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Editorial 625

 


Ladrón de sueños


Dichosas las personas que guardan buen recuerdo de sus padres y maestros, y desafortunadas las personas que guardan malos recuerdos de sus padres y maestros. Los padres y maestros son mucho más que seres individuales, representan la autoridad y los valores; es decir, lo más importantes de la evolución, por lo que, una buena experiencia familiar y escolar proporciona autoestima, fortaleza y seguridad para toda la vida; mientras que, una mala experiencia deja huellas para siempre.


La casa y la escuela programan a los niños para el éxito o para el fracaso. Existen muchos ladrones de sueños.


Historia


Hace tiempo, un señor narró la siguiente historia a un grupo de estudiantes.


"Había una vez un muchacho, hijo de un entrenador de caballos. El padre del muchacho era pobre y contaba con apenas unos pocos recursos para mantener a su familia y mandar al muchacho a la escuela. Una mañana el profesor pidió a sus alumnos que escribieran la meta que querían alcanzar cuando fueran adultos.


El hijo del entrenador de caballos escribió esa noche una composición de siete páginas, en la que describía su meta. Escribió su sueño con mucho detalle y hasta dibujó un plano de todo el proyecto: el rancho, la ganadería, el terreno y la casa en la que quería vivir; en fin, puso todo su corazón en el proyecto y al día siguiente lo entregó al profesor.


Dos días después, recibió de vuelta su trabajo reprobado, y con una nota que decía: Venga a verme después de clases. El chico del sueño fue a ver a su profesor y le preguntó: ¿Por qué me ha suspendido?


El profesor le dijo: Es un sueño poco realista para un chico como tú. No tienes recursos; vienes de una familia pobre. Para tener lo que quieres hacen falta muchas cosas y además mucho dinero.
Tienes que comprar el terreno, pagar los caballos y después tendrás muchos gastos de mantenimiento. No podrías hacerlo de ninguna manera. A continuación el profesor agregó: Si vuelves a hacer el trabajo con objetivos más realistas, reconsideraré tu nota.


El chico volvió a su casa y pensó mucho. También le preguntó a su padre qué debía hacer. éste le respondió: "Mira hijo, tienes que decidir por ti mismo; de todos modos, creo que es una decisión importante para ti"


Finalmente, después de reflexionar durante una semana, el chico entregó el mismo trabajo, sin hacer cambio alguno. Le dijo al profesor: "Usted puede quedarse con mi mala nota, yo me quedaré con mi sueño"


Al concluir esta historia, el hombre miro a los niños y les dijo: "Les cuento esta historia porque es mi historia. Aquí estamos en medio de la casa de mis sueños, dentro del rancho que me propuse conseguir, porque esa era la meta de mi vida. Aún conservo aquella tarea del colegio enmarcada sobre la chimenea.


Luego agregó: Lo mejor de la historia es que hace dos años, ese mismo profesor trajo a treinta chicos a visitar mi rancho, y al irse el profesor me dijo: "Mira, ahora puedo decírtelo. Cuando era tu profesor era una especie de ladrón de sueños. Durante estos años, robé un montón de sueños a los niños. Por suerte tuviste la suficiente fortaleza para no abandonar tu sueño.


No dejes que nadie te robe tus sueños, ni tampoco les robes a otros los sueños que tienen.


Dichosas las personas que saben soñar, que tienen ilusión, fe y esperanza y persiguen sus sueños sin desmayar. Vivimos en una sociedad de personas débiles que claudican a la primera de cambio. Hoy, más que nunca, necesitamos asirnos a nuestros sueños porque son el único timón para enrumbarnos en la vida.

 


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    Lic. David Angulo de Haro

 

 

 

 

 

 

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