar y crear armonía. El antídoto contra el caos humano es la armonía. Armonía significa: equilibrio, paz, justicia, lógica, bondad, comprensión, generosidad, apoyo.


Muchas personas tienen un caos en su mente. El caos se genera cuando no existe claridad en las ideas ni en los sentimientos. Cuando las personas se encuentran atrapadas en situaciones insoportables. Cuando no existen razones para vivir y luchar. Sin embargo, aún en estos casos, el caos cumple una función importante, la función de obligar a las personas a reaccionar, o a salir de circulación, porque son un mal ejemplo. y un obstáculo para el desarrollo de los demás.


El caos aprovecha todo, de modo que, estas personas caóticas se convierten en una lección de fracaso para que otras personas no sigan su ejemplo. Como puedes ver, nada en la vida tiene desperdicio.


Al final, todo ayuda a la evolución de la vida. Lo importante es que tú nunca seas el conejo de indias que utiliza el caos para su experimento.
...
Desde los orígenes de la especie humana hasta el día de hoy, la vida ha sido un caos. Lo que ocurre es que, como formamos parte de ese caos, casi no nos enteramos lo que nos ocurre, ni de lo que ocurre en el mundo. Sólo tenemos pequeñas visiones, tipo flash, que nos proporcionan una idea distorsionada de la realidad.


Nuestro mundo está lleno de fenómeno que parecen caóticos aunque, en realidad, se ciñen a reglas estrictas pero difíciles de desentrañar por la gran cantidad de variables implicadas. La computación y la representación gráfica de la evolución de los valores de las variables es lo que ha permitido entrar en un nuevo campo de análisis llamado "la frontera del caos"


Según Douglas Hofstaedter, uno de los matemáticos que más se ha ocupado del tema: "Sucede que una misteriosa clase de caos se oculta detrás de una fachada de orden, y que, sin embargo, en lo más profundo del caos existe una clase de orden todavía más misterioso". Esto viene a decir que, muchas cosas que consideramos buenas, lógicas y bien planificadas pueden venirse abajo, porque carecen de consistencia y muchas cosas que consideramos negativas puede conducir al final a cambios positivos. En realidad, los seres humanos opinamos por las apariencias que vemos pero en lo profundo las cosas son distintas.


No hay cambios trascendentales sin un caos previo, por eso, es importante tomar las situaciones caóticas que vive la sociedad como el principio de algo muy importante que está por llegar. En realidad, la historia humana ha sido un caos continuo de guerras y de crisis de todo tipo, en el que los hombres han luchado a muerte unos contra otros por sobrevivir y por imponerse. Como siempre, después de la tormenta llega la calma.


El caos tiene sus leyes, y, todo de alguna forma, tiene lógica y sentido, todo es producto de causa y efecto, no existe el azar. Lo que consideramos azar no se debe a causas fortuitas, depende de la Ley de las Posibilidades.


Nuestra mente es un caos dinámico en el que interactúan sin cesar billones de ideas, sentimientos, recuerdos, impulsos, necesidades, temores, intereses, valores... El ser humano es libre y puede intervenir en la dinámica de su caos personal y en el caos social. Existen leyes intelectuales que rigen el pensamiento, leyes afectivas que rigen los sentimientos, leyes morales que rigen la conducta, leyes sociales que rigen las relaciones con las personas y leyes espirituales que rigen la relación del hombre con lo sobrenatural. De acuerdo al desarrollo alcanzado y a la forma en que el ser humano aplica estas leyes, puede, en parte, manejar su propio caos para lograr lo mejor de la vida.


En el cosmos y en la naturaleza las fuerzas más poderosas marcan el rumbo. En el "caos" de la mente existe una lucha por el control entre las fuerzas positivas y las negativas. Las fuerzas más poderosas toman el control y marcan las pautas a seguir. La conducta de cada persona depende de las fuerzas que dominan en su mente. Estas fuerzas constituyen la estructura profunda de la personalidad. Toda decisión importante nace de la estructura central de la mente. Pensamos, hablamos y actuamos de acuerdo a la clase de persona que somos. De aquí la importancia de fortalecer, todos los días , los principios, criterios y valores correctos.


El caos nos recuerda que todo existe en un proceso dinámico de cambio permanente que se acelera cada día, lo cual exige adaptación, y la mejor garantía para sobrevivir en esta sociedad presidida por el caos y la incertidumbre es ser consistente, pero a la vez ser flexible y creativo.


Necesitaríamos conocer las leyes que rigen el caos, lo cual es imposible, pero sí podemos conocer las leyes del éxito, de hecho las conocemos, el problema es que no las seguimos.


Muchas de las cosas que nos sorprenden y que consideramos caos son procesos normales dentro de la dinámica de la vida, lo que ocurre es que nosotros desconocemos las fuerzas ocultas que mueven la historia y la vida de las personas.


La única forma de sobrevivir al caos es funcionar bien.



Recomienda Este Editorial
 
    Lic. David Angulo de Haro

 

 

 

 

 

 

comments powered by Disqus