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Editorial 650

 

 

Por qué nos engañamos a nosotros mismos


Todo lo que hace el ser humano tiene como objetivo obtener algún beneficio. Hay muchas acciones que parecen absurdas e injustificables a los ojos de los demás (la drogadicción, el autocatigo, el crimen, el suicidio y otras muchas conductas que no llevan al fracaso) sin embargo, para quienes las realizan, tienen sus razones cognitivas y emocionales. Son la consecuencia lógica de su forma de pensar.


Lo más tonto que puede hacer una persona es engañarse a sí misma; sin embargo, nos engañamos constantemente de muchas formas, debido a que hemos aprendido a disfrazar la realidad porque es una estrategia psicológica que mejora nuestras expectativas vitales.


En otras épocas las personas eran más naturales, más auténticas, se preocupaban más por ser que por aparentar , pero hoy las cosas han cambiado mucho y la inmensa mayoría de las personas se preocupan más por la apariencia que por su valor intrínseco. Las personas cuidan mucho su imagen, sobre todo en ciertos niveles sociales; basta ver cómo se incrementan las peluquerías, los perfumes costosos, las modas y todos los accesorios relacionados con la belleza y el lujo. Las empresas cuidan su imagen, las propagandas venden marcas. Estamos construyendo un mundo virtual, carente de contenido real, en el que lo importante es la apariencia.


Los niños son espontáneos y sinceros. "De la boca de los niños sale la verdad" pero pronto, los padres les enseñan a fingir, a aparentar, a ocultar la verdad, a usar máscaras. Se trata de una estrategia para protegerlos de una sociedad crítica y envidiosa. El problema está en que los niños se acostumbran a falsificar su conciencia, a justificar todo, a no distinguir entre la verdad y la mentira, entre el bien y el mal, entre lo justo y lo injusto.


Al borrarse la línea divisoria entre la verdad y la mentira, las personas carecen de criterios y de valores claros y definidos, de modo que no saben a qué atenerse.


La ignorancia de la verdad y del bien nos hace débiles a la hora de controlar nuestros propios instintos y tendencias libertinas y corruptas, y también nos hace débiles a la hora de defender nuestros derechos, porque la ignorancia de la verdad y del bien nos resta autoestima, seguridad, personalidad, dignidad y decisión.


El peor enemigo de una persona es una programación mental débil y errónea, hecha de hábitos que no responden a la verdad, ni al bien, ni a la realidad de la vida. Las personas que son buenas y honestas, se debe a que su estructura mental está diseñada en base a valores de verdad y de bien. Su conducta es un reflejo de su esencia interna; mientras que, las personas hipócritas y corruptas, tienen una programación mental carente de valores, por lo que tenderán a ser siempre hipócritas y corruptas, porque esa es su naturaleza interna. Sin embargo, somos humanos y tenemos el poder de rectificar nuestros esquemas mentales. Al cambiar la forma de pensar, también cambiará la forma de actuar.


Las personas que funcionan bien, no engañan ni se engañan, porque en la verdad y en el bien no hay cabida para el engaño, son realidades que se excluyen de forma radical. Las personas que funcionan bien logran los objetivos apetecibles de la vida, por lo cual, no necesitan recurrir al engaño.
El engaño es propio de personas mediocres que no tienen capacidad para resolver su vida de forma exitosa, en consecuencia, necesitan engañar a otros para apropiarse de algo que necesitan y para aparentar una imagen que no tienen.


Esta clase de personas también necesitan engañarse a sí mismas y contruir una imagen de sí aceptable, que les ayude a mantener en alto la autoestima, el auto rrespeto y la dignidad, sin los cuales les resultaría insoportable la vida.


El hecho de que la mayoría de las personas vivan de forma superficial y eviten reflexionar sobre su propia vida, tiene sus razones: Evitar tomar conciencia de las carencias que tienen por falta de desarrollo; evitar tomar conciencia de las oportunidades perdidas, lo cual les causaría mucho dolor, y evitar tomar conciencia de las dificultades que les vendrán a futuro, porque les generaría mucha angustia. Las personas prefieren enterrar la cabeza como el avestruz.


Como los problemas humanos no resueltos tienden a complicarse, las personas necesitan engañar y engañarse más cada día. La pérdida constante de valores (honestidad, responsabilidad, etc) hace que las personas tengan menos capacidad cada día para resolver su propia existencia y necesiten recurrir con más frecuencia al engaño de los demás; como los demás aprenden a espabilarse, el engaño tiene que ser más sofisticado, y en la medida que el engaño tiende a generalizarse, se diversifican las formas de engaño y de corrupción, aumenta la desconfianza y las personas viven a la defensiva.


Este deterioro hace que las personas sientan su debilidad interna, y, para mantener en alto la autoestima y la dignidad, necesitan manipularse internamente, llenarse de ilusiones y de fantasías y justificar lo que hacen. Lo más grave de todo es que creen verdadero este mundo inconsistente que se han creado. Como es lógico, en algún momento se vendrá abajo y pagarán las consecuencias. Muchas personas están viviendo esta realidad, al menos en parte, pero la disimulan, porque sería terrible si quedara al descubierto su fracaso. Si no fuera por el instinto de vida, cada día se suicidarían miles de personas.


"La verdad os hará libres" Estas simples palabras, dichas por Cristo, son la base de todo lo bueno que podamos lograr en la vida.


La única forma de triunfar y de ser felices es actuar con la verdad y con el bien. No es fácil porque exigen responsabilidad, pero son nuestros mejores aliados, y lo más importante es que, una vez que comenzamos a transitar por el camino de la verdad y del bien, todo lo que nos ocurre es bueno, positivo y duradero; mientras que, quienes transitan por los caminos de la mentira y del engaño están condenados a fracasar desde el principio hasta el final.


A veces el engaño puede traernos beneficios momentáneos de tipo material, pero el precio que pagamos por ello en pérdida de valores, de auto rrespeto, de confianza y de dignidad es muy alto.
Las personas que están atrapadas en el engaño tienen muy poca conciencia de ello, porque el engaño ha entrado a formar parte de su forma de ser, pero están actuando en contra de las layes naturales de la verdad y del bien, por lo que, la naturaleza, que hace justicia, se lo hará pagar de muchas formas. Lo normal es que las personas no se enteren de cuándo, dónde, ni cómo se cobra la naturaleza.


Las personas que funcionan de acuerdo a la verdad y el bien, son felices, lo cual no indica que no tengan problemas y sufrimientos, pero disfrutan de una paz interior que vale oro; mientras que, las personas que utilizan el engaño, viven inseguras, siempre con el temor a ser desenmascaradas. Tal vez sea éste su mayor su castigo.


Si los padres conocieran esta realidad, seguramente que enseñarían a sus hijos a ser prudentes pero auténticos, y, entonces, la sociedad sería otra muy distinta.


No tengas miedo a la verdad, ten miedo a la mentira, ten miedo a ser mediocre.



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    Lic. David Angulo de Haro

 

 

 

 

 

 

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