Editoriales

Editorial 610

 


Personas frías, indiferentes, calculadoras

 

Por qué unas personas son amables y generosas y otras son frías, insensibles, calculadoras y egoístas.


Los seres humanos nacemos con un temperamento (tendencias innatas) que determina la forma de reaccionar de cada persona. El temperamento de las personas es muy similar, pero la forma de reaccionar depende de la educación recibida y del control desarrollado a través de la educación y de las decisiones personales.

El ser humano recibe estímulos ante los cuales reacciona. Si los estímulos son positivos (afecto, apoyo, valoración) las respuestas serán positivas. Con el tiempo esta forma de reaccionar se consolida y se convierte en hábito; es decir en forma constante de reaccionar.


Los seis primeros años son los más importantes de la vida, debido a que en este período se forman las estructuras mentales básicas, especialmente las afectivas, las cuales determinan la forma de ser, de percibir la vida, de sentir las cosas, de pensar y de reaccionar.


Las personas amables, sin duda, han sido educadas con respeto y con amor, lo cual les ha ayudado a crecer sanas, espontáneas y sociables; tienen grabados en su mente sentimientos de bienestar que les transmiten de forma constante mensajes de seguridad, de autoestima, de alegría y de motivación; en consecuencia, tienden a ser optimistas, sociables y generosas; saben ganarse el respeto y el apoyo de las personas y les va bien en la vida.


Por el contrario, las personas frías, insensibles, calculadoras y egoístas, sufren de carencias afectivas; sin duda, en su infancia no recibieron suficiente afecto, respeto y valoración; fueron muy criticadas, reprimidas o maltratadas, lo que hizo que se grabaran en el subconsciente sentimientos de soledad, de temor, de impotencia y de angustia. Estos sentimientos hacen que perciban la vida, las personas y los acontecimientos como una amenaza y que tiendan a reaccionar de forma defensiva.

La tendencia a la frialdad se genera en la infancia, debido errores cometidos por los padres, maestros y personas adultas que influyen en esta etapa de la vida; sin embargo, los seres humanos pueden rectificar. Las personas rectifican cuando se dan cuenta del daño que se causan a sí mismas y a sus seres queridos.


Como ya indicamos en alguna oportunidad, las conductas humanas obedecen a estructuras mentales o hábitos, positivos o negativos, que se consolidan a través de los años. Con el tiempo los hábitos se convierten en conductas casi automáticas.


Puesto que nuestra vida depende de hábitos que grabamos en la mente, es importante prestar atención a nuestras ideas, sentimientos, lenguaje y decisiones, porque son ellos los que nos modelan día a día, de forma lenta pero profunda.


Los hábitos (alcohol, fumar, drogadicción, sexo, juego, compras, deportes, videos, televisión, internet, trabajo, comida, etc.) pueden convertirse en adicciones, cuyas consecuencias ya conocemos; por lo cual, es aconsejable poner unos límites razonables a tiempo.

La globalización ha generado un desarraigo, una pérdida del sentido de pertenencia a un lugar, a la familia y a los amigos. La dinámica de la vida dificulta la reflexión, el encuentro consigo mismo y la relación con las personas. La vida real está siendo sustituida por una vida virtual, vacía de afecto. Lo cierto es que las relaciones humanas se están deteriorando a nivel familiar, matrimonial y social. Y, como consecuencia de este deterioro, crecen de forma alarmante el número de divorcios, de enfermedades mentales, de suicidios, etc.


El uso excesivo de (celulares, computadoras, internet, videos juegos, etc. lleva a perder la noción del tiempo y de la realidad de la vida, a confundir lo real con lo virtual, a desconectar a las personas del mundo real, a automatizar la mente, a la pérdida de los valores, de la capacidad crítica y de los sentimientos.


La tecnología puede ser nuestra mejor aliada o nuestra peor enemiga.

El profesor japonés Akiyod Mori, especialista en neurología, de la universidad de Nihon, señala que, una sobredosis de video - juegos es capaz de destruir la sede cerebral de las emociones.


Acaba de realizar una investigación, durante un año, con 240 jóvenes de 6 a 29 años y ha encontrado que quienes se sientan frente al Play Station o el Nintendo, dos o tres horas, durante cuatro días a la semana, reducen el nivel de la actividad emocional y creativa, hasta el punto que convierten en semi robot. Pero la situación empeora en el caso de los video dependientes, que utilizan los juegos electrónicos de dos a siete horas diarias. Estas personas tienen un electroencefalograma casi plano, en lo que respecta a las ondas emotivas; lo cual indica que han perdido casi toda la sensibilidad afectiva. Esta situación no mejora una vez que se apaga la videoconsola. Las personas video dependientes son muy irritables, tienen dificultades para la concentración, para cultivar amistades y para relacionarse con los demás. Tienden a convertirse en egoístas e insensibles. Podemos afirmar que, los video - juegos son verdaderos “reductores del cerebro”. Las consecuencias son similares cuando las personas quedan atrapadas en cualquier aspecto de la tecnología.


La indiferencia es un error básico de la mente y conduce a la insensibilidad, a la anestesia afectiva y la frialdad emocional.


La indiferencia endurece psicológicamente e impide sentir afecto y compasión por los demás; acoraza el yo e invita al aislamiento interior. Hay buen número de personas que aparentan empatía y encanto, pero son totalmente indiferentes en sus sentimientos hacia los demás. Así como hay personas que sólo son indiferentes en apariencia. Se trata de personas débiles e inseguras, que utilizan la máscara de la indiferencia para evitar relaciones que pudieran causarles daño.


La indiferencia es una forma de autodefensa que se desarrolla en la infancia y en la adolescencia, como mecanismo para sobrevivir en una sociedad poco amistosa y muy competitiva.


La falta de sensibilidad imposibilita la relación profunda con las personas, lo cual nos empobrece, pues somos seres sociales y nuestro desarrollo depende de la forma en que nos relacionamos con los demás.

Para superar este error básico que es la indiferencia, las personas tienen que abrirse al mundo, aún a riesgo de sufrir desengaños, pero asumiendo que es un un ejercicio saludable para lograr una vida plena y para disfrutar la alegría de vivir.


Opiniones


"Soy frío y calculador porque así he tenido que ser, porque así he tenido que aprender a crecer y a seguir, soy así, porque de no serlo, posiblemente ya estaría muerto"


Lo que no cuenta esta persona es lo mal que se siente por dentro y lo triste y sola que debe ser su existencia debido a su actitud errónea.

"Bueno, yo soy fría, pasa que no sé por qué soy así, no soy mucho de dar cariño, de abrazar o decir te quiero aunque es obvio que sí quiero a las personas, como mi mamá, la adoro, la amo y a mi familia y a mis amigos igual, pero no sé qué me pasa, no soy expresiva y siento que eso aleja a las personas de mí, yo no se cómo ser cariñosa, quisiera serlo, ya que no me siento bien siendo asi, pero supongo que ya ese es mi carácter y es difícil cambiar, pero no sé qué me pasa"

Por lo menos esta persona no justifica su forma de ser. Tiene conciencia del daño que se causa y de las oportunidades que pierde. Existen terapias que ayudan a desarrollar la sensibilidad afectiva.


“Es muy importante demostrar el amor en una relación porque, aunque siempre está el dicho de "yo te lo demuestro de otras maneras", la realidad es que nosotros somos seres muy afectuosos. Entonces, es primordial que la otra persona sienta que ese afecto está vivo, no sólo por el bien de la relación, sino como un método de confirmación a nivel individual, de que sigo haciendo las cosas bien" Dr. Caraballo.


“Hay veces que sientes que tu pareja no te ama, pero es simplemente porque tiene un lenguaje emocional distinto al tuyo. Hay personas que son bien expresivas, que te abrazan y besan constantemente, y hay también las que no lo son, pero te aman un montón. Son ésas que no te lo van a decir en palabras, pero siempre están ahí para ti” Dra. González, quien recalca que la receta para una buena relación es la atención, el afecto y la valoración.


Numerosos estudios confirman la necesidad de la sensibilidad y del amor para la salud mental y para que la vida tenga aliciente y sentido.


Sin amor todo se paraliza. De aquí la importancia de estar atentos para mantenernos en contacto nutritivo con las personas.


Muchas personas existen pero son pocas las que viven de verdad.


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    Lic. David Angulo de Haro

 

 

 

 

 

 

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