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Editorial 603

 


Sin excusas


Los seres humanos tendemos a buscar excusas y a justificar las cosas. Es una forma de eludir la responsabilidad. Esta forma de actuar, con el tiempo, insensibiliza la conciencia, lo cual hace que aceptemos ideas, actitudes y conductas reñidas con la verdad, con el deber y con la moral.


La conciencia nace de lo íntimo del ser y tiene como objeto guiar al hombre hacia el desarrollo y la felicidad. Cuando se quebranta la ley, la conciencia genera un sentimiento de culpa, como señal de alarma, invitando a rectificar.

El ser humano no puede vivir en contradicción consigo mismo, porque la contradicción genera una tensión insoportable; por esta razón las personas tratan de amoldar sus ideas a sus comportamientos. Necesitan justificar sus conductas. Pero esta forma de autoengañarse conduce al fracaso y a la frustración.


En 1950, Festinger definió esta realidad en la Teoría de la "disonancia cognoscitiva" de la siguiente manera: "Si cambiamos el comportamiento de un individuo, entonces, sus pensamientos y sentimientos se modificarán para minimizar la disonancia". Lo cual significa que, las personas pueden terminar silenciando su conciencia, bien sea por influencia de los demás o por decisión personal. Este cambio no se produce del día a la noche. Es el resultado de un proceso en el cual se va adormeciendo la conciencia de forma progresiva hasta perder la capacidad crítica y no distinguir entre la verdad y la mentira ni entre el bien y el mal.


Las conductas humanas no son indiferente, son buenas o malas, morales o inmorales. Son morales cuando favorecen el desarrollo de la persona y de la sociedad y son inmorales cuando lo entorpecen. Este es un asunto básicamente personal, que puede pasar desapercibido a las demás personas, pero no a la naturaleza, la cual, de alguna forma, premia el buen comportamiento y castiga el mal comportamiento, aunque las personas no se enteren de cuándo ni cómo premia o castiga.


Hoy está de moda el relativismo moral. Según el relativismo: "No hay una verdad absoluta y ésta depende de cada individuo en un espacio o tiempo concreto " Según esta opinión cada persona tiene su propia moral. Ahora bien, ¿Cómo funcionaría la sociedad si cada persona tuviera sus propias leyes civiles y las aplicara a su modo? ¿Cómo funcionaría el tránsito si cada conductor aplicara las normas de tránsito a su modo y de acuerdo a sus intereses?


El relativismo moral es un concepto que se está imponiendo en la sociedad como consecuencia del debilitamiento de los valores. Se trata de un concepto materialista de la vida que busca el placer como objetivo fundamental. Esta postura está reñida con las exigencias morales, de modo que, para liberarse de la moral y del sentimiento de culpa, se recurre a la negación de la moral, de la religión, de la ley natural y de todo lo que significa restrinción, y, en su lugar se implanta la moral relativa , la cual se acomoda a los intereses de cada persona. Es una forma de validar y de justificar cualquier conducta.


Hoy se cuestiona todo. Se cuestiona la religión, la moral y las leyes. Se cuestiona a los padres, educadores, etc. El problema no está en cuestionarlos, pues nadie es perfecto, sino en que, acto seguido viene la descalificación y la desobediencia, lo cual conduce a una especie de anarquía. Necesitamos ser honestos y no buscar excusas. Las excusas no nos eximen de nuestra responsabilidad, ni nos redimen de nuestras culpas.


La sociedad está cambiando de forma impresionante, gracias a las redes sociales y demás medios de comunicación. En esta dinámica hay mucho de emocional y poca reflexión, lo que puede conducir a la pérdida de valores y a la implantación de formas de conducta que tienen poco que ver con las necesidades fundamentales del ser humano.


Las grandes instituciones (La Iglesia, la familia y el colegio) que eran referentes del comportamiento humano, han perdido autoridad; ahora son las redes (Twitter, Facebook, Internet, la T.V) quienes dictan pautas y marcan tendencias.


El alcance y el poder sugestionador de las redes sociales es tal, que, si nos descuidamos, podemos convertirnos en esclavos de ideas, creencias, comportamientos, modas y necesidades impuestas por la sociedad, las cuales, poco o nada tienen que ver con nuestras necesidades fundamentales. El resultado final será la alienación como personas.


Se necesita tener mucha fortaleza mental y moral para no sucumbir a las ofertas de la sociedad que ofrece libertad y placer a manos llenas.
La experiencia y la historia nos enseñan que las personas y las sociedades se desarrollan mientras son impulsadas por principios, valores e ideales y degeneran cuando se debilitan sus estructuras morales.


Los seres humanos podemos perdonarnos ciertos errores, porque es de humanos errar, pero no podemos perdonarnos el egoísmo, la pereza, la falta de disciplina, la mediocridad, etc. porque se trata de actitudes permanentes que indican falta de conciencia, de compromiso, de valores y de responsabilidad.


Por vivir, se puede "vivir" de muchas formas, pero, si quieres triunfar, necesitas diseñar tu proyecto de vida y definir con exactitud cuál es la verdad y el bien, de modo que no te ocurra como a tantas personas, que luchan durante toda tu vida por objetivos que creían importantes y al final sólo les queda cansancio y frustración.


Consciente de que existe una variedad inmensa de personas, ideas, creencias, valores y comportamientos, es responsabilidad de cada uno buscar la verdad y el bien y ser consecuente con ellos, porque, al final, cada uno está solo frente al destino y le va de acuerdo a las ideas y valores que gobiernan su vida. El hombre es siempre responsable, porque, en última instancia, es libre para decidir por encima de todos los condicionantes internos y externos.


En muchas ocasiones habrás tenido oportunidad de ver a personas discapacitadas que logran cosas impresionantes, lo que prueba que nadie tiene excusas para no triunfar en algo. Los seres humanos están dotados de inteligencia y de una voluntad capaz de vencer cualquier obstáculo; por lo cual, la naturaleza no excusa ni perdona.


Nadie está obligado a hacer lo que no puede, pero todos estamos obligados a buscar la verdad y hacer el bien.


Cada persona es artífice de sí misma y recibe lo que merece en atención a sus obras. Si eres una persona exitosa y feliz, se debe a que estás haciendo bien las cosas, en caso contrario, necesitas revisar tus ideas, tus proyectos y tus acciones, porque algo estás haciendo mal.


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    Lic. David Angulo de Haro

 

 

 

 

 

 

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