Editoriales

Editorial 490

 


Esclavitud moderna

 

La esclavitud ha existido siempre, pero se convirtió en fenómeno social en Egipto, Medio Oriente, Grecia y Roma.
La esclavitud del pasado nos parece abominable, debido a que hemos desarrollado sensibilidad moral, pero, en épocas pasadas, la esclavitud era una situación aceptada socialmente y legalmente.
Consideramos como un hito histórico el 22 de septiembre de 1862, en que Abraham Lincoln abolió la esclavitud.
Desde entonces, algo hemos evolucionado, pero no nos hagamos ilusiones creyendo que la esclavitud desapareció para siempre. Lo que ocurre es que ha mutado hacia formas más sofisticadas y “legales”


La antigua forma de esclavitud es rechazada por la sociedad, por considerarla inhumana y cruel, pero el ser humano ha ideado formas más sutiles de esclavitud que pasan desapercibidas a la conciencia.
Tal vez, dentro de unas décadas, la conciencia evolucione y sea más sensible a los derechos humanos. Entonces serán considerados como esclavistas los empresarios actuales, por explotar de alguna forma a sus trabajadores.


El problema radica en que, los trabajadores necesitan de un trabajo y de un sueldo para sobrevivir, y los empresarios necesitan de mano de obra barata para progresar. Mientras exista este dilema, existirá la esclavitud. En pocas palabras, mientras las personas no aprendan a ser autosuficientes y emprendedoras, dependerán de alguien que las explotará de alguna forma; de modo que, existe la esclavitud, porque hay esclavos, y, hay esclavos, porque existe poco nivel de evolución; por tanto, la solución está en liberarse mentalmente de toda forma de atadura interna (ignorancia, temor, dependencia, pereza...) para luego poder liberarse de dependencias externas, pues, nadie puede ser libre por fuera si no es libre por dentro.


Ahora bien, como siempre existirán personas más evolucionadas que otras, siempre existirán personas más capaces, que, por Ley de Jerarquía, someterán a las menos capaces.
La Ley de Jerarquía nos dice: Si quieres ocupar un puesto alto, debes ganarlo por mérito propio. Ponte a valer y la vida te llevará hasta donde mereces estar.
En cierta forma, cada quién ocupa en la sociedad el lugar que le corresponde de acuerdo a su capacidad, méritos, responsabilidad y habilidades.


La esclavitud es una desgracia que va acompañada de la ignorancia y de la pobreza. De estas desgracias, nadie puede sacarnos, porque la libertad, el conocimiento y la riqueza, son conquistas personales.


En conclusión.

 

Siempre ha existido la esclavitud, como también han existido las guerras y otras muchas lacras sociales. Parece que estos elementos negativos son necesarios, son parte inevitable de la dinámica de la vida. Son las consecuencias lógicas de la forma en que funcionamos. El mal no está en estos acontecimientos en sí, sino en las causas que los generan.
Las crisis no son el problema en sí, son sólo la expresión de un problema interno que reclama solución.
La humanidad ha luchado contra estos problemas durante millones de años, con el fin de erradicarlos, sin embargo, no lo ha logrado. ¿Qué nos hace pensar que nosotros podamos lograrlo?


La Ley de Desigualdad distribuye dones de acuerdo a la misión que asigna a cada persona. La distribución es justa y equitativa. Cada persona llega a esta vida con la dotación necesaria para cumplir su misión con eficacia.
Para la Ley de Desigualdad, todas las misiones son igualmente importantes. Pero la sociedad no piensa lo mismo. La sociedad ha creado sus propios criterios acerca del éxito. Según estos criterios, lo importante es lograr dinero y poder, porque con ellos se pueden comprar muchas cosas.

 

A lo largo de la historia han surgido distintas ideologías que han pretendido imponer la uniformidad a nivel político, económico, religioso, social, cultural, etc. pero han fracasado rotundamente porque van en contra de la Ley Natural de Desigualdad.
La pluralidad y la desigualdad humana obedecen a un plan sabio de la naturaleza. En este plan, cada persona ocupa el lugar que le ha asignado la naturaleza. Este lugar es el mejor. En este lugar debe desarrollarse y ser feliz. De aquí la importancia de descubrir la propia vocación y seguirla con ilusión y conformidad.

 

Lo expuesto no tiene nada que ver con las desigualdades sociales y económicas generadas por la sociedad. La ley de Desigualdad no justifica estas diferencias que son producto de la ignorancia, de la pereza, de la injusticia y del egoísmo de las personas.
La Ley de Desigualdad coloca a cada uno en un lugar y le da todo lo necesario para que evolucione y aspire a lo más alto.

 

Los seres humanos no entenderemos nunca, por qué unas personas nacen en situación de miseria y otras nacen en situación privilegiada. Se trata de una lógica que escapa a nuestro pobre entender. Lo importante no es entender la lógica de la vida, cosa que es imposible; sino, conocer la lógica de nuestra propia vida y aprender a ser sabios, libres, exitosos y felices, lo cual sí  es posible. El resto es responsabilidad de cada persona. Sabemos que las condiciones sociales limitan mucho, pero, por encima de estas condiciones, existe el impulso interno a crecer y el libre albedrío.


Todos conocemos casos de personas que han surgido de la nada y han llegado muy alto.
La vida es un reto personal. La mayoría de las personas renuncian al reto, por ignorancia, por pereza y por otras muchas razones. Existen muchas personas mediocres y esclavas de muchas formas; no tanto por causa de la vida, ni de la sociedad, sino por irresponsabilidad personal.


La vida es lucha y competencia. A través de la lucha se desarrollan las personas. A través de la lucha se van logrando los ajustes necesarios para evolucionar y funcionar a nivel superior. La lucha ha sido, es y será compañera inseparable del hombre; por tanto, la competencia es positiva.


Estudios serios indican que, las personas exitosas se caracterizan por su fortaleza mental. Tienen un proyecto de vida y actúan con decisión y perseverancia; mientras la mayoría de las personas viven a la espera de que cambien las circunstancias políticas y económicas, en vez de capacitarse y ponerse a valer. La crisis económica, política y social es reflejo de la mediocridad de los ciudadanos, por tanto, cuando las personas se capaciten y sean más responsables, éticas y productivas, tendremos una sociedad próspera y en armonía.


Los gobiernos cambian, pero queda la gente con los mismos vicios de siempre, de modo que, abre los ojos y sálvate a ti mismo y ayuda a que otros también abran los ojos a la realidad de la vida.

 

La evolución de la sociedad es un proceso muy lento que puede durar décadas, de modo que, no te sientes a la orilla del camino esperando que pase el éxito. Evoluciona, adelántate al futuro, crea tu propio éxito y disfruta de tantas cosas maravillosas que ofrece la vida.

 

Los seres humanos tenemos un concepto material de la esclavitud, de la libertad y de la pobreza. Mientras no cambie este concepto, no cambiarán las cosas.
Lo que nos ocurre en la vida es la expresión de lo que somos por dentro. Las personas que son esclavas en la realidad de la vida, se debe a que son esclavas en su mente y en su espíritu.
La esclavitud, la dependencia y la pobreza, se deben básicamente a la actitud mental de las personas. Si das libertad y dinero a las personas esclavas e ignorantes, dentro de poco tiempo las encontrarás en la misma situación, pues, nadie puede llegar alto, ni lograr éxitos importantes, si no desarrolla una estructura mental que le sirva de soporte.


En realidad, la vida se rige por muchas leyes: Competencia, Adaptación, Jerarquía, Evolución, Selección, Entropía, etc. Estas leyes cumplen dos funciones: Impulsar y orientar a los seres humanos para que evolucionen lo más posible, y, sacar de circulación lo que no funciona, de modo que no sea obstáculo para el avance de la humanidad.


La esclavitud, brutal o sofisticada, es un atentado contra la persona y contra la sociedad, por lo cual, debe ser combatida con decisión, pero, la mejor forma de eliminar la esclavitud, consiste en que no existan esclavos, es decir, que no existan personas ignorantes, pobres, irresponsables y dependientes.

En realidad, todos somos más ignorantes, irresponsables y dependientes que lo que nos imaginamos, pero no tenemos conciencia de esta esclavitud, porque forma parte de nosotros. Solo cuando las personas evolucionan, y ven las cosas desde otra perspectiva, se dan cuenta de las numerosas cadenas que oprimen a la sociedad.

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“La lucha contra cualquier forma de esclavitud no se gana en los tribunales sino en la mente, en la conciencia y en el corazón de cada persona”



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    Lic. David Angulo de Haro

 

 

 

 

 

 

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