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Editorial 666

 


Rapidez de reacción

 


En el mundo actual están ocurriendo dos fenómenos importantes: La globalización y la aceleración de los acontecimientos. Ambos fenómenos no surgen por azar, son la consecuencia del proceso de evolución que se está acelerando, gracias a los efectos de la información que llega de forma rápida y masiva a todas partes.


La información activa el cerebro y desarrolla la inteligencia y la conciencia. La inteligencia y la conciencia son los valores más importantes de la evolución.


La dinámica de la vida tiende a acelerarse, y, por si esto fuera poco, los conocimientos se multiplican en progresión geométrica. En esta realidad, las personas están obligadas a actuar con rapidez y eficacia, a realizar muchas cosas en poco tiempo, a capacitarse en muchos aspectos, a renovarse constantemente y a ser emprendedoras y creativas. Para resolver todas estas cosas sólo contamos con un cerebro poderoso, pero limitado. Razón por la cual necesitamos aprovechar al máximo su capacidad.


La función principal del cerebro es procesar información. El cerebro está


formado por más de 100.000 millones de neuronas; cada una de las cuales posee miles de receptores y transmisores. Es capaz de producir más de 64 mil pensamientos por minuto. Y tiene capacidad para almacenar información equivalente a trescientos mil millones de jijas. Entonces ¿Por qué la humanidad es tan ignorante? ¿Por qué tenemos tantas dificultades para aprender?


La razón es muy simple. Se cree que apenas utilizamos el 5% de nuestro cerebro. Estamos condicionados por hábitos muy lentos, por esquemas mentales mal organizados y obsoletos, por temores y por falta de ideales y de ambición. Esta es la causa del subdesarrollo.

La eficacia del cerebro depende de su capacidad de reacción a los estímulos recibidos, es decir, de su capacidad para procesar gran cantidad de información en poco tiempo. En este caso, la palabra procesar significa: Rapidez para percibir, comprender, abstraer lo esencial, relacionar los conceptos entre sí, crear soluciones, etc.


La velocidad lleva directamente a lo importante de las cosas. Lo importante tiene sentido, por lo cual resulta fácil comprenderlo.


La velocidad induce al cerebro a funcionar en estado Alfa, lo cual facilita la a asimilación rápida de los hechos, debido a que participan en el aprendizaje los dos hemisferios cerebrales; el hemisferio izquierdo (racional) y el hemisferio derecho (creativo e intuitivo)


La velocidad de la que hablamos, no tiene nada que ver con la prisa. Se trata de un proceso mental natural que todos podemos desarrollar, para lo cual necesitamos aprender a funcionar en Alfa, de modo que entren en acción el hemisferio derecho (intuitivo y creativo)


Las personas que desarrollan velocidad mental son tranquilas, seguras y relajadas, porque sienten que tienen el poder de pensar, de crear y de resolver con rapidez y eficacia. No hay que confundir rapidez de reacción con hiperactividad. La hiperactividad es una forma de reaccionar impulsiva y descontrolada que carece de eficacia. La rapidez de reacción supone ritmo y control.


La lentitud mental es un obstáculo añadido para triunfar en la vida. La lentitud hace que las personas presten atención a cosas superfluas y tengan dificultad para distinguir lo importante.


Vivimos en un mundo dinámico y cambiante. La información fluye a gran velocidad y el cerebro humano necesita aprender a percibir sólo lo esencia l y a procesarlo con rapidez y precisión. La rapidez de reacción aplicada al estudio puede ayudar a aprender en 10 minutos lo que ahora aprendemos en un hora, sólo es cuestión de manejar con fluidez todas las capacidades que participan en el proceso de aprender. ¡Cómo cambiaría la vida de las personas si aprendiéramos a ser mentalmente fluidos!

El análisis, el razonamiento y la reflexión son necesarios, pero pueden convertirse en un freno. Es necesario analizar pros y contras, pero no podemos dormirnos en estos procesos. Las cosas fluyen con rapidez y los conocimientos se multiplican en progresión geométrica, lo cual exige que los procesos mentales fluyan con agilidad. Aquí es donde juega un papel importante la intuición.

La intuición es el conocimiento que no sigue un camino racional. La velocidad de los procesos intuitivos es tal que escapan a la observación de la ciencia, por tanto, escapa al análisis humano y por el momento no se puede explicar.


Se cree que el 90% de las creaciones humanas (científicas, artísticas, literarias, musicales, decisiones, etc. se deben a la intuición)


Como todas las conductas humanas dependen del cerebro, todos nuestros esfuerzos deben estar dirigidos a organizar y dinamizar el cerebro para que su capacidad de reacción sea lo más rápida posible. Como estamos condicionados por hábitos mentales lentos, por temores, por ideas que nos limitan y por falta de proyectos estimulantes, necesitamos cambiar de actitud y someter al cerebro a un entrenamiento, no sólo en el aspecto físico, sino en numerosos aspectos mentales, tales como observación, análisis, razonamiento verbal, abstracto, lógico, espacial, numérico, tecno-mecánico, memoria, capacidad de abstracción y de síntesis, creatividad, etc.


Estos objetivos se logran con ejercicios contra reloj. Nuestro cerebro es un genio y puede lograr casi todo lo que nos propongamos. El peor obstáculo somos nosotros mismos.


La rapidez mental debe traducirse en eficacia. Un buen estudiante no es el que estudia mucho sino el que aprende bien y con facilidad. Un buen trabajador no es el que trabaja mucho sino el que es eficaz en la producción. Buenos padres no son los que se sacrifican por sus hijos, sino los que les transmiten amor, autoestima, espíritu de superación, disciplina.


En la sesión modelo de Súper Aprendizaje Alfa hay algunos ejercicios que te indican las pautas a seguir



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    Lic. David Angulo de Haro

 

 

 

 

 

 

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