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Editorial 664



Importancia de la tradición

 

 

Los jóvenes tienden a rechazar lo antiguo porque lo consideran obsoleto y los adultos tienden a rechazar lo nuevo porque lo consideran dudoso. Ambas posiciones son ilógicas. Hay muchas cosas antiguas y muchas cosas modernas que son valiosas, así como hay cosas que no tienen valor.


La tradición es el conjunto de ideas, valores, creencias y costumbres que se transmiten de generación en generación.

La tradición hunde sus raíces en los orígenes de la historia. En el fondo, la naturaleza humana es esencialmente siempre la misma y hemos venido haciendo las mismas cosas a lo largo de la historia, solo que en cada época cambian algunos aspectos de acuerdo a la moda. Las modas son pasajeras y pronto son reemplazadas por otras modas, pero lo esencial permanece.


La tradición contiene la sabiduría popular. Es importante asimilar la tradición porque es la base de la estructura mental de las personas y de la sociedad. En el fondo somos una síntesis del pasado, de la tradición. Si eliminamos la tradición no queda nada. Una persona o un pueblo sin tradición carecen de experiencia, de sabiduría, de identidad y de referencia. Son como un edificio sin base o un árbol sin raíces.


Ahora bien, no podemos quedar anclados en la tradición. La tradición es un ente que evoluciona a través de los años y se enriquece con el saber y con la experiencia de cada generación. Nuestro deber es conservar la tradición heredada, fruto del esfuerzo de millones de generaciones que nos han precedido. Además debemos enriquecerla y liberarla de los aspectos negativos para que sea fuerza e inspiración de las futuras generaciones.


La globalización contribuye al entendimiento y unificación de la humanidad, lo cual es muy positivo en todos los aspectos, pero también genera muchos problemas por la forma incorrecta e injusta de manejar las cosas. Uno de los mayores peligros es que las "culturas poderosas" engullen a las culturas más débiles y corremos el riesgo de perder muchos valores culturales que forman parte de la tradición, y son invaluables.


Al perder estos valores, perdemos algo de nuestro ser y de nuestra identidad humana.


Muchas personas, carentes de cultura, no tienen inconveniente en destruir las tradiciones de ciertos pueblos con el pretexto de que son atrasados. Esas "culturas atrasadas" nos enseñan muchas cosas importantes que hemos olvidado. Son un recordatorio de lo que fuimos en un momento de la historia, de lo cual deberíamos sentirnos orgullosos, y a la vez, debería ayudarnos a ser más humildes. Por esta razón, la Unesco, declara a muchas de estas culturas como patrimonio de la humanidad.


Las personas suelen confundir conocimiento con cultura. Creen que una persona culta es la que posee vasta información. La verdadera cultura es mucho más que conocimiento, supone la asimilación de principios, valores, criterios y conductas superiores.


La cultura, más que en las universidades está en la tradición, en el pueblo, en las costumbres y en la vida de la gente. El hecho de poseer un título universitario no garantiza que la persona sea culta, a menos que haya asimilado los valores de la tradición.


No hay que confundir tradición con tradicionalismo. La tradición es el conjunto de ideas, valores, creencias y costumbres que se transmiten de generación en generación y que evolucionan a la par de la humanidad. El tradicionalismo supone un apego exagerado a la tradición y un rechazo de lo moderno.


Vivimos tiempos nuevos, y el modernismo y los avances científicos parecen tomar el control de la historia. La tradición es considerada como inútil y obsoleta y los principios científicos se imponen sobre los principios religiosos y morales, los cuales son considerados como enemigos del progreso.


El hombre de antes pisaba tierra, era realista, no tenía estudios, pero tenía mucho criterio y un gran sentido común. Respetaba sus creencias y valores, respetaba a sus mayores y respetaba la ley. Era hombre de palabra y cumplía sus compromisos, pero cambiaron las cosas y se impuso la ciencia sobre la tradición.


Ahora no pisamos tierra, vivimos en un mundo virtual, inestable a nivel político, económico, social y familiar. Tenemos mucha información, pero pocos criterios y escasa sabiduría. Tenemos muchos proyectos económicos, pero no hay trabajo. La ciencia descubre antídotos contra numerosas enfermedades, pero no se da abasto para controlar las nuevas enfermedades que generamos por causa de la vida irracional que llevamos.


Sería mejor que, en vez de embarcarnos en tantos proyectos de ciencia y de progreso, que no conocemos a dónde van a parar, echáramos mano de la experiencia, de la tradición y de sus valores. No podemos dejar de progresa, pero tampoco podemos vivir sin la base humana que proporciona la tradición. No se trata de imponer la tradición o la ciencia, se trata de hacerlas compatibles


Si nos pidieran devolver todo lo que tenemos que pertenece a la tradición, quedaríamos desnudos. Sería suficiente que nos quitaran el lenguaje para dejar de ser humanos y regresar a los orígenes de la evolución. Todo lo que tenemos es un préstamo de la tradición


A lo largo de la historia siempre han existido momentos de efervescencia, pero al final siempre las aguas han vuelto al río. El problema de hoy es más grave, el hombre ha desarrollado el poder de autodestruirse de muchas formas (por destrucción del ecosistema, por razones atómicas, por estrés, por enfermedades mentales y por la pérdida de fe en sí mismo y en el futuro. De modo que, el peor enemigo del hombre es el hombre.


La tradición son las raíces del árbol que le permite extraer los nutrientes de la tierra y hacer que crezca y de frutos sabrosos. Sin tradición no habrá frutos materiales, morales ni espirituales para satisfacer las necesidades de los hombres. La única esperanza es que aprendamos en el camino y enmendemos las cosas.


La técnica y la ciencia parecen controlar todo, sin embargo, la sociedad vive a la deriva y nadie puede predecir lo que ocurrirá dentro de cinco años. ¿No te parece absurdo? Algo grave está pasando.


Si no quieres viajar en un tren con destino incierto, recapacita. Recupera las ideas, los criterios y los valores que han permitido sobrevivir a la humanidad hasta el día de hoy. La tarea no es fácil, pues tendrás que remar en contra de la corriente, ya que la mayoría de las personas actúan como zombis, siguiendo pautas impuestas por la sociedad.


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    Lic. David Angulo de Haro

 

 

 

 

 

 

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