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Editorial 598

 


El país de la libertad

 

Había dos países, el país de la Libertad y el país de la Sumisión. La gente oía muchas historias sobre cada uno de estos países, pero los habitantes del país de la Libertad no tenían una idea exacta sobre cómo era la vida en el país de la Sumisión y los habitantes del país de la Sumisión, tampoco tenían una idea exacta de cómo era la vida real en el país de la Libertad, debido a que se trataba de dos mundos paralelos. Dos mundos que existían en un mismo lugar geográfico, pero muy distantes el uno del otro desde el punto de vista mental.


Quienes vivían en el país de la Libertad creían que en todas partes del mundo se vivía en democracia, que la gente tenía ideas propias y las expresaba con libertad, que existía el respeto y las personas progresaban y tenían buena calidad de vida. Por el contrario, quienes vivían en el país de la sumisión creían que en todo el mundo la gente era sumisa y obedecía ciegamente las órdenes de su rey,...


Un día, un habitante del país de la libertad, llevado por la curiosidad se alejó tanto de su territorio que se extravió, y es así como llegó al país de la sumisión. Las personas parecían zombis y consideraban un honor trabajar para el rey y morir si era necesario luchando por su rey. Por más que el viajero trató de explicarles acerca de la libertad, de sus derechos y de las bondades de la democracia, no le entendieron.

 

Esta historia es la realidad del mundo actual. Aunque todos estamos en un mismo espacio físico, vivimos en mundos paralelos, separados mentalmente. En este mundo paralelo cada quién tiene su visión personal de las cosas y vive su propia vida.


En realidad, el mundo es sólo el escenario externo en el que se produce el fenómeno de la vida y de la historia, pero, el verdadero mundo y el verdadero país está dentro del propio Yo. Es en este mundo interior en el que se dan los fenómenos cognitivos, emocionales, morales y espirituales que constituyen la experiencia de la vida.

 

En realidad, la libertad y la felicidad no existen en ninguna parte, por eso, donde quiera que vayas siempre estarás en el mismo lugar, porque tu lugar eres tú mismo.

 

La paz, la libertad y la felicidad solo existen en el corazón de las personas que saben producirlas.

 

Tú país y tu casa están donde eres feliz.





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    Lic. David Angulo de Haro

 

 

 

 

 

 

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