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Editorial 537

 


Vidas insignificantes


Todo ser tiene un valor inmenso y es digno de respeto, pero, según la Ley de Jerarquía: Todo ser o cosa está subordinado a todo aquello que es superior en grado evolutivo, y, a su vez, tiene poder o mando sobre todo aquello que le es inferior en la escala de la evolución. Existe, por tanto, una jerarquía evolutiva de orden natural que garantiza el triunfo de lo mejor y más perfecto, y, por tanto, el progreso biológico y la evolución de las especies.


La Ley de Jerarquía nos invita a ser dignos y saber reclamar nuestros derechos y a ser humildes y aceptar las ideas y la autoridad de quienes son superiores... Es importante saber obedecer y también saber exigir y saber mandar.


La ley de Desigualdad distribuye dones de acuerdo a la misión que asigna a cada persona. La distribución es justa y equitativa. Cada persona llega a esta vida con la dotación necesaria para cumplir su misión con eficacia. Para la Ley de Desigualdad todas las misiones son igualmente importantes. Pero la sociedad no piensa lo mismo. La sociedad ha creado sus propios criterios acerca del éxito. Según estos criterios, lo importante es el dinero, el poder, la fama,... Sin embargo, estos logros no garantizan una vida plena. La vida de muchas personas ricas, poderosas y famosas es una vida insignificante, porque carece de contenido interno. Son vidas vacías.


Por tanto, al hablar de vidas insignificantes, no nos referimos a las personas que carecen de proyección social, como serían las personas sencillas, humildes e iletradas, sino a las que carecen de contenido humano, afectivo, moral y espiritual.


La edad contemporánea se caracteriza por el desarrollo de la ciencia, por el dominio de la materia y por la producción de riqueza. El hombre honesto y educado ha sido desplazado por el hombre pragmático, abocado de forma obsesiva al logro de riqueza, fama y poder.


El mundo necesita de todo el progreso posible. Necesita médicos, ingenieros, abogados... pero, sobre todo, necesita personas. Personas comprometidas con el desarrollo de su ser y con el cumplimiento de su misión.


Es lamentable que las escuelas y las universidades sean tan celosas en todo lo que se refiere al pensum académico, con el fin de obtener grandes profesionales y no tengan el mismo interés por desarrollar seres humanos.


Para Shakespeare el gran dilema de la vida es "To be or not to be" Ser o no ser. Este es mi dilema, tú dilema y el dilema de la humanidad.


Pero ¿Que significa el ser?

Cada persona tiene una idea del ser de acuerdo a su filosofía de la vida; sin embargo, existen parámetros superiores, encarnados en personas que han alcanzado alto grado de desarrollo, los cuales son reconocidos a nivel universal, como paradigmas a imitar.


Qué quieres llegar a ser

A la sociedad no le interesa lo que tú deseas ser. Es más; tratará de reprimirte de muchas formas para que no llegues a ser brillante, porque entonces, te convertirías en un testimonio crítico de su mediocridad; por lo cual, debes determinar cuáles son los valores fundamentales del ser desarrollado para hacerlos tuyos y luchar por ellos, sabiendo que esta lucha es tuya y en ella estás solo.


Las personas pueden alcanzar muchas cosas, mucha riqueza; todo eso es bueno y necesario, pero, las personas que han alcanzado alto grado de desarrollo, nos dicen que no hay nada que se pueda comparar con el desarrollo del ser. El desarrollo del ser proporciona una conciencia superior, identidad, autoestima y plenitud.


A la luz de lo visto, existen muchas vidas impresionantes, con una proyección social externa inmensa, pero, en el fondo, se trata de vidas insignificantes que no dejan un legado de valor a la sociedad. Son como fuegos artificiales que deslumbran un instante y luego se desvanecen.


En medio del boato, del poder y de la fama se esconden muchas vidas vacías e insignificantes, así como en medio de la sencillez existen muchas vidas plenas.


No es haciendo muchas cosas como cambiaremos el mundo; es cambiando nosotros como lograremos cambiar la sociedad. Porque, más importante que cambiar el mundo por fuera es cambiarlo por dentro.

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    Lic. David Angulo de Haro

 

 

 

 

 

 

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