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Editorial 643

 


Mentes débiles


Los más fuertes se imponen sobre los más débiles.


Según la Ley de Jerarquía, todo ser o cosa está subordinado a aquello que es superior en grado evolutivo, y a su vez tiene poder o mando sobre todo aquello que le es inferior en la escala de la evolución.


En efecto, el espíritu rige la materia, la inteligencia al cuerpo, el cerebro a los miembros; los animales más inteligentes dominan a los menos inteligentes, el hombre domina a todos los animales y se sobrepone a sus semejantes menos dotados de facultades, etc. Existe pues una jerarquía evolutiva de orden natural que garantiza el triunfo de lo mejor y más perfecto, y, por tanto, el progreso biológico y la evolución de las especies.


Sin embargo, en el plano humano, se quebranta con frecuencia esta ley. Existen personas ignorantes y poco virtuosas que apoyándose en medios materiales, en la astucia, en las influencias y en el engaño, suplantan a personas más capaces y virtuosas; de modo que no rige el superior de la escala evolutiva sino el que tiene más, el más astuto y el más atrevido.


Esta situación es incongruente y produce efectos negativos. Las personas buenas se desalientan mientras que la gente indeseable se siente envalentonada. Su incapacidad hace que las relaciones sociales y la economía se deterioren. Al final siempre se impone la Ley de Jerarquía, pero la idea es que se imponga al principio y que no sea necesario pasar por crisis y guerras.


Al hablar de mentes débiles nos imaginamos a personas incapaces de enfrentar la vida, poco emprendedoras, emocionalmente vulnerables, faltas de carácter, faltas de actitud y de espíritu de lucha, tímidas, inseguras, sumisas, dependientes, etc. El antídoto para superar la debilidad mental está en ser personas emprendedoras, con buena autoestima, actitud, carácter, espíritu de lucha, etc. Estas cualidades se pueden adquirir a través de una programación mental progresiva.


Existen muchas personas buenas, educadas, con valores y capacitadas desde el punto de vista profesional, pero son débiles a la hora de defender sus derechos, lo que hace que tengan serias dificultades a nivel personal, profesional, social, etc.


Debemos ser realistas y prácticos y entender que vivimos en una sociedad muy compleja en la que existe toda clase de personas. Personas muy evolucionadas (honestas, respetuosas,...) con las cuales podemos entendernos. Personas comunes y corrientes con las cuales tenemos que saber lidiar para sacar lo mejor de ellas y evitarnos problemas. Existen también personas poco evolucionadas (egoístas, incapaces, irresponsables, envidiosas y carentes de respeto) a las cuales tenemos que poner en su lugar para evitar que invadan nuestro espacio físico y mental. No es conveniente tener ningún tipo de relación con estas personas, pues, esa es su forma de ser y con ellas tenemos mucho que perder y poco que ganar.

Lo opuesto a la debilidad es la fortaleza. La palabra fortaleza tiene muchos significados. Podemos referirnos a la fortaleza biológica o capacidad de supervivencia de un organismo; a la fortaleza física o capacidad para realizar un trabajo materia; a la fortaleza emocional o capacidad para manejar las emociones; a la fortaleza intelectual o capacidad para confrontar ideas y resolver situaciones; a la fortaleza económica o capacidad para competir en el comercio o las finanzas; a la competencia política o capacidad para liderar un partido. Etc. etc.


La fortaleza de una persona, de una empresa, de un objeto o de un sistema, depende de la consistencia y funcionalidad de su estructura, es decir, de la solidez y cohesión de sus elementos fundamentales. Ahora bien ¿Cuáles son los elementos estructurales de una persona?


Todos los seres humanos tenemos fortalezas y debilidades. Lo importante es potenciar las fortalezas y minimizar las debilidades. Se trata de conocer para qué somos buenos y hacernos fuertes en ese aspecto, pues, es a través de estas fortalezas que podemos triunfar en la vida.


Conociendo cómo son las personas y cómo es la vida, ya sabemos las cualidades que necesitamos desarrollar a nivel intelectual, psicológico, social y profesional para competir con éxito
Como la fortaleza está básicamente en la forma de pensar y en la actitud que tomamos ante las cosas, necesitamos alimentar todos los días los aspectos que constituyen la estructura de nuestra mente, de nuestra personalidad; es decir: Las ideas, principios, valores, criterios, sentimientos, fe, ideales y habilidades, pues, la competencia de la vida genera mucho desgaste en todos los aspectos mencionados, y, si no los nutrimos cada día, terminaremos siendo como una hoja seca en manos de una tormenta llamada sociedad.


Los seres humanos tenemos muchos conceptos equivocados a cerca de la fortaleza y de la debilidad.

Existe en la China un bambú que apenas crece 10 centímetros en los 6 primeros años. Durante este tiempo utiliza toda su energía en echar raíces extensas y profundas. (Los campesinos que desconocen los secretos de este bambú lo eliminan por creer que no sirve)
Pasados los seis años inicia un desarrollo rápido, llegando a crecer hasta 30 metros en sólo seis semanas.


Este crecimiento vertiginoso impresiona a la gente y no es para menos; sin embargo, el crecimiento del bambú no es espontáneo. Como todas las cosas importantes de la vida, es el resultado de un proceso largo. El bambú ha estado creciendo desde el día que lo sembraron, sólo que su crecimiento no ha sido hacia arriba como todos esperaban, sino que, guiado por la sabiduría de la naturaleza, se ha dedicado a desarrollar raíces extensas y profundas, capaces de soportar sus tallos de 30 metros y resistir la presión de los vientos.

Los seres humanos necesitamos ser como el bambú, fuertes y a la vez flexibles.

¿Sabías que en China y en otros países de Asia se utilizan andamios de bambú para construir rascacielos?

El bambú es tan flexible que puede arquearse hasta tocar el suelo cuando soplan fuertes vientos, y también es capaz de soportar andamios de más de 40 pisos. ¡Increíble!

Así debería ser la fortaleza de los seres humanos, delicados y flexibles como el bambú, pero resistentes como el acero.


Los seres humanos buscamos los éxitos fáciles y rápidos. Ignoramos que todas las cosas importantes de la vida, como son: El conocimiento, la experiencia, la verdadera riqueza, la libertad y la felicidad, son una conquista personal, producto de un proceso largo que exige conocimiento, dedicación, perseverancia y tiempo.


Recuerda que, cuanto más alto quieres llegar, más profunda y extensa debe ser la base; de lo contrario, no tendrás interés en superarte, porque tu cerebro sólo se activa cuando existe un proyecto valioso y posible. Una buena base académica y humana proporciona seguridad e impulsa a crecer.


Programa tu futuro, elabora un proyecto de vida valioso y trabaja en él, teniendo siempre presente que dependes de la calidad de tu trabajo más que da las circunstancias externas, por tanto, haz bien las cosas, como el bambú y tu impulso interno te ayudará a crecer hasta lo más alto que puedas crecer.


Como es natural las dificultades, los fracasos y las frustraciones serán también tus compañeros inseparables de camino; ellos resultan desagradables pero no son tus enemigos, pues te ayudan a rectificar, a prever las cosas y a superarte.


Tus verdaderos enemigos están dentro de ti. Sus nombres son: El temor, la ignorancia, el egoísmo y la pereza.
Necesitamos encontrar nuestra fuerza interior. Todo lo que necesitamos está dentro de nosotros. Somos como las semillas del bambú. Necesitamos despertar, echar raíces y seguir el impulso interno.


Necesitamos mejorar la autoestima y la dignidad. La dignidad constituye la conciencia moral de sí mismo. La dignidad es tan íntima y tan propia que nadie puede robarla. Es el patrimonio más verdadero y valioso. Si logras conservar y desarrollar tu dignidad, serás poderoso e invencible, pero si la pierdes, habrás perdido lo mejor de ti; es más, te habrás perdido a ti mismo. A partir de ahí, serás débil, vulnerable, corruptible e infeliz

Existen muchas personas que parecen débiles porque carecen de esa agresividad que caracteriza a la sociedad, sin embargo poseen una fortaleza interna admirable, es el caso de muchas madres y de muchas personas que se entregan en cuerpo y alma a ayudar a los demás; por ejemplo, la Madre Teresa de Calcuta era una persona diminuta y flaca, aparentemente insignificante, pero con tal fortaleza interna que se ganó el respeto y el corazón de humildes y poderosos, de creyentes y de no creyentes.


Mentes débiles son las que no son fieles a su propio desarrollo, por las razones que sean, y sucumben a las presiones de la la propia naturaleza o de la sociedad.


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    Lic. David Angulo de Haro

 

 

 

 

 

 

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