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Editorial 607

 


Convencer y persuadir - Cómo convencer y cómo persuadir

 

El objeto de todo discurso es convencer, persuadir y motivar a la acción.


El convencimiento es racional, es producto de razonamiento, de argumentos. Cada persona tiene un esquema mental, una filosofía de la vida, un estereotipo mental; es decir, una forma de percibir, de sentir, de pensar y de reaccionar. Las personas se aferran a su forma de ser, porque es la que les ha permitido sobrevivir. Por esta razón, resulta muy difícil convencer y cambiar a la gente, si antes no logramos conocer su "esquema mental"


Para convencer, persuadir y motivar, necesitamos conectar con las personas, lo cual exige, ponernos en su lugar y comprender su estado emocional, sus intereses y sus razones. Al ponernos en su lugar, ellos se pondrán en nuestro lugar; al comprenderlos, ellos nos comprenderán y abrirán su mente al mensaje.


La persuasión es emocional, supone la aceptación del mensaje, debido a la fe y confianza que despierta el orador. Esto sólo es posible cuando existe empatía entre el orador y el público, cuando funcionan en la misma onda.


La persuasión depende de la aceptación afectiva "Yo creo en ti y en consecuencia, creo en tu mensaje". Los sentimientos que tiene el orador sobre sí mismo son decisivos para persuadir a los demás.

"El hacernos comprender es responsabilidad nuestra y la respuesta que obtenemos es el resultado del comportamiento que ponemos en práctica"


El buen orador pude convencer y persuadir a todo el mundo, si le trata con respeto y humildad, si le ofrece ideas y soluciones útiles y viables y si deja que cada persona se tome el tiempo necesario para digerir el mensaje y decidir con libertad.

 

Puede resultar fácil y rápido convencer a personas afines con nuestra visión de la vida, pero lleva tiempo en vencer la resistencia de quienes piensan distinto, sobre todo cuando se trata de valores, ideologías o intereses importantes, debido a que el hecho de aceptar nuevas ideas significa cuestionar el propio sistema de creencias y valores.

Por esta razón es importante evitar herir los sentimientos cuando se habla de la patria, la familia, política, raza o religión, pues son temas muy sensibles.

 

Como la vida es cambio y evolución, necesitamos vivir en actitud de renovación y estar abiertos a la verdad y al bien, vengan de donde vengan; lo cual supone cierta dosis de sabiduría y de humildad.


"La lingüística ha olvidado que es ante todo un medio de acción y que el imperativo es la forma verbal por excelencia" A. Meillet.

Por tanto, todas las dinámicas de la oratoria deben dirigirse a la persuasión, al convencimiento y a la acción.


El lenguaje tiene doble mensaje; uno lógico y otro afectivo. El mensaje lógico (ideas) debe ser claro, asequible y convincente; mientras que, el mensaje afectivo, debe ser amistoso y estimulante.
"Las pasiones son los únicos oradores que persuaden siempre" Rochefoucault.


"El discurso va de corazón a corazón y no de mente a mente. Si no hay sintonía con el público, el discurso es un fracaso."


"Si logras llegar al corazón de los oyentes tu discurso es bueno, de lo contrario, tu discurso es malo". Sólo los niños hablan con el corazón, por eso su expresión es fresca, espontánea y fascinante.


"Ante el hechizo de la palabra todo lo demás pasará desapercibido."


• Habla en positivo. Utiliza un lenguaje asertivo, con el fin de liberar el espíritu y estimular al desarrollo, al éxito y a la libertad. Este lenguaje es contagioso y tiene el poder de catalizar la energía de los asistentes y crear una atmósfera magnética, capaz de echar abajo todas las defensas mentales.


• Respeta las ideas y sentimientos de los demás, consciente de que su misión no es la de convencer a toda costa; sólo debe ofrecer sus ideas con emoción y con respeto. Si sus ideas son buenas, se impondrán.


• Para persuadir hay que conocer las ideas, necesidades e intereses de los oyentes, pero sobre todo hay que conocer cómo se sienten.


• Sé auténtico." Sólo podemos convencer si el mensaje es auténtico; pero también se necesita una buena dosis de sugestión. La mayoría de las conductas humanas son poco lógicas y algunas hasta ridículas, pero son aceptadas por la sociedad como resultado de un condicionamiento por sugestión". Observa a la gente y elabora una lista de los comportamientos inútiles y ridículos. Te quedarás sorprendido


• Los mensajes subliminales son muy eficaces, pero no son éticos, porque llegan solapados y entran como ladrón, violando las puertas de la conciencia y adueñándose de su libertad.


• El buen orador no es el que habla bellamente, sino el que logra persuadir, convencer y motivar.

 

Para persuadir hay que llegar al corazón, pero
"Al alma sólo se llega
con pasos como besos,
por las sendas ocultas
que van al corazón." J. M. Pemán.


Para convencer hay que hablar con la verdad. La verdad no necesita mensajeros, ella se impone por su propio peso.


Para persuadir hay que sintonizar con los sentimientos de las personas.


Para motivar hay que ofrecer una versión actualizada, dinámica y atractiva de las ideas y valores que deseamos comunicar.


Si logramos manejar estas tres cosas tendremos a las personas pendientes de nuestra palabra

 


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    Lic. David Angulo de Haro

 

 

 

 

 

 

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