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Editorial 667

 


Saca la basura de tu mente

 

El aseo urbano de Estados Unidos recoge 236 millones de toneladas por Año.


Se calcula que para el 2015, en la Zona Metropolitana de la Ciudad de México se producirán 25 mil toneladas de basura al día.


Teniendo en cuenta que el 90% de la basura no se recicla, dentro de unos años la tierra será un inmenso basurero. Es cierto que la tierra tiene el poder de recuperarse, pero no a la velocidad en que los humanos producimos tanta basura.


En internet podemos leer anuncios como éstos:
Retiran 25 mil toneladas de basura del cauce del río Chillón en Comas, Perú.


En el mundo se generan anualmente entre 20 y 50 millones de toneladas de basura electrónica.

 

Entre el 50% y el 80% de esta chatarra tecnológica acaba en ciudades-vertedero de China o en otros lugares de Pakistán, India y Nigeria.


Ahora bien, esta basura no es nada si la comparamos con la basura mental que en forma de ignorancia, angustia, sufrimiento, culpas, temores, dolor, fracasos y frustración esconden las personas en su cuerpo, en su mente, en su conciencia, en su memoria y en su corazón.


Necesitamos aprender a reciclar nuestra propia basura mental y la basura de la sociedad, porque lastra nuestra vida y nos impide ser libres y felices. Mientras no liberemos el disco duro de la mente de los desechos tóxicos, no tendremos espacio para acoger nuevas ideas, nuevas experiencia y nuevas emociones.


Somos como esos mendigos viejitos que arrastran un carrito destartalado, lleno de objetos inservibles que han recogido en la basura. La imagen es grotesca, pero real. Padecemos el síndrome de Diógenes, nos negamos a desprendernos hasta de nuestras miserias, tal vez porque ellas llenan nuestro vacío, que debería estar lleno de ideas, de proyectos, de ilusiones, de éxitos y de felicidad.


Las personas no tenemos idea de la cantidad de cosa inútiles que guardamos con la esperanza de que en un futuro nos podrán servir, hasta que llega el día en que tenemos que hacer mudanza y adecuarnos a un espacio más reducido. Lo mismo ocurre a nivel mental, a nivel de amistades, etc. Necesitamos liberarnos de lo que no sirve para que nuestra vida fluya.


La basura mental limita y oprime, es como si tuviéramos que caminar constantemente con un saco de cemento encima.


Cuando las personas logran liberarse del saco de cemento (de los temores, de la culpa, de la angustia y de las preocupaciones, se siente libres, livianas, felices. Sienten que son otra persona, comprenden lo maravilloso que es vivir, se vuelven buenas, alegres y emprendedoras. Es como si hubieran salido de una larga pesadilla y hubieran despertado en un mundo nuevo.

Cómo limpiar la mente

1. Necesitamos tomar conciencia de nuestra propia basura en ideas, sentimientos, y conductas, y necesitamos comprender el daño que nos causamos y el daño que causamos a las demás personas, especialmente a nuestros seres queridos.


2. Necesitamos idear estrategias y un plan concreto de acción, pues esta basura se ha endurecido con los años y se ha pegado a nosotros como una costra que se resiste a desaparecer, por eso es tan difícil cambiar.

La basura de que hablamos no es física, son ideas, sentimientos y hábitos negativos que hunden sus raíces en nuestra personalidad.


3. La mejor forma de eliminar esta basura mental (ideas, sentimientos y hábitos) no es enfrentándonos a ellos, pues los fortaleceríamos más. La forma más inteligente y eficaz de erradicarlos o de controlarlos consiste en programar la mente en la dirección correcta y comenzar a caminar, sin prisa y sin pausa. Se trata de un proceso que puede ser largo.


4. A medida que se hacen bien las cosas, se hace luz en la mente y comienzan a verse las cosas más claras, se activa la inteligencia cognitiva y la inteligencia emocional y se ven soluciones donde antes sólo se veían problemas, lo cual genera paz y motivación.


5. La persona comprende el valor real de la vida, de las personas y de las cosas, lo que hace que se centre en cosas importantes. Esta es la mejor forma de mantener limpios la mente, la conciencia y el corazón.


Si no hacemos espacio en la mente, no podremos recibir nuevas ideas y no podremos renovarnos. La limpieza mental y la renovación son indispensables para sobrevivir y evolucionar.
No te apegues a nada ni dejes que se te peguen las cosas. Simplifica tu vida. Sé libre. La vida es cambio, movimiento, fluir hacia una forma de ser superior. Cuando te apegas a algo, dejas de evolucionar y la mente y la conciencia y el corazón se llenan de basura.
Cuando evolucionas la mente se purifica a sí misma.

 

Evita los camiones de basura

¿Con qué frecuencia permites que las tonterías de otras personas cambien tu estado de ánimo o que otro conductor te haga enojar cuando vas manejando o que un jefe cortante insensible arruinen tu día?

Me subí a un taxi y partimos para la estación Grand Central. íbamos por el carril derecho cuando, de repente, un coche negro se colocó enfrente de nosotros. El chofer frenó con fuerza, dio un patinazo, y por unos pocos centímetros evitó chocar con el otro carro.


El conductor del otro coche, el que casi causó un accidente, volteó su cabeza y empezó a gritarnos con muchas palabrotas. El taxista sólo sonrió y le saludó amablemente. Así que yo le pregunté, ¿Por qué no le reclamó? Ese tipo por poco destruye su auto y nos manda al hospital.


Entonces el taxista me dijo lo que ahora llamo “La Ley del Camión de Basura”. Muchas personas son como un camión de basura. Andan llenos de basura; llenos de frustración, enojo y decepción. A medida que se les va amontonando la basura, necesitan un lugar en donde tirarla. Si se les permites, te la echan encima.


Cuando alguien quiere echar su basura sobre ti, no lo tomes en forma personal. Sólo sonríe, saluda, deséale lo mejor y sigue adelante. Estarás feliz de no ser el basurero de los demás.
Así que, esto es la Ley del Camión de Basura.


Empecé a pensar, ¿Cada cuánto tiempo permito que los camiones de basura me atropellen? Y ¿Cada cuánto tomo la basura que llevan y la riego sobre otras personas... en el trabajo, en casa, en las calles?


Fue ese día que dije, Ya no voy a hacer eso. Empecé a ver muchos camiones de basura. Veía lo que llevaban. Veía cuando llegaban para vaciar la basura. Y como mi taxista, ya no lo tomo en forma personal. Sólo sonrío, saludo, les deseo lo mejor y sigo adelante.


Uno de mis jugadores favoritos de fútbol americano de toda la historia, Walter Payton, hizo esto todos los días en el campo de fútbol. Tan pronto como caía al suelo después de ser tacleado, se levantaba. Nunca se quedaba pensando en el asunto. Payton estaba listo para hacer que la siguiente jugada fuera la mejor.


Los buenos líderes saben que tienen que estar listos para su próxima junta. Los padres buenos saben que tienen que recibir a sus hijos con abrazos y besos cuando regresan de la escuela. Los maestros y padres saben que tienen que estar totalmente presentes y dando lo mejor para las personas que les son importantes.


La gente exitosa no permite que los camiones de basura tomen el control de su día.


¿Y tú? ¿Qué pasaría en tu vida, empezando hoy, si no permitieras que más camiones de basura te afectaran? Apuesto que estarías más feliz. Así que, ama a las personas que te tratan bien. Olvídate de las que no lo hacen. Nadie dijo que sería fácil. Sólo prometieron que valdría la pena.


Sé más amable de lo que es necesario, porque cada persona con la que te topas está peleando alguna batalla interior.


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    Lic. David Angulo de Haro

 

 

 

 

 

 

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