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Editorial 673

 


Ley del mínimo esfuerzo

 

 

La Ley de Energía Mínima o del mínimo esfuerzo se puede describir de la siguiente manera. La naturaleza en todos sus fenómenos utiliza la mínima energía posible. Por ejemplo, el agua de la lluvia se desplaza por canales que le permiten fluir sin resistencia. Esto significa que los cauces que se han formado son los sitios por los cuales el agua necesitó del menor esfuerzo para avanzar. Lo cual indica que en la naturaleza no existe un desperdicio de energía, sino que utiliza la mínima energía necesaria para el desarrollo de sus fenómenos o procesos De forma similar, las personas utilizan la mínima energía para la consecución de un fin o de una meta establecida. Ahora bien, hay personas que, con poca energía logran muchas cosas, debido a que funcionan bien y son eficaces; mientras que otras personas logran poco, porque no han desarrollado habilidades.


A pesar de la Ley del Mínimo esfuerzo, las personas desperdician mucha energía, especialmente por desconocimiento y por falta de funcionalidad.


Ahora bien, parece absurdo hablar de la Ley del Mínimo Esfuerzo, si tenemos en cuenta el gigantesco derroche de energía que se produce en el universo a través de las explosiones cósmicas. Estas explosiones cósmicas dejan atónitos a los científicos, quienes se limitan a describirlas. La grandiosidad del misterio que encierran es tal, que su única respuesta es la admiración y el silencio.

Ahora bien, dejemos el cosmos del cual sólo conocemos un poco y descendamos al hombre, del cual conocemos menos aún. "Lo último que llegaremos a conocer del mundo será el ser humano. "Alexis Carrel, médico


A pesar del derroche de energía y de creatividad que observamos en la naturaleza, todo funciona de acuerdo a la Ley del Mínimo Esfuerzo. Todo lo que hacemos los seres humanos está orientado al propio desarrollo y al logro de los objetivos que necesitamos para satisfacer nuestras necesidades de supervivencia, desarrollo, seguridad, etc.


Existen personas más luchadoras que otras. Las razones son muchas (estímulos intelectuales, afectivos, etc. recibidos a través de la educación familiar y de la influencia de la sociedad) Las experiencias de éxito y fracaso, las oportunidades que hemos tenido, el uso del libre albedrío, la actitud personal y las decisiones tomadas. Cada uno de estos factores puede ser determinante.


Lo importante es entender que, quienes siguen la Ley del Mínimo Esfuerzo, triunfan y quienes se apartan de ella, fracasan. Lo expuesto aparenta ser una invitación a la pereza y a la irresponsabilidad, pero no es así. Es una invitación a funcionar de forma inteligente, a capacitarse, a ser eficaces y a ser eficaces. No se trata de trabajar como bestias ni de estudiar como tontos. El esfuerzo y la voluntad sólo tienen utilidad cuando se aplican de forma correcta y efectiva.


El 80% de lo que hacemos todos los días no tiene utilidad. ¡Imagina cómo cambiaría tu vida si establecieras prioridades y te dedicaras a ese 20% de cosas importantes. Mas, para lograr esto, necesitas reprogramar tu mente y tu vida y adquirir una visión correcta de las cosas. Se trata de actuar de forma inteligente y práctica.


Si los alumnos activaran su mente y aprendieran buenas técnicas de lectura y de aprendizaje, el estudio les resultaría fácil, agradable y rápido. Podrían aprender en un mes lo que aprenden en un año. Esto es aplicar la Ley del Mínimo Esfuerzo.


Si la sociedad funcionara de forma sincronizada, respetando los valores de honestidad, justicia y responsabilidad, la tierra sería un paraíso. Esto es aplicar la Ley del Mínimo Esfuerzo.


Por tanto, la Ley del Mínimo Esfuerzo es una forma proactiva de vivir, una forma de funcionar bien.
Se cree que las personas gastan un 70% de su energía mental en controlar los instintos y en protegerse de la angustia, de los temores, etc. Esta energía, aparentemente desperdiciada, obedece a la Ley del Mínimo Esfuerzo, pues está bien invertida, ya que, de lo contrario, las personas serían desbordadas por los instintos y temores y su vida sería un caos.


La mayoría de las personas interpretan esta ley al revés. Esto explica la corrupción de personas con poca conciencia moral que tratan de hacerse ricos sin cumplir con los requisitos que marca la ley. Esto explica la falta de honestidad, la hipocresía y la viveza de muchas personas que tratan de medrar a costa de los demás, convirtiéndose en parásitos improductivos. Esto explica la existencia de alumnos tramposos que se engañan a sí mismos, y, en vez de dedicarse a aprender y desarrollar las capacidades necesarias para triunfar en la vida, se condenan al fracaso de forma prematura.


La Ley del Mínimo Esfuerzo enseña a minimizar los gastos, a no perder el tiempo en cosas superfluas, a evitar invertir el amor y la amistad en personas que no lo merecen.


Enseña a alejarse de las personas conflictivas, a no quejarse, ni criticar, ni compadecerse de sí mismo, porque son formas de perder tiempo y energía.


Enseña a prever y planificar y a crear las condiciones mentales para que nuestra vida fluya correctamente. En definitiva, nos enseña a ser libres y a tomar el control de nuestra vida.

La Ley del Mínimo Esfuerzo se identifica con la Ley de la Máxima Eficacia. Lo cual significa que, cuanto más capacitados estemos, más fluida será nuestra mente y nuestra vida, más fácil nos resultarán las cosas y más éxitos obtendremos. No malgastes tu tiempo ni tu vida como hace la mayoría de la gente.


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    Lic. David Angulo de Haro

 

 

 

 

 

 

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