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Editorial 574

 


Define tus metas con claridad y precisión

 

Todos buscamos en la vida el conocimiento, la riqueza y la felicidad. Estas son las metas principales de los seres humanos. Ahora bien, ¿De qué conocimientos estamos hablando? ¿De qué riqueza? ¿De qué felicidad?


Cada persona tiene una filosofía de la vida y percibe las cosas a su modo; por esta razón existe tanta diversidad de criterios y de conductas, y, por esta razón nos resulta tan difícil entendernos.


Existen muchas verdades, muchas clases de riqueza y muchas clases de felicidad, pero lo que nos interesa es conocer la auténtica verdad, la auténtica riqueza y la auténtica felicidad, para que no nos ocurra como a tantas personas que luchan durante toda su vida por objetivos que consideran importantes y al final sólo les queda vacío y frustración.


Nuestro cerebro percibe y aprende por analogía. Gracias a la analogía o semejanza que existe entre las cosas podemos aplicar el conocimiento y la experiencia de de unas cosas a otras. Por esta razón, sólo podemos aprender aquello que se relaciona de alguna forma con lo que ya sabemos. Éste es el motivo por la cual todo aprendizaje nuevo resulta lento y difícil, y éste es también el motivo por el cual todo aprendizaje es progresivo.


Cuando queremos aprende algo o resolver algo, utilizamos ideas y experiencias que hemos aplicado en circunstancias análogas.


La Ley de Analogía nos enseña que el ser humano aprende a partir de las ideas y de las experiencias que tiene, por lo cual, es fundamental tener experiencias positivas y criterios claros acerca de las cosas importantes, pues, es a partir de estas ideas que percibimos las cosas y las resolvemos.


Las conductas humanas superiores tienen una intencionalidad, es decir, persiguen un objetivo. Para lograr el objetivo es necesario conocerlo, definirlo, pues, nadie puede encontrar algo si no sabe lo que busca y por qué razones lo busca. Cuando las personas no tienen objetivos definidos, viven a la deriva, su vida carece de rumbo.


En la actualidad, la mayoría de las personas persiguen objetivos impuestos por la sociedad. Estos objetivos no responden a sus verdaderas necesidades, ni a un proyecto de desarrollo personal, por lo cual, a pesar de los éxitos que logren, siempre tendrán una sensación de vacío y frustración. Este vacío es una forma de reclamar de la naturaleza cuando se siente amenazada. Muchas enfermedades, el estrés y la depresión son reacciones de supervivencia, a través de las cuales el cuerpo y la mente piden rectificación, pero las personas están atrapadas en formas de pensar que no les permiten ver sus errores.


Qué hacer


Es importante definir con claridad y precisión las metas por las que vale la pena vivir y luchar. Estas metas son las premisas a partir de los cuales se desencadenan los comportamientos que marcarán nuestra vida.


Uno de los problemas más graves de las personas es que no tienen las ideas definidas en su mente, en consecuencia, no tienen claridad a la hora de percibir las cosas, de procesarlas y de tomar decisiones. Todos sabemos que el sol es una estrella, pero pide a las personas que definan ¿Qué es el sol? y comprobarás que dudan y dan explicaciones inadecuadas. Son pocas las personas que responden de forma inmediata: Es una estrella. Si esto ocurre con un concepto elemental, imagina cómo será cuando se trata de principios, de valores, de análisis, de problemas, de soluciones, etc.


Las metas no son ideas abstractas, son realidades sustentadas sobre razones, interés, ilusión, fe, emoción y placer. Cada una de estas características son necesarias para lograr que las metas generen el interés y el impulso necesario para convertir nuestros sueños en realidad.


Las razones... El ser humano es racional y sus conductas sólo son eficaces cuando son guiadas por la razón. Además, el cerebro sólo actúa cuando existen razones importantes, lógicas, coherentes y verdaderas.


El interés. El cerebro sólo se moviliza cuando existe un interés, una intención... Es sorprendente la facilidad con la que aprendemos y hacemos lo que nos interesa. El interés es la fuerza que mueve a las personas.


La ilusión es una esperanza, un sueño, un proyecto que produce un sentimiento de alegría y estimula a dar lo mejor de sí.


La fe es la certeza de lo que se espera, la convicción de lograr los objetivos. Cuando las personas tienen fe, no hay fuerza en el mundo que pueda apartarlas de su camino. En realidad el 99% de la vida humana se basa en la fe. El ser humano carece de tiempo y de capacidad para experimentar todas las cosas. Creemos lo que nos dicen nuestros padres, maestros y amigos. Creemos en los libros, en la historia, en los noticieros de T.V. etc.

Nuestra experiencia personal se reduce a un pequeño entorno físico y actual, todo lo demás se basa en la fe.

 

La emoción determina todas las conductas humanas. Toda acción comienza por una emoción y termina con una emoción.


El placer. Existe un principio psicológico básico, según el cual, las personas buscan lo que les proporciona placer y seguridad y se alejan de todo lo que les causa dolor y angustia. El placer genera una adicción que impulsa a las personas a repetir las conductas placenteras. De aquí la importancia de aprender a amar lo que hacemos (estudio, trabajo, etc.) de hacer lo que nos gusta y de obtener éxitos que nos estimulen a seguir adelante.

 


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    Lic. David Angulo de Haro

 

 

 

 

 

 

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