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Editorial 626

 


Cómo fortalecer la Autoestima

 

Esquema mental de una persona con baja autoestima:

 

Cuando un niño no se siente amado se graba en su mente el sentimiento “No me aman” Este sentimiento genera otros sentimientos, como “no valgo” y “no puedo”


1. “No me aman”
Es un sentimiento muy profundo que condiciona desde las células hasta la mente. La persona se siente sola, abandonada y desprotegida frente a una sociedad percibida como peligrosa.
Este sentimiento se origina en la primera infancia. En la formación del mismo influyen muchos factores, tales como la falta de caricias, de aceptación, de apoyo y de estímulo; la crítica, la competencia, el temperamento de la propia persona, etc. Lo cierto es que, una vez grabado el sentimiento “No me aman”, la persona comienza a percibir señales de peligro y reaccionar de forma defensiva. Esta actitud motiva que las demás personas la marginen, con lo cual se incrementa el sentimiento “no me aman”

2. “Yo no valgo”
Si no me aman es porque no valgo. Si el niño tuviera un concepto de la propia dignidad, su autoestima no dependería de la opinión de los demás; pero los niños no tienen una personalidad hecha, por lo cual, dependen del valor que les asignan los demás, especialmente padres y maestros.
Esta programación tiende a consolidarse y a convertirse en una forma definitiva de sentir, que les acompañará a lo largo de la vida.


3. “Yo no puedo”
Si no me aman es porque no valgo y si no valgo, no puedo.
Estos conceptos son terriblemente destructivos. Una persona con este perfil psicológico tiene bloqueado el cuerpo y la mente, y, por tanto, está imposibilitada para el trabajo creativo y para el estudio eficaz.
¿Cómo puede interesarse en el trabajo o en el estudio, si lleva por dentro una herida mortal?
Esta posición conduce al fracaso, con lo cual se confirma el sentimiento “Yo no puedo”, “Yo no valgo”, y en consecuencia no me aman porque “Yo no soy digno de ser amado”. De este modo entramos en un círculo vicioso, que adquiere mayor dinámica cada día y arrastra hacia el abismo.

 

¿Cómo resolver el conflicto?

La raíz del problema es el sentimiento “no me aman o no soy digno de ser amado”
Existen distintos tratamientos psiquiátricos y psicológicos que pueden ayudar a encontrar la solución; pero estos tratamientos suelen ser largos y costosos.
Sabemos que los sentimientos “no me aman” y el sentimiento “no valgo” hunden sus raíces en las estructuras profundas de la psiquis y por tanto resulta difícil el acceso a los mismos. El nivel “no puedo” es más externo, por lo cual, podemos trabajarlo con más facilidad.

 

Pasos a seguir:

Toda persona posee cualidades y motivación para el desarrollo, por tanto, se trata de poner a funcionar cualidades ya existentes.


Hay que comenzar por ejercicios sencillos, dinámicos y agradables; realizados como un juego, como un reto, en el que no existe riesgo, porque el único objetivo es probar suerte.


Con estos ejercicios la persona se demuestra a sí misma, que posee más velocidad, ritmo, control mental, razonamiento y memoria de lo que se imaginaba, y que, si aplica estas capacidades con paciencia y constancia, puede triunfar en muchas cosas. Exija solamente lo que la persona puede realizar con éxito


La experiencia “yo soy capaz”, “yo puedo”, genera un sentimiento más profundo: “Yo valgo”. El sentimiento “yo valgo” genera otro sentimiento más profundo: “Si yo valgo”, entonces, “yo soy digno de ser amado”.


Hasta aquí, la persona percibía la vida a través de sus sentimientos negativos, pero ahora ve las cosas a través del sentimiento: "Yo soy digno de ser amado, yo valgo, yo puedo...”


Si no me aman, no es por causa mía, sino por causa de ellos. Si fueran personas realizadas me amarían, porque soy digno de amor, por el hecho de ser persona...


Ahora, la persona no depende de la opinión de nadie, sino de la propia autoestima, basada en el convencimiento del propio valor y en la experiencia de éxito personal.


Esta experiencia libera de las programaciones negativas y la persona adquiere la motivación necesaria para responsabilizarse de su propio desarrollo y alcanzar el éxito.


En adelante, no pierdas tiempo en corregir defectos, porque no terminará nunca. Los defectos son como la cebolla, detrás de cada capa se oculta otra más interna.


Trabaja en positivo. Trabaja en desarrollar la parte sana, comenzando por lo más fácil, de modo que la acción le proporcione éxitos progresivos. El éxito cura casi todo.


La autoestima de los hijos depende de los mensajes que reciben de sus padres. Los mensajes son de apoyo y estímulo desencadenan reacciones positivas, las cuales con el tiempo se convierten en conductas habituales; mientras que, la crítica, la descalificación, la represión y el poco afecto, generan angustia y temor que conducen al fracaso.


No pierdas los mejores años de su vida en enseñarle cosas inútiles; enséñale principios, valores, creencias, criterios, autoestima, hábitos y conductas importantes.


Trabaja en fortalecer su autoestima con amor, estímulo y disciplina; incúlcale el espíritu de superación y jamás la competencia; su única competencia debe ser consigo mismo, (Por superar la ignorancia, el temor, el egoísmo y la pereza)


Hay personas muy importantes en la vida de los niños. La confianza que estas personas tienen en el niño puede afectar su autoestima.


Características de hijos con alta autoestima

- Hacen amigos fácilmente.
- Muestran entusiasmo en las nuevas actividades.
- Son cooperativos y siguen las reglas si son justas.
- Pueden jugar solos o con otros.
- Les gusta ser creativos y tienen sus propias ideas.
- Demuestran estar contentos, llenos de energía y hablan con otros sin mayor dificultad.

 

Características de hijos con baja autoestima

- Expresan temor, angustia, tristeza, inseguridad e indecisión.
- Son pesimistas.
- Tienen una imagen pobre de sí mismos.
- Tienen dificultad para hacer amigos.

 

Cómo fortalecer la autoestima

- Tu hijo percibe la fe que tienes en él y el amor que le profesas; estos sentimientos condicionan su inteligencia y su autoestima.


- Muchos padres creen que criticando los defectos los hijos se esforzarán por corregirlos pero el efecto es el contrario; por tanto, deja de lado los aspectos negativos de su personalidad y ensalza sus cualidades.


- Elogia sus éxitos aunque sean muy pequeños.


- Muéstrale con frecuencia respeto y cariño de forma sincera.


- Hazle saber que le amas por encima de sus defectos y errores, y, exprésale con frecuencia ese amor. Existen muchos padres justos y buenos, pero pocos padres amorosos. Tal vez piensan que al ser amorosos, los hijos van a abusar de su bondad, pero es todo lo contrario.


- Sé positivo. Recuerda que somos hijos de una sociedad represiva y que de cada diez mensajes que los niños reciben de los padres nueve son represivos.


- Ten presente que sólo los mensajes positivos sirven para estimularle, formar su conciencia y fortalecer su inteligencia y su autoestima.


- Sé sugerente en vez de darle órdenes o consejos. Nadie quiere ser mandado ni dirigido. Las personas quieren ser protagonistas de su vida.


- No des mucha importancia a los errores, Enséñale que los errores son una parte natural de la vida y que todos, incluyendo los adultos, cometemos errores.


- Cuando tengan rabietas o cuando se comporte mal no le des demasiada importancia; pues, con frecuencia lo hace para llamar la atención.


- Agradécele cuando coopera contigo, cuando te ayuda. Hazle sentir partícipe y colaborador en ciertas tareas de la casa de modo que se sienta parte importante de la familia.


- Felicítale y exalta sus cualidades; de esta forma se esforzará por dar la talla y de responder a la opinión que tienes de él. No pierdas el tiempo en el logro de cosas superfluas. Ayúdale a desarrollar autoestima, inteligencia, personalidad y liderazgo.


- Cuando se porta mal, separar el mal comportamiento de su personalidad. Puedes regañarle por el mal cometido pero no debes herir nunca su dignidad.


- Lo que no puedes resolver a través del diálogo y de los estímulos positivos no podrás resolverlo de ninguna forma; por tanto, aprende a dialogar y enseña a dialogar a tu hijo. En el diálogo nadie pierde se impone la lógica de las cosas.


- Los hijos reaccionan a los estímulos que reciben de los padres, por tanto, en ti está el estimular y motivar correctamente a tus hijos para que actúen de forma positiva.


- Cuando los hijos se sienten fracasados y no encuentran el camino del éxito tienden a reaccionar de forma violenta.


- La baja autoestima de los hijos significa que los padres no han sabido estimularles de forma correcta, por lo que deberían hacer un examen al respecto.


Lo dicho puede aplicarse, con ciertas modificaciones, a cualquier persona que necesita fortalecer su autoestima.

 

Es conveniente aplicar un test de autoestima para conocer las ideas, creencias, temores,... que afectan la autoestima y establecer un plan concreto de acción.


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    Lic. David Angulo de Haro

 

 

 

 

 

 

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