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Editorial 557

 


La responsabilidad es un hábito


La responsabilidad es un hábito personal, como lo son la fe, la alegría, la felicidad. Este hábito se adquiere desde niño. Está hecho de disciplina, constancia y motivación. Las personas que no adquieren disciplina mental desde niños, después sienten la responsabilidad como un yugo insoportable.


La palabra responsabilidad es un concepto general muy amplio que encierra todas las responsabilidades que tiene el ser humano, como son: el cuidado y desarrollo de la salud, de la inteligencia, de la conciencia, de la afectividad, del espíritu, de la familia, etc.


El temor a la responsabilidad es causa de que los seres humanos desaprovechen oportunidades de aprender y de crecer que no volverán.


Muchos temen asumir responsabilidades porque piensan que son fuente de angustia y de problemas. Es importante asumir responsabilidades de forma progresiva de modo que quede garantizado el éxito.


En realidad, la responsabilidad es el único camino para aprender, para crecer, para funcionar a niveles superiores y sentirse capaz, importante y poderoso, lo cual genera fuerza interna y espíritu de superación.


Nadie tiene la certeza absoluta del éxito, pues la vida está llena de imprevistos. A la hora de asumir responsabilidades hay que tener una seguridad razonable, después, como dice el refrán: "En el camino se enderezan las cargas".


Todo ser humano tiene derecho al error sin que este signifique un atentado a su personalidad, porque lo importante en la vida es el esfuerzo y la intención; pero nos enseñan desde niños a temer y evitar el error y el fracaso como si se tratara de un desastre fatal, lo cual inhibe a las personas y las hace cobardes, conformistas y mediocres.


Este pobre perfil psicológico hace que las personas eviten ser emprendedoras y que no asuman riesgos ni responsabilidades.


Los que tienen conciencia y responsabilidad son seres privilegiados, porque pertenecen a la avanzada de la evolución.


Las personas que no asumen la responsabilidad, además de causarse daño a sí mismas se convierten en un peso muerto, en un karma que perjudica a toda la sociedad.


Nadie tiene derecho a utilizar sus talentos a su antojo porque son patrimonio de la humanidad y tienen una función social. Cada persona es sólo la depositaria de unos talentos que ha recibido como herencia gratuita. Su misión es cultivar, potenciar y transmitir esos talentos a otras personas para que continúe la evolución. Al hablar de talentos no nos referimos únicamente al desarrollo de las capacidades intelectuales, nos referimos también al desarrollo de la capacidad afectiva, social, moral, espiritual, etc. Pues el valor de la persona es la suma del desarrollo de todas sus potencialidades.


La irresponsabilidad no es una consecuencia de la ignorancia; si fuera así, existiría únicamente entre las clases más ignorantes; pero ocurre que abunda en todas los niveles sociales.


En épocas pasadas las personas eran más responsables, tal vez porqu e eran fieles a ciertos principios y valores superiores. Al debilitarse los principios religiosos, morales y sociales se ha debilitado la conciencia y con ella el sentido de responsabilidad.


Se está imponiendo ciertas filosofías (existencialista, pragmática y hedonista) en las que no hay espacio para el desarrollo personal ni para la responsabilidad, porque su único objetivo es lo fácil, lo inmediato y lo placentero. Su lema es carpe diem, disfruta el día. Este mensaje es bueno en sí, porque invita a vivir plenamente cada día; pero todos sabemos que esconde un trasfondo de invitación al libertinaje y a la irresponsabilidad. Disfruta el día sí; pero pon las bases para que puedas ser feliz hasta los cien años y no te suceda como a tantos parásitos que al morir el ser que les mantenía se acabó su modus vivendi o como a la cigarra inconsciente e irresponsable que murió al llegar el invierno por no prever en verano.


No debemos olvidar que los seres humanos somos básicamente animales con fuertes instintos que nos impulsan constantemente al libertinaje y a la irresponsabilidad, y que, sólo a través de la educación nos convertimos en seres civilizados.


Como nuestra tendencia natural es a lo fácil, a la comodidad y al libertinaje, necesitamos estar alerta y hacer un esfuerzo constante para no dejarnos arrastrar por la fuerza de los instintos. Sólo de esta forma tendremos control sobre nuestra vida, seremos dueños de nuestro destino y podremos convertir nuestros sueños en realidad. Los beneficios de la responsabilidad son tan grandes que bien vale la pena ser responsable.


La mayoría de las personas tienen serias deficiencias a nivel cognitivo, afectivo, moral, social y espiritual, por lo cual, son mentalmente débiles; en consecuencia tienen dificultades para controlar los instintos y para asumir sus responsabilidades.


Muchas personas, en ciertos momentos críticos de la vida, toman conciencia de su situación y quieren ser responsables, pero no pueden, debido a que la responsabilidad no depende de un acto voluntario puntual, sino de un hábito consolidado a lo largo de los años. De aquí la importancia de ser responsables todos los días y cuidar la calidad de nuestras acciones.


Una persona sin responsabilidad carece de autoridad moral y no es digna de confianza, debido a que la irresponsabilidad se asocia a otras formas de conductas inaceptables.


La responsabilidad es un hábito que se adquiere día a día a través de decisiones correctas. Se basa más en principios y en valores sólidos que en conocimientos. Todos conocemos nuestros deberes, pero no siempre los cumplimos.


"El ser humano está condenado a ser libre" Ortega y Gasset. Por tanto, a ser responsable, a tomar decisiones por su cuenta y riesgo y a asumir las consecuencias de sus actos.


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    Lic. David Angulo de Haro

 

 

 

 

 

 

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