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Editorial 516

 


El gen de la felicidad

 

Los genes contienen la información necesaria para producir un organismo, para su desarrollo y para su perfecto funcionamiento. Los genes controlan todos los aspectos de la vida de un organismo. Codifican los productos que son responsables de su desarrollo, alimentación, reproducción, etc. Por lo cual, desde el punto de vista biológico, somos el resultado de un código genético y de las influencias del medio ambiente. En este aspecto, todo está determinado y muy poco o nada es lo que podemos hacer.


El gen 5-HTTLPR es el responsable de la sensación de felicidad que siente una persona. Este gen tiene mucho que ver con nuestra actitud ante la vida, y, por tanto, con nuestra felicidad o infelicidad. Así lo afirman los autores del artículo publicado en la revista Journal of Human Genetics, advirtiendo también que no es sólo un gen lo que determina que uno se sienta satisfecho con su vida.


En los últimos meses los científicos descubrieron los genes asociados con la tendencia al alcoholismo, con la longevidad, la calvicie, la predisposición a la diabetes e incluso a la promiscuidad. Y ahora se ha identificado “el gen de la felicidad”.


Los científicos ya habían descubierto que este gen influye en el funcionamiento de la "hormona de la felicidad", la serotonina.


"Probablemente existan muchos genes involucrados en la felicidad, por lo cual, necesitamos realizar estudios más extensos"


De lo dicho podemos concluir que, la felicidad, el optimismo y la alegría de vivir, tienen un alto componente biológico; pero esto no es suficiente, se necesita una programación mental real y concreta que inunde el cerebro de pensamientos felices y de éxitos importantes.


La clave está en acertar en la programación correcta. Esta programación la inician los padres. Un niño que es educado con respeto y con amor, crece sano, espontáneo y sociable; tiene grabado en su mente un sentimiento de bienestar que le envía en forma constante mensajes de seguridad, de autoestima, de alegría y de motivación. El niño tiende a ser optimista, sociable y generoso; sabe ganarse el respeto y el apoyo de las personas, y, en consecuencia, le irá bien en la vida y será feliz.


Si, por el contrario, el niño no recibe suficiente afecto, respeto y valoración; si es criticado, reprimido o maltratado, entonces se graban sentimientos de soledad en el subconsciente, de temor, de impotencia y de angustia. Estos sentimientos hacen que perciba la vida, las personas y los acontecimientos como una amenaza y que tienda a reaccionar de forma defensiva, utilizando mecanismos de defensa. Los mecanismos de defensa son conductas impulsivas, irracionales y desadaptadas que, lejos de resolver, tienden a complicar las cosas; por lo cual le irá mal y será infeliz.


Sin embargo, los seres humanos tienen el poder de sobreponerse a las adversidades, como lo prueban miles de casos de personas discapacitadas, las cuales, contra todos los pronósticos, han logrado éxitos increíbles. Por lo cual, la felicidad está al alcance de todos. La clave está en saber programar la mente. Al final, la felicidad es un hábito que se puede adquirir.


Cómo adquirir el hábito de la felicidad


La felicidad debería ser el estado habitual de las personas, a pesar de los problemas. La felicidad no puede depender de las circunstancias externas, ni de éxitos ocasionales, los cuales son imprevisibles y escapan a nuestro control. La felicidad debe ser el resultado de una forma de ser.


Todo lo que ocurre a nivel del Universo, a nivel social y a nivel personal no es más que un proceso continuo de acción y reacción. Por Ley de Acción y Reacción, cada persona se modela a sí misma y forja su carácter, su personalidad y su destino. Las ideas y sentimientos que cultivamos determinan nuestra visión de la vida, nuestra actitud ante las cosas y la forma de actuar. Según sean nuestras ideas y nuestros sentimientos, serán nuestras reacciones y nuestras decisiones, y, según sean nuestras decisiones, será nuestra vida.


Los principios y valores se internalizan y constituyen la estructura de la mente. Esta estructura funciona básicamente a nivel subconsciente. Posee una dinámica poderosa y marca la dirección de la vida.


Nuestra mente está formada por estructuras mentales, convertidas en hábitos físicos, intelectuales, afectivos, morales, etc.) los cuales funcionan como un todo sincronizado. Cuando se activa un hábito (acción) se produce una reacción en cadena que determina una conducta. Una acción parece algo muy simple, pero es algo muy complejo que depende de muchos factores.


La felicidad es un hábito, como lo son el optimismo, la solidaridad, o bien, el pesimismo, la falta de fe, de esperanza o la mala educación. De ti depende ver la botella medio llena o medio vacía.


La felicidad es un hábito que se adquiere desde niño. Sin embargo, la vida es larga y compleja y la sociedad muy conflictiva, por lo cual, cada persona debe aprender desde la infancia a tomar el control de su vida y ser fiel a ciertos principios y valores que conducen al éxito y a la felicidad.


La felicidad nace de dentro, de la autoestima, de la fe, de la ilusión, de la seguridad, de la paz, etc. Cuando una persona es feliz por dentro, siente una plenitud inmensa y encuentra la felicidad hasta en los mínimos detalles; pero, cuando una persona no es feliz por dentro, se siente vacía, y no existe nada en el mundo que pueda hacerla feliz.

Esfuérzate por mantener el buen humor. El humor es como una música de fondo permanente que acompaña a la vida afectiva. Es una sensación corporal, mental y espiritual constante.


Seguramente que conoces personas que tienen buen humor, que viven siempre alegres y satisfechas. Estas personas suelen tener una mente equilibrada (buenos principios y valores, una filosofía positiva de la vida, buena relación con las personas, autoestima, etc. Lo más seguro es que tuvieron una infancia básicamente feliz. También conocerás a personas habitualmente malhumoradas. No se debe a la situación del momento, sino a una forma negativa de reaccionar aprendida.
La felicidad es un hábito adquirido que ayuda a ver el lado positivo de las cosas. En general, a todos nos ocurren cosas semejantes y todos tenemos razones para ser felices y para ser infelices. La diferencia está en que, unos cultivan ideas, actitudes y sentimientos positivos y otros cultivan ideas, sentimientos y actitudes negativos. Simplemente se aplica la Ley de Acción y Reacción.


Necesitamos aprender a controlar nuestras ideas, sentimientos, lenguaje y decisiones, porque al final, somos lo que pensamos, lo que sentimos, lo que hablamos y lo que hacemos. Nuestras ideas, sentimientos, palabras y acciones nos modelan día a día, de forma lenta pero profunda.


La felicidad, al igual que el amor y la salud, necesita alimentarse todos los días con estímulos positivos, de lo contrario puede debilitarse, y, hasta morir. Como la sociedad genera mucho desgaste y como la incertidumbre es parte de la vida, necesitamos blindar la felicidad, contra todos los imprevistos, aceptando de antemano lo que pueda ocurrir y valorando lo esencial de nuestro ser.


La felicidad no existe en ninguna parte, sólo existen en el corazón de cada persona.


Donde quiera que vayas siempre estrarás en el mismo lugar, porque tu lugar eres tú mismo.


Cuando estés en paz contigo mismos y con el mundo que te rodea, la felicidad vendrá a ti sin buscarla " Lao Tse


"El reino de los cielos, dentro de vosotros está" Jesús de Nazaret


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    Lic. David Angulo de Haro

 

 

 

 

 

 

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