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Editorial 533

 


Valor del tiempo

 

El dinero va y viene, el tiempo sólo se va.


El mundo tiene millones de años. Tu vida y la mía no representan ni una milésima de segundo en la gran historia del universo; de modo que, aprovecha el poco tiempo que te da la vida para desarrollarte, vivir y convertir tus sueños en realidad.


Hay muchas cosas importantes y bellas que realizar en la vida como para desperdiciar el tiempo en cosas inútiles.


Todos los seres humanos al venir a este mundo son invitados al banquete del amor, de la amistad, del conocimiento, de la libertad, del éxito, de la felicidad... sin embargo, son demasiadas las personas que se van de este mundo sin pena y sin gloria, con la sensación de haber fracasado, de haber comido sólo migajas del gran banquete de la vida.


¿Qué estás haciendo con tu vida?


El tiempo es un capital que has recibido como préstamo al nacer para que compres con él lo más valioso de la vida (conocimiento, experiencia, amigos, felicidad, libertad... Pero, ¿Qué es para ti lo más valioso? ¿En qué inviertes el tiempo, la inteligencia y la energía?


Algunos invierten el tiempo en amasar riquezas, otros en acumular poder, otros en lograr fama, otros en disfrutar los placeres, otros simplemente lo dejan pasar. Como puedes observar, tratan de lograr "cosas" El problema radica en que nunca se sacian, y, no importa lo que logren, siempre les queda un vacío que no pueden llenar con cosas, porque sólo se llena con el desarrollo de sí mismo.

La vida es un tiempo corto para convertir nuestros sueños en realidad. Los niños no se preocupan por el tiempo, porque para ellos el tiempo es eterno, pero, a medida que pasan los años, el tiempo se acelera y se va llevando todo lo que amamos.


Necesitamos asir todo lo que amamos y grabarlo a fondo para que, ni el tiempo, ni el olvido, nos lo arrebaten, porque, en definitiva, somos lo que recordamos, lo que sentimos y lo que amamos. Somos la memoria de nosotros mismos. Por esta razón, necesitamos vivir intensamente, amar intensamente, y decir con frecuencia a los seres queridos lo mucho que los amamos, porque mañana tal vez sea tarde.


Aunque el tiempo se lleva todo lo que amamos (abuelos, padres, amigos...) hay algo que no se puede llevar (los recuerdos, el amor que hemos dado y el amor que hemos recibido, las obras buenas, los proyectos que hemos realizado, los éxitos, la felicidad que hemos compartido, las ideas que hemos dado, el ejemplo de bien que hemos sido para otros, la huella que hemos dejado.
Conscientes de que la vida es corta y de que el tiempo se lleva todo lo que amamos, no podemos vivir distraídos, ni perder el tiempo en tonterías, ni preocuparnos por tantas cosas inútiles que traen de cabeza a la gente, ni dejarnos llevar por el consumismo, la moda, o por el ritmo de una sociedad que vive a la deriva.


Los seres humanos somos mortales en lo físico pero eternos en el espíritu. Podemos transcender al tiempo y considerar la vida como un simple trámite existencial. De esta forma nos ahorraremos la angustia de la vejez, de la soledad, de la muerte y de tantas otras preocupaciones que agobian a los seres humanos. Nos han programado con un sentido trágico de la vida. Nos han enseñado a dramatizar el tiempo que se va, en vez de enseñarnos a valorar el presente como un regalo maravilloso.


Los seres humanos estamos acostumbrados a medir la duración de la vida en tiempo cronológico, pero la vida tiene también una dimensión psíquica y una dimensión espiritual. En estas dimensiones el tiempo no se mide por la duración cronológica sino por la intensidad de los fenómenos vividos. Un minuto de conciencia profunda, de relación íntima, de conexión con instancias supremas, es suficiente para dar un valor total y un sentido de plenitud a la vida. Las personas que han alcanzado estas experiencias cumbres así lo atestiguan.


De lo que más se arrepienten las personas, cuando están al final de su vida, es de no haber amado más, de no haber ayudado más, de no haber sido más comprensivas y tolerantes y de haber desaprovechado infinidad de oportunidades. De aquí la importancia de aceptar a las personas como son y de evitar juzgar, criticar y condenar.


Imagina que hoy es el último día de tu vida. Piensa por un momento y escribe las cosas más importantes que te habría gustado lograr. Anótalas y tenlas presentes, porque la dinámica de la vida nos lleva a vivir de prisa y sin conciencia.


El tiempo es nuestro fiel compañero de viaje, nos advierte del paso de las cosas y nos invita a vivir cada momento de forma consciente y plena, porque pudiera ser el último momento de nuestra vida.

Caminante, son tus huellas
el camino y nada más;
Caminante, no hay camino,
se hace camino al andar.
Al andar se hace el camino,
y al volver la vista atrás
se ve la senda que nunca
se ha de volver a pisar.
Caminante no hay camino
sino estelas en la mar. Antonio Machado


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    Lic. David Angulo de Haro

 

 

 

 

 

 

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