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Editorial 652

 


Semillas del mal

 

Cada semilla tiene un código genético que contiene la información y las pautas de acuerdo a las cuales se desarrollará y generará descendientes a lo largo de muchas generaciones. Si plantas una semilla de manzana obtendrás un manzano, si plantas una semilla de de pera, obtendrás un peral; es decir, cada semilla produce frutos de acuerdo a su naturaleza. De forma similar, los seres humanos producimos frutos de acuerdo a nuestra naturaleza; por tanto, si siembras amor, obtendrás amor; si siembras odio, obtendrás odio; si cultivas la amistad, obtendrás amigos; si cultivas egoísmo, te quedarás solo; si te esfuerzas, progresarás; si eres perezoso, la miseria y el hambre se instalarán en tu casa. Los seres humanos somos muy ignorantes e inconscientes, lo que hace que no podamos reconocer el valor de las cosas importantes y que dejemos pasar por alto muchas oportunidades de aprender y de progresar; y, como " Ojos que no ven, corazón que no siente" no nos enteramos del daño que nos hacemos.
Pasan los años y la inmensa mayoría de las personas se sienten frustradas, porque se les va la vida sin lograr convertir sus sueños en realidad.
¿De quién es la culpa?

No importa quién o quiénes sean los culpables (los padres, los educadores, el gobierno...) lo cierto es que nadie puede devolvernos el tiempo perdido y tampoco podemos regresar al pasado para enmendar las cosas.

Nuestros problemas son nuestros, cada quién ha creado sus propios problemas por ignorancia, por cobardía, por inconsciencia, por pereza y por otras mil razones. Al final, todo lo negativo que nos ocurre, se debe a las semillas del mal que cultivamos en nuestra mente y en nuestro corazón. El mal no existe como ente, sólo existe en el corazón de las personas; por tanto, es ahí donde debemos atacarlo.


Las semillas del mal son muchas (ignorancia, temor, egoísmo, pereza, envidia, indisciplina, irresponsabilidad, ambición, hipocresía, corrupción, libertinaje, falta de educación, irrespeto, etc. ) Las semillas del mal son hábitos que hemos desarrollado, son formas de pensar y de hacer las cosas; tienen raíces profundas que se agarran con fuerza, porque su impulso, como el de todo lo que existe, es sobrevivir; por lo cual, resulta difícil eliminarlas.


Cómo eliminar las semillas del mal
Los campesinos saben muy bien lo difícil que es eliminar la maleza, porque apenas la eliminan vuelve a brotar con vitalidad. Los campesinos también saben que la mejor forma de eliminar la maleza es cultivar plantas que absorban los nutrientes de la tierra, de esta forma, la maleza morirá por falta de alimento.


Muchas personas luchan durante toda su vida por eliminar defectos, sin embargo no logran su cometido, porque el método utilizado es inadecuado. La mejor forma de corregir un defecto es olvidarse de él y cultivar la cualidad opuesta. Cada vez que pensamos en nuestros problemas, los alimentarlos. Por tanto, si quieres corregir el miedo escénico, no pienses en él, ni dramatices el hecho de hablar en público. Piensa en lo maravilloso que es hablar bien. Piensa que equivocarse es normal, que todo el mundo se equivoca y no pasa nada. Luego comienza por pequeños discursos imaginarios delante de un espejo. Libérate del qué dirán, porque, al final, a nadie le importa tu discurso. Elabora estrategias positivas para lograr objetivos, comprende que todo tiene un proceso,...


Lo importante es aprender a cultivar las semillas del bien. Ojalá que nuestros padres nos hubieran educado con más tacto pedagógico y que nosotros hubiésemos utilizado mejor nuestra libertad, pero las cosas son como son y ahora lo único que nos queda es eliminar las semillas del mal, para que nuestra vida no sea una cosecha de frutos amargos, sino de éxito y felicidad.


Los seres humanos estamos atrapados en numerosas ideas, recuerdos, sentimientos y paradigmas que nos impiden crecer y ser libres, de los cuales necesitamos liberarnos.


Nuestros conceptos sobre el bien y sobre el mal son muy utilitarios y materialistas. Las personas buscan la comodidad y el éxito fácil, sin embargo, pueden ser causa de nuestra ruina, mientras que, con frecuencia, las dificultades y los fracasos pueden activar nuestras mejores reservas y conducirnos al éxito.


El mayor problema de las personas y de la sociedad es que tenemos una inteligencia poco desarrollada, una conciencia poco ilustrada y programaciones de baja calidad. Para juzgar sobre el bien y el mal y no equivocarnos en la elección, necesitamos tener unos criterios claros que nos sirvan de referencia. Como vivimos en un proceso de evolución, los criterios sobre el bien y el mal también evolucionan, por lo cual, debemos ser muy prudentes a la hora de juzgar el valor de las cosas.
Por otra parte, los seres humanos tendemos a justificar lo que nos conviene y a descalificar lo que no coincide con nuestra visión de la vida, de modo que, debemos aprender a ser más objetivos y más honestos, pues, la vida no perdona y quienes se equivocan lo pagan caro.


A medida que el hombre evoluciona se expande el campo de la inteligencia, del conocimiento, de la conciencia y de la libertad. Esta realidad debería ayudarnos a definir con más claridad el bien y el mal, sin embargo, parece que cada día se complican más las cosas.


La ambigüedad, la confusión y el relativismo moral siguen ganando espacio en la mente de las personas y en la vida social. Es importante tener presente que las conductas no son buenas o malas porque la mayoría de la gente así lo decida. Las conductas que son buenas porque en su esencia contienen el bien, son justas y verdaderas; y hay conductas que son malas porque en su esencia contienen el mal.


El proceso evolutivo exige eliminar viejas estructuras mentales, morales, sociales, religiosas y espirituales, lo cual es percibido por muchas personas como el principio del caos, sin embargo, la experiencia nos dice que las crisis tienen una función regeneradora. Las crisis eliminan lo que no funciona y obligan a funcionar a nivel superior y a realizar ajustes para poder sobrevivir y seguir evolucionando.


Es importante estar alerta para no dejar que entren en nuestra mente ni en nuestro corazón semillas del mal, porque echan raíces y luego se apoderan de nuestro espacio mental. Las semillas del mal pululan por todas partes en forma de (ideas, criterios falsos, distintas formas de corrupción, propagandas sutiles, libertinaje, etc.) Son como microbios hambrientos que buscan cuerpos débiles donde instalarse.


No es bueno ser desconfiado pero no debemos ser ingenuos, pues, "los hijos de las sombras son más astutos que los hijos de la luz"


Los seres humanos son buenos por naturaleza, pero existen muchas personas que por ignorancia y por otras razones tienen semillas del mal en su corazón y actúan con mala intención. Necesitamos protegernos de esta clase de personas. La mejor protección es funcionar bien y estar alerta. Esta clase de personas están en todas partes y actúan de muchas formas. El reino del cielo es como un hombre que sembró buena semilla en su campo, y cuando dormía, vino su enemigo y sembró cizaña entre el trigo y se fue.

Cada persona es responsable de su propio desarrollo y del ejemplo que da a los demás. Todo lo que hacemos tiene consecuencias en cadena y somos responsables por ello. ésta realidad es un llamado de atención para los padres, educadores y para todas las personas que influyen en la mente, en la conciencia y en la vida de los demás.


La mejor forma de eliminar las semillas del mal es cultivar en sí y en los demás las semillas del bien: Amor, paz, comprensión, desarrollo, sabiduría, éxito,...)


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    Lic. David Angulo de Haro

 

 

 

 

 

 

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