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Editorial 532

 


Objetivos a corto, mediano y largo plazo


Según el Mentalismo, el pensamiento (ideas) es el origen de todo. Las ideas son estímulos que generan una visión de los objetivos a lograr, una forma de cómo lograrlos y una motivación para lograrlos.
El poder de las ideas depende del interés, de la convicción y de la carga emocional que contienen. Con el tiempo las ideas quedan grabadas en el subconsciente y se activan por si solas. Esta es la razón por la cual nuestra conducta habitual es automática.


Por tanto, tú dependes de la calidad de lo que haces... aprendes de ti, con el tiempo los hábitos se perfeccionan, se eliminan los movimientos poco eficaces y se genera una mejor sincronización, con lo cual, se gana en eficacia


El cerebro sólo actúa cuando existen objetivos importantes por los cuales vale la pena luchar; de aquí la importancia de establecer objetivos a corto, mediano y largo plazo; pero todos los objetivos deben ser considerados como parte de un sólo proyecto.

Es importante adquirir desde niño una visión clara de la vida, con el fin de enfocarse correctamente y poner las bases del futuro a nivel afectivo, intelectual, social, moral y espiritual. Los primeros años son determinantes porque en esta edad se ponen las bases de las estructuras afectivas, intelectuales, morales, sociales...

Si bien los niños tienen derecho a vivir su infancia al margen de los conflictos familiares, sociales,... también es cierto que tienen derecho a conocer la realidad de la vida y a prepararse con miras al futuro.


Los niños y los jóvenes viven de forma inconsciente los problemas de la vida. Viven deslumbrados y seducidos por una sociedad que ofrece fantasías, placeres y libertad a manos llenas, aunque después las cosas son muy distintas. Desconocen el esfuerzo que tienen que hacer sus padres para darles la calidad de vida que disfrutan. Por esta razón, tardan mucho en madurar y pierden muchas oportunidades de crecer. Pero la culpa no es de los niños ni de los jóvenes, sino de los adultos que no saben orientarles ni estimularles hacia la superación.

Muchas personas viven el día a día, sin proyectos, sin objetivos y sin visión, lo que hace que vivan a la deriva, sin rumbo y sin destino.


Otras personas tienen buenas intenciones pero no pasan a la acción. Su mente está llena de proyectos que nunca verán la luz, porque carecen de reservas internas (conocimiento, confianza y decisión)


Otras personas tienen grandes proyectos y luchan por ellos durante toda su vida, pero, al final, sólo les queda cansancio y frustración, porque se equivocaron a la hora de elegir los objetivos.


Son pocas las personas que se van de esta vida con la satisfacción del deber cumplido.


La profesión es un medio para lograr estatus social y riqueza. A simple vista, este objetivo es razonable; pero, en el fondo, contiene un error de base: El no establecer como prioridad el desarrollo de sí mismo y el desarrollo de sus seres queridos. Este error se paga muy caro, a lo largo de la vida, en forma de vacío y frustración. Cada día son más los profesionales “exitosos” que se lamentan de haber descuidado su desarrollo humano; sobre todo, porque saben que no les exigía ningún esfuerzo extra, sólo era cuestión de incluirlo en la programación general de su vida, pero nadie les informó de esta posibilidad.


Todo en la vida tiene un proceso. Las personas necesitan tiempo para aprender, para madurar y para adquirir experiencia; pero la vida es corta, por lo cual, no podemos perder el tiempo en cosas inútiles; necesitamos establecer objetivos concretos, lógicos y alcanzables, a corto, mediano y largo plazo.


Es fundamental crecer sobre bases firmes y tener control sobre los aspectos fundamentales. Muchos proyectos se vienen abajo porque carecen de base.
Cuando existe un proyecto importante el cerebro se programa, es decir, organiza toda la información que tiene relacionada con el proyecto. Cuanto más importante es el proyecto más tiempo necesita para programarse. Si por cualquier razón la persona se desentiende del proyecto, el cerebro se desprograma porque no tiene sentido mantener una programación que no es utilizada.


Cuando las personas realizan muchos proyectos a la vez, la mente se dispersa y lo más probable es que ningún proyecto funcione bien. De aquí la importancia de establecer prioridades y centrarse en un proyecto de vida que integre los objetivos fundamentales.


La vida es como un camino que conduce a la meta. Hay que tener siempre en mente el objetivo final, pero hay que centrarse en cada paso que damos y hacer bien las cosas, puesto que lo que hacemos es la base de lo que vendrá. Al controlar el presente, estamos controlando el futuro.


Todo logro importante supone un proceso en el cual el cerebro, aprende a superar las dificultades, a través de aciertos y errores.


La mayoría de las personas viven el día a día, sin objetivos a mediano y largo plazo. Esta actitud hace que no desarrollen estructuras mentales sólidas; en consecuencia, carecen de capacidad para renovarse y para adaptarse a los cambios. Su vida es recortada al igual que su mente.


La ventaja de tener objetivos a corto, mediano y largo plazo y de alimentarlos constantemente, es que el cerebro se programa y trabaja en ellos de día y de noche, de forma consciente e inconsciente, para convertirlos en realidad.


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    Lic. David Angulo de Haro

 

 

 

 

 

 

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