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Editorial 494

 


Crea las condiciones para que se te den las cosas

 

Al nacer somos un mundo de posibilidades, pero necesitamos recorrer un largo camino para hacerlas realidad.


La mayoría de las personas tienen una sensación de fracaso, una sensación de no haber aprovechado muchas oportunidades que les ha dado la vida.


Las razones son muchas: La juventud, la falta de experiencia, etc. etc. Lo importante es que la vida es una sola y no existe la posibilidad de regresar al pasado para enmendar las cosas; por lo cual, necesitamos aprender sobre la marcha y crear las condiciones para obtener lo que deseamos. En este proceso no podemos esperar mucho de nadie, porque el desarrollo, el éxito y la felicidad son una conquista personal.


Cada persona es a la vez causa y efecto de sí misma. Es causa de su propio desarrollo y su desarrollo es efecto de sus decisiones inteligentes y oportunas.


Existen muchas personas adultas que no desarrollaron hábitos adecuados en la infancia ni en la juventud y después lo pagan muy caro; son personas inseguras, dependientes y con baja autoestima. La preparación tiene que ser integral, porque no se trata de triunfar en algo, se trata de triunfar en la vida.


El dinero y el poder son causas "poderosas" son necesarias, pero son sólo causas materiales. La verdadera causa del desarrollo es el pensamiento y el amor. El progreso material crea mejores condiciones de vida y puede favorecer el desarrollo del hombre, pero, por sí sólo, no es garantía de desarrollo, como lo confirman tantas personas ricas en bienes de fortuna pero pobres de espíritu.


La humanidad evoluciona a través de un devenir constante. En este devenir todo es resultado de un proceso formado por una sucesión incontable de causas, de modo que, no existen causas aisladas; todas las causas forman parte de un entramado.


En la vida, nada importante se resuelve "ya"; sino después de cumplir con los pasos necesarios. Todo, absolutamente todo, es el resultado de un proceso. Las cosas ocurren cuando tienen que ocurrir; cuando las causas son realmente eficientes; por tanto, no se trata de correr; se trata de saber hacia dónde vas, por qué vas en esa dirección y si estás capacitado para ser causa eficiente y lograr el objetivo; porque, de nada sirve hacer el viaje si no se traduce en un efecto positivo.


Esta consideración nos lleva a comprender que, de poco sirve ser causa de efectos materiales intranscendentes; necesitamos ser causa de cambios importantes.


A medida que las personas evolucionan necesitan ser causas más eficientes, pero nadie puede ser causa más eficiente si no adquiere niveles superiores de desarrollo; lo cual significa que, para que se den las cosas que esperamos, necesitamos funcionar al nivel adecuado en ideas, motivación, personalidad, perseverancia, etc.


Las personas no progresan porque están repitiendo todos los días las mismas fórmulas. De aquí la importancia de invertir tiempo y dinero en capacitación permanente, en desarrollo y renovación.


Una persona adquiere niveles superiores cuando crece en inteligencia, en conciencia, en autoestima, en motivación, en creatividad y en todas esas cualidades humanas que caracterizan a las personas desarrolladas y triunfadoras.


Nosotros somos el resultado de lo que hemos hecho durante toda la vida. Dentro de unos años seremos lo que decidamos ser a partir de este momento.


La Ley de Causa y Efecto es equitativa; es la justicia de la Naturaleza, la cual hace que cada quien reciba aquello que sus actos han provocado, en proporción a su cantidad y de acuerdo a su calidad. El que mete la mano en ácido sulfúrico se quema en proporción al tiempo que tenga la mano dentro. El afectado no puede echar la culpa al ácido, sino a sí mismo y debe sacar una lección y una experiencia para el porvenir.


Los efectos de las acciones vuelven siempre sobre el sujeto que las realiza. Si dejas caer un objeto en un estanque se producen ondas concéntricas que se alejan hasta chocar con las orillas, después regresan al centro de donde partieron, hasta restablecer el equilibrio perturbado. Así es la vida, toda acción produce un efecto que regresa.


La ley de Causa y Efecto es inexorable, se cumple matemáticamente, pero no quita el libre albedrío, por cuanto queda reservado a la voluntad de cada persona el hacer o no hacer una cosa u otra. Lo que no se puede evitar es el efecto, una vez realizado el acto.


Lo expuesto es una invitación a la honestidad y a la responsabilidad, porque, en definitiva, cada persona depende de la calidad de lo que hace. Podemos engañar a las personas, y, hasta podemos engañarnos a nosotros mismos, pero no podemos engañar a la naturaleza.


Es importante entender que todo tiene un proceso; para cosechar hay que sembrar, para aprender es necesario estudiar, para tener amigos es necesario cultivar su amistad, para sentirse bien es necesario seleccionar ideas y sentimientos positivos, para triunfar es necesario perseverar en el buen camino; quien siembra vientos cosecha tempestades, quién a hierro mata a hierro muere, etc.
El éxito y la felicidad están ahí, para encontrarlos sólo necesitas seguir el camino correcto.


En la sociedad en que vivimos existen muchos caminos que llevan a todas partes. Caminos que llevan al odio, a la corrupción, al crimen, a la prostitución, a la traición, al fracaso, a la frustración, a la soledad,... y, caminos que llevan al bien, a la paz, al éxito, a la felicidad,... Lo lógico es que todas las personas eligieran el camino del bien, pero esto no ocurre, debido a que la ignorancia de la verdad y de los valores hace que las personas sean débiles y sucumban a las tentaciones y a los instintos y pasiones.


Si quieres lograr el éxito y la felicidad necesitas crear las condiciones y entender que todo tiene un proceso. Lo importante es saber que avanzas por el camino correcto. Si no te sientes satisfecho con lo que has logrado hasta el presente, revisa tus ideas, creencias y comportamientos y rectifica.


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    Lic. David Angulo de Haro

 

 

 

 

 

 

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