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Editorial 554

 


Ser competitivo o ser feliz

 

Corea del Sur está realizando reformas en el sistema educativo. Sus estudiantes son los más preparados y competitivos del mundo, pero también los más infelices. El año pasado se suicidaron 200 estudiantes. Cada día se suicidan en Corea del Sur más de cuarenta personas... Sólo la mitad de los niños dice ser felices; uno de cada seis se siente solo.


Algunos especialistas hablan de la paradoja de la educación surcoreana, donde el gran éxito en los resultados va ligado a una insatisfacción generalizada.


Unos cuantos datos ayudan a comprender la situación. Casi la totalidad (el 98%) de los surcoreanos de 25 a 34 años ha finalizado la educación secundaria y el 58%, ha recibido algún tipo de formación superior.


Parte del éxito del sistema educativo se debe a la calidad de los profesores, que son contratados entre los mejores de cada promoción. Pero, sobre todo, se debe, según algunos especialistas, a las largas jornadas escolares. Los niños van a clase hasta 11 horas cada día, y, luego, presionados por los padres, tienen que dedicar más horas en casa a los libros.


No es raro que estudiantes en los años previos a la entrada en la universidad regresen a casa a medianoche, tras sesiones extras de estudio. Gran parte de los alumnos asiste a academias privadas tras el colegio - las llamadas hagwon - para mejorar sus resultados académicos. En muchos casos, acuden a varias academias al mismo tiempo, en función de la asignatura. En la sociedad coreana, si un joven no va a una buena universidad es natural que no encuentre trabajo.


El precio que pagan los jóvenes por el éxito del sistema es alto. Su nivel de estrés es el mayor entre los jóvenes del mundo y son los menos felices. Los niños estudian 49,4 horas a la semana, frente a una media en los diferentes países de 33,9 horas, y su índice de felicidad es de 65,1 respecto a un valor medio de 100. Lo cual es muyy grave, porque indica que no viven la infancia ni la juventud.


El resultado es un gran número de suicidios entre los estudiantes de Primaria, Secundaria y Bachillerato. Superó los 200 el año pasado, un 47% más que en 2008. En parte, por no haber logrado puntuaciones suficientes en los exámenes escolares.


Entre los profesores, también existe descontento, aunque están bien pagados. Se sienten infravalorados, y dicen que las clases están masificadas y los estudiantes están, a menudo, agotados por las clases extras. La memorización, la enseñanza autoritaria y una falta de énfasis en la creatividad son características del sistema.


Cierto nivel de competencia es saludable, pero cuando la presión social o el espíritu de superación superan ciertos límites, surge el estrés y el resultado es fatal.


El cuerpo y la mente son fuertes y pueden soportar más allá de lo imaginable, pero, cuando entran en juego el temor, la angustia, la competencia y otros factores emocionales, los seres humanos se vuelven vulnerables.


Necesitamos reemplazar el concepto de competencia por el espíritu de superación racional. En la competencia siempre se corre el riesgo de fracasar porque se compite con los demás; mientras que, el espíritu de superación es una competencia consigo mismo en la que cada persona establece sus ritmos.

Es necesario desarrollar desde niños todas las áreas de la mente relacionadas con el aprendizaje (lectura, razonamiento, creatividad, etc.) para ser eficaces, pero es tan importante o más importante, desarrollar la afectividad, la autoestima, la seguridad, la creatividad y la libertad mental.
Es necesario también establecer expectativas lógicas y liberarse de los parámetros económicos y profesionales tan competitivos establecidos por la sociedad.


Es importante ser competitivo, pero es más importante ser libre y feliz


"En el equilibrio está la virtud" Aristóteles


Este tema es un arreglo de un artículo del diario "El País" de Madrid.


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    Lic. David Angulo de Haro

 

 

 

 

 

 

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