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Editorial 416

 


El fantasma de la soledad


El hombre nace solo, vive solo y muere solo. La primera experiencia existencial, fuera del seno materno es la soledad. El niño necesita afecto, aceptación y seguridad para crecer como persona y llenar su corazón de autoestima; pero muchos niños sólo reciben migajas de afecto, de estímulo y de seguridad, lo cual genera un sentimiento interno de soledad que les acompañará a lo largo de su vida. Sin el amor y las ilusiones de la infancia y de la juventud resulta difícil la vida.


El ser “solo” es una condición de la individualidad. Gracias a que el ser humano es “solo” tiene su propia conciencia y su propia libertad, que le permiten ser dueño de sí y de su destino. Pero el hombre es también un ser sociable. Nace en una familia y necesita de la familia y de la sociedad para desarrollarse a través de la interrelación de cada día.


Existe una soledad física, una soledad psíquica y una soledad existencial. La soledad física consiste en aislarse de los demás para encontrarse consigo mismo, para reflexionar y para crear. Es la soledad del sabio, del científico, del artista, del religioso... quienes viven absortos en su que hacer disfrutando el placer de crear. Esta soledad es fuente de desarrollo y de creatividad. El hombre se siente conectado con la vida, con las ideas, con la sociedad...


La soledad psíquica se debe a que las personas se encierran en sí mismas. Se produce como un mecanismo de defensa, debido a problemas subyacentes, como temores, complejos, desadaptación, baja autoestima. El aislamiento, lejos de proteger, genera más angustia y desadaptación.


Existe también una soledad existencial; se trata de un sentimiento de vacío interior. Es Esta clase de soledad se debe a carencias de amor, de fe y de autoestima. La persona puede estar conectada con la naturaleza y con la sociedad, pero carece de fe y, por tanto, no tiene esperanza en una instancia transcendente (Dios), que podría dar sentido a la vida y mitigar esa angustia existencial de sentir que todo pasa inexorablemente.


Un niño normal no sufre de soledad, porque su mente creativa está totalmente conectada con la vida, ocupada en realizar todos sus sueños, deseos y proyectos. No tiene tiempo muerto, y, por tanto no hay espacio para la soledad. El mejor antídoto contra la soledad consiste en sentirse bien y tener la mente ocupada en proyectos atractivos. Hoy son demasiados los niños, jóvenes y adultos que sufren de vacío interior y de soledad, debido a falta de afecto, de autoestima y de dificultades para relacionarse con las personas.


El ser humano se desarrolla a través de una relación social rica. Si la relación es pobre, el desarrollo queda truncado. Esta relación no se produce por el hecho de estar juntos. La gente vive apiñada en las ciudades, muy juntos desde el punto de vista físico, pero muy distantes desde el punto de vista afectivo.


Nadie puede relacionarse con los demás si no tiene una buena relación consigo mismo. La relación humana se basa en la confianza, en la honestidad, en el respeto y en la generosidad; por cual, la mejor forma de conectarse con la vida y con la gente y así evitar la soledad, consiste en funcionar en positivo. Quien funciona bien tiende a ser amistoso y sociable.


El problema de la soledad se ha incrementado en las últimas décadas. Antes el ser humano vivía unido a un medio geográfico y social que le proporcionaban sentimiento de pertenencia, pero la movilización social, la transculturización, la apertura a nuevas ideas, valores y formas de vida, hace que muchas personas se sientan “perdidas en el espacio”


La vida evoluciona de forma tan rápida que las personas y las cosas, que hasta hace poco nos resultaban familiares, ahora nos parecen lejanas y extrañas.


La independencia del hombre puede ser:
Física (Independencia de su hábitat original)
Social (Independencia del grupo)
Psicológica (Independencia de la familia)
Intelectual ( Independencia de la tradición )
Religiosa ( Independencia de la Iglesia, de Dios)
Etica ( Independencia de principios y de valores que hasta el presente habían regido su vida).

 

Cierta independencia es indispensable para el desarrollo, pero una ruptura drástica tiene alto costo en forma de angustia y de soledad. El existencialismo es la expresión filosófica de esta realidad.


Para superar la angustia de la soledad, necesitamos hacer amistad con las ideas y valores fundamentales de siempre. No es cuestión de eliminar los valores tradicionales pues, gracias a ellos, la humanidad ha llegado hasta el día de hoy y somos lo que somos. Estos valores son parte fundamental de nosotros por lo que no podemos renunciar a ellos sin alienarnos; lo que sí debemos hacer es adaptarlos a la nueva realidad de modo que sean funcionales sin que pierdan en esencia.
Muchas personas, con el pretexto de adaptarse a los nuevos tiempos o de liberarse de ciertras exigencias morales, renuncian a muchos valores, lo que hace que queden vacías por dentro y sufran de soledad, de una soledad que no se puede subsanar con éxitos materiales.


Hasta hace poco, la soledad afectaba sobre todo a los ancianos, poro hoy afecta a tdos: niños, jóvenes,... Se ha convertido en una pandemia que ha llegado para quedarse. El problema de la soledad tiende a incrementarse y se ha convertido en un fantasma, en una tragedia insoportable. Las drogas, el alcohol, el sexo y otras muchas formas de evasión son un intento fallido por huir de la trágica soledad.


En el mundo existen millones de niños, de jóvenes, de adultos y de ancianos que mendigan como niños un poco de compañía y de amor.


No jubiles tu mente ni tu corazón. Sigue pensando, amando y soñando y realizando proyectos que den sentido a tu vida. Deja una huella profunda de tu paso por la tierra. No dejes espacios vacíos en tu mente ni en tu corazón, para que la soledad no tenga dónde instalarse.

Los niños cortaban
las flores de mayo,
rosas y alhelíes,
claveles y nardos.

Los niños corrían
por montes y prados,
jugando con brisas
y soles dorados.

Los niños cantaban
canciones de antaño
que enseñan las madres
de todos los años.


Los niños jugaban
con la primavera
que viste de flores
valles y praderas.

Los niños se fueron
por el cerro arriba
hasta la montaña
donde el cielo brilla.

Los niños crecieron
¡Oh, qué maravilla!
y se hicieron hombres
luchando en la vida.

Los hombres vivieron
felices y sanos
sembrando claveles
y soles dorados.

Ahora el alma niña
de hombres ancianos
sueña en primaveras
por montes y prados

Y habla con la brisa,
claveles y nardos
y canta en silencio
canciones de antaño.

El anciano, solo,
mirando al pasado,
sueña como un niño,
claveles y nardos.

¡Huye soledad !
¡Huye de esta tierra !
que el alma del viejo
aún es primavera.

¡Huye soledad !
¡Huye de esta tierra !
que hay siembra de flores,
de soles y estrellas.

Y el viejito solo
se fue por su senda,
sueños en el alma,
en pos de su estrella.

Hoy sobre su tumba
crece la pradera,
ríe la amapola
y reza la hiedra.


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    Lic. David Angulo de Haro

 

 

 

 

 

 

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