Editoriales

Editorial 510

 


Las personas cambian con rapidez

 

Viajamos en el planeta Tierra a razón de dos millones quinientos mil kilómetros cada día (30 kms. por segundo) pero no nos damos cuenta porque formamos parte de la Tierra.


Tenemos muy poca conciencia de los grandes cambios que se producen en las personas, porque convivimos con ellas y evolucionamos a un ritmo similar, pero, si nos desconectamos totalmente de las personas durante unos años, cuando regresemos, encontraremos que han cambiado mucho y nos resultarán extrañas. Se debe a que las personas han evolucionado en una dirección y nosotros nos hemos quedado anclados en el tiempo o hemos evolucionado en otra dirección.


Si regresaran nuestros abuelo del más allá, no entenderían casi nada de la vida actual, sería como haber despertado en un planeta desconocido. Se sentirían asombrados y aterrados y desearían regresar a su mundo conocido.


Son muchos los cambios, pero no tenemos conciencia de ellos porque los vamos asimilando al ritmo en que suceden.


Los expertos afirman que en los próximos cinco años se duplicarán los conocimientos que ha logrado la humanidad en toda su historia. El fluir de los conocimientos hace que la mente de las personas evolucione de forma acelerada y que se produzcan cambios en todos los aspectos, a nivel personal y a nivel social.


Cada idea que entra en la mente nos marca de alguna forma y genera cambios. Cuanto más valiosa es la idea, más profundos son los cambios.


Cada persona es única en todos los aspectos y posee una dinámica personal que la impulsa en una dirección. El cambio puede ser de crecimiento intelectual, afectivo, social, moral y espiritual, o puede ser negativo, dependiendo de los contenidos (ideas, sentimientos, motivaciones, experiencias...) que nutren la mente.


Hay personas que avanzan en conocimiento, sabiduría, valores y felicidad, y hay personas que se auto destruyen. Las razones son muchas.


El ser humano es libre, por lo cual, es responsable de lo que piensa, de sus sentimientos y de sus decisiones.


La naturaleza no toma en cuenta excusas, razones o circunstancias. Simplemente aplica de forma automática la Ley de Causa y Efecto y hace que a cada persona le vaya en la vida de acuerdo a sus acciones.


Conscientes de esta realidad, no podemos esperar ayuda de la suerte, ni compasión de la sociedad. Cada persona necesita aprender a responsabilizarse de si misma desde la infancia, pues el éxito y la felicidad son una conquista personal, así como los problemas y los fracasos son producidos por falta de buen funcionamiento de la persona.


En la sociedad hay personas de primera, de segunda, de tercera, etc. dependiendo del grado de evolución que han alcanzado.


La Ley de la Pirámide indica que existen distintos niveles, que van desde la base hasta la cúspide. A media que ascendemos de nivel encontramos contenidos más valiosos.


Esta ley se puede aplicar en todos los aspectos de la vida. Existen niveles de conocimiento, de poder, de riqueza, niveles sociales, etc.


Quienes funcionan en los niveles inferiores de la pirámide, tienen carencias de todo tipo que frenan el cambio y la evolución. Por esta razón quedan rezagadas en la historia. A media que ascendemos en la pirámide los cambios son más fluidos y más rápidos.


En la cúspide de la pirámide se encuentra una minoría de personas, capaces y creadoras , que son las que impulsa la evolución de las empresas, de los países y del mundo entero. El resto, la masa social, es mediocre y carece de capacidad y de poder para cambiar las cosas.


Estamos en tiempos de democracia y cada persona cuenta con el poder de su voto, pero no es con votos, ni con sistemas democráticos, como se cambian las cosas. Todos conocemos la mediocridad e ineficacia de muchos gobiernos democráticos. Al final, son las minorías creadoras las que resuelven los problemas e impulsan la evolución.


Existe la falacia generalizada de creer que todos tenemos los mismos derechos. En teoría, todos tenemos derecho a lo establecido en la Declaración Universal de los Derechos Humanos, promulgada en 1948, pero, en la práctica, las cosas son muy distintas, debido a que se impone la Ley de Jerarquía, según la cual, "Todo ser o cosa está subordinado a todo aquello que es superior en grado evolutivo, y a su vez, tiene poder o mando sobre todo aquello que le es inferior en la escala de la evolución"


Si quieres ocupar un puesto alto, debes ganarlo por mérito propio. Ponte a valer y la vida te llevará hasta donde mereces.


Los problemas del mundo, no se deben tanto al monopolio de las minorías que controlan los poderes económicos o políticos, sino a la mediocridad de la sociedad y a su incapacidad para generar soluciones y para hacerse respetar.

_ ¿Por qué unos triunfan y otros fracasan?
_ Porque unos funcionan bien y otros funcionan mal.

Es importante entender en qué consiste el triunfo y el fracaso, y en qué consiste funcionar bien y funcionar mal, para que no nos ocurra como a tantas personas que luchan durante toda su vida y al final sólo les queda cansancio y frustración.


Cada persona tiene sus criterios sobre el éxito, lo importante es que estos criterios coincidan con la realidad de las cosas.


Como todo cambio se inicia en la mente, es importante renovarse constantemente para no quedar anclados en el tiempo. No se trata de una renovación tipo maquillaje, sino de una renovación estructural, la cual supone activar la creatividad, incrementar la velocidad de los procesos mentales, prever y seleccionar entre varias alternativas, las que conducen a la "mutación", es decir, al cambio.


Muchos de los problemas que surgen entre esposos, amigos, instituciones, etc. se deben a que las personas evolucionan en distintas dirección, lo que hace que, se rompan de forma progresiva los lazos que las unen; de aquí la importancia de mantener una comunicación fluida que ayude a mantenerse unidos, sin detrimento del desarrollo personal.


Las personas que triunfan son las que tienen un proyecto de vida valioso y viven mirando al futuro tratando de cambiar las cosas en vez de esperar que las cosas cambien.


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    Lic. David Angulo de Haro

 

 

 

 

 

 

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