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Editorial 477

 


Cómo utilizar al máximo el cerebro

 

Lo seres humanos estamos acostumbrados a derrochar el agua, el tiempo, y otras muchas cosas, porque las tenemos en abundancia y nunca hemos tomado conciencia de, qué sería de nosotros si nos faltaran. Por esta razón, contaminamos la atmósfera y las aguas, talamos los bosques, exterminamos numerosas especies vegetales y animales y sembramos el caos en la tierra.


Sólo tomamos conciencia de las cosas cuando las perdemos o estamos a punto de perderlas.


Algo similar ocurre con la mente humana. Tenemos un cerebro poderoso, una inteligencia brillante que nos permite conocer el valor de las cosas y un conciencia sabia que nos informa sobre lo que es bueno y lo que es malo; sin embargo, no nos preocupamos por conocer la verdad ni por hacer el bien. Vivimos de forma inconsciente, dejándonos llevar por la corriente de la vida. En consecuencia, somos mediocres, sabemos poco y valemos poco; lo que equivale a decir que somos unos fracasados.


Si pudiéramos ver toda la realidad humana y pudiéramos comprenderla en toda su extensión y profundidad, nos quedaríamos sobrecogidos de lo que pasa en el mundo, de lo que pasa en lo íntimo de las personas y en lo profundo de la sociedad.


Nos sentimos orgullosos del progreso que hemos alcanzado y de los grandes avances de la ciencia, y nos apropiamos de ellos como si tuviéramos algún mérito en el asunto. En realidad es una minoría de personas, capaces y creadoras , la que impulsa la evolución de las empresas, de los países y del mundo entero. El resto, la masa social, es mediocre y carece de capacidad y de poder para cambiar las cosas.


En teoría, todos tenemos derechos, pero, en la práctica, las cosas son muy distintas, se impone la Ley de Jerarquía.


El poder de las minorías es una realidad que se da en todos los ámbitos de la vida. En el reino vegetal, las plantas más fuertes se apoderan del espacio, de los nutrientes y de la energía solar.


En reino animal, el pez más grande se come al más pequeño.


En el campo humano, los más poderosos y los más astutos se imponen a los demás.


Es una minoría empresarial la que controla la producción y el comercio, los laboratorios de medicinas, la banca, el tema atómico.


Los problemas del mundo no se deben tanto a los monopolios de las minorías que controlan los poderes económicos o políticos, sino a la mediocridad de la sociedad y a su incapacidad para generar soluciones y para hacerse respetar.


En este teatro de la vida ¿En dónde deseas ubicarte tú?

Dado que todos tenemos un nivel de evolución genética similar y un cerebro con poderes similares, la diferencia está en la programación mental; es decir, en del desarrollo de la inteligencia y de la conciencia.


Ahora bien, ¿Cómo desarrollar la inteligencia y la conciencia?


La inteligencia se desarrolla con estímulos ricos, variados y constantes; con entrenamiento, método y perseverancia. El interés y el amor que se pone en ello son determinantes. De modo que, si deseas pertenecer a esa minoría de personas exitosas, ya sabes el camino.


Pero el desarrollo de la inteligencia no tiene sentido si no es para dedicarse a un proyecto verdaderamente valioso. Un proyecto es valioso cuando transciende a la propia persona y contribuye al progreso y a la evolución de la sociedad.


La conciencia se desarrolla a medida que la persona asimila valores (bondad, honestidad, responsabilidad, disciplina, perseverancia,... ) y a medida que se sobrepone a los instintos y pasiones.


El desarrollo de la inteligencia y de la conciencia supone un proceso largo y complejo. Todos sabemos por experiencia lo difícil que es adquirir conocimientos y virtudes; pero en la vida sólo existen dos alternativas: luchar o desistir. Una lleva al éxito y la otra al fracaso.


Existen muchas personas alienadas, que carecen de ideas y de motivaciones. Se limitan a vivir el día a día, sin pensar en el mañana. Su único objetivo es sobrevivir hoy. Estas personas no viven, sólo existen.


Aparentemente, son una rémora para el progreso y la evolución de la humanidad. Su existencia es una crítica a la sociedad más evolucionada. Deja al descubierto su falta de conciencia y de sensibilidad humana. Además, es una advertencia de, hasta dónde pueden caer las personas cuando no luchan por su superación.


Otras personas luchan, pero no logran el éxito esperado. Estas personas merecen reconocimiento por su esfuerzo, pero no tienen derecho al premio.


Algo funciona mal en su vida y es el momento de rectificar. El asunto es que, nadie puede cambiar en la vida, si antes no cambia en su forma de pensar. De aquí la importancia de capacitarse constantemente, de aprender a hacer mejor las cosas, de evitar la rutina, de ser más creativo y de buscar otras alternativas en todos los aspectos.


Unos poco privilegiados han tenido la suerte de recibir buena programación de base y de utilizar el libre albedrío de forma inteligente y responsable. Como seres humanos imperfectos han cometido muchos errores, pero nunca han perdido de vista la meta y han vivido siempre en actitud de renovación. Esto ha hecho la diferencia.


Cómo utilizar al máximo el cerebro

Tu vida depende del conocimiento, desarrollo y utilización que hagas de cerebro.


El cerebro no descansa de día ni de noche. Durante el día trabaja de forma consciente e inconsciente y durante la noche trabaja de forma inconsciente, procesando y organizando la información del día y creando nuevas conexiones, con el fin de crear las condiciones para convertir los proyectos en realidad.


El cerebro tiene poderes casi ilimitados, es rápido y eficaz, pero está condicionado por numerosas limitaciones que le impone la persona (conocimientos escasos y desorganizados, hábitos lentos, temores, preocupaciones, falta de interés) El cerebro es como un gran constructor al que se le niegan los materiales. Es súper inteligente, pero no puede hacer nada.


Cuando el cerebro recibe un proyecto importante y se le proporciona la información necesaria, se pone a trabajar y no descansa hasta convertir el proyecto en realidad. Por supuesto, es necesario que la persona siga interesada en el proyecto y lo alimente constantemente con lectura, ideas, reflexión y entusiasmo, de lo contrario el cerebro se tranca.

Cada grupo de neuronas tiene una función específica. Si las neuronas fueran pequeños robots, podrían trabajar sin cansarse, pero son humanas y se cansan.


Al comenzar una actividad las neuronas están descansadas y con gran energía, por lo cual, tienen capacidad para realizas trabajos que exigen concentración y profundidad mental, y, después de un tiempo, la persona va perdiendo concentración y capacidad de comprensión; es el momento de descansar o pasar a otra actividad distinta y más liviana.


Por esta razón es importante dividir el estudio o el trabajo en módulos o momentos respetando el funcionamiento del cerebro; dedicando los momentos de alta energía y concentración a trabajos exigentes y los momentos de baja energía a cosas sencillas.


Puesto que el tiempo y la energía son limitados, es fundamental establecer prioridades para no perder el tiempo en cosas superfluas que no llevan a nada.


El 80% de lo que hacemos al día no tiene ninguna utilidad, más bien, constituye un peso muerto en nuestra vida, pero no tenemos conciencia de ello porque forma parte de nuestra vida.


Cuando las personas funcionan a nivel superior, se dan cuenta de la cantidad de cosas inútiles que han venido haciendo y del nivel mediocre en el que vive la mayoría de las personas.


Es importante recordar la Ley de Asociación, según la cual las ideas, las personas y las cosas tienden a asociarse de acuerdo a su vibración, lo cual significa que las ideas valiosas tienden a atraer a otras ideas valiosas y que cuanto más se traen a la memoria más se activan y se fortalecen. De aquí la importancia de pensar siempre en positivo, pensar en proyectos importantes y pensar de forma constante, sin caer en la obsesión.


Al final, somos hijos de nuestros propios pensamientos y de nuestros sentimientos.


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    Lic. David Angulo de Haro

 

 

 

 

 

 

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