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Editorial 774

 


Nadie surge de la nada

 

La humanidad ha tardado varios millones de años para evolucionar hasta lo que somos hoy, y, a pesar de llegar a este mundo, dotados con un cerebro evolucioando y perfecto, sabemos los esfuerzos que hay que hacer para lograr una profesión.


Gran parte de la humanidad es analfabeta, otra parte sabe leer, pero no piensa de forma creativa, y sólo una mínima parte de la humanidad sabe pensar de forma crítica y creativa, lo cual da idea de lo difícil que es surgir en la vida a pesar de tener un cerebro con grandes potencialidades.


El problema radica en que la inteligencia es sólo una posibilidad, que necesita ser desarrollada y programada mediante estímulos ricos y variados. Si las personas no reciben estímulos en el momento oportuno, la inteligencia queda adormecida y atrofiada para el resto de la vida.


El ser humano funciona como un todo, por cual, los estímulos deben ser de tipo intelectual, afectivo, social, moral y espiritual.


El ser humano es muy sensible al afecto, sobre todo cuando es niño. El afecto activa sus capacidades, mientras que la falta de afecto las inhibe.


Nadie surge de la nada. Toda persona exitosa, debe su éxito a alguien que en algún momento de su vida, le transmitió una idea o estímulo que arraigó en su mente y le sirvió de inspiración y de motivación. A partir de ese momento, el cerebro comenzó a trabajar para convertir la idea en realidad.


Los seres humanos tenemos varias inteligencias y somos capaces de realizar muchas cosas, pero somos hijos de una sociedad represiva que nos ha programado para el sometimiento y la dependencia. Esta programación nos impide salirnos de los parámetros establecidos y nos condena a ser mediocres. Sin embargo, cuando recibimos estímulos poderosos, podemos lograr cosas increíbles, como lo demuestran muchos casos de personas discapacitadas.


Los seres humanos llegan a este mundo como resultado de fuerzas genéticas. Una vez que llegan a este mundo, necesitan del cuidado de sus padres para sobrevivir y necesitan de la educación para aprender a vivir en sociedad, competir y ganarse la vida.


Los estímulos ricos y variados programan a las personas para el éxito; mientras que, los estímulos pobres, condenan a las personas al fracaso. Por lo cual, es importante nacer en una familia buena, con cierto nivel cultural, en la que reine la armonía, estímulos positivos y amor. Sin embargo, esto es sólo el principio del camino hacia el éxito. En adelante, todo dependerá de cómo las personas utilicen el libre albedrío.


La vida está llena de tentaciones y de trampas. Muchos caen y no logran levantarse o se levantan maltrechos y tocados para el resto de su vida.


Otros se limitan a vivir en su "zona de confort" disfrutando de sus rentas, sin hacer nada para superarse y terminan en la mediocridad.


Muchos se sientan a esperar que las cosas cambien y a que lleguen las oportunidades, en vez de crear las condiciones para que cambien las cosas.


Otros, los menos, conciben la vida como un reto personal y luchan con tesón hasta alcanzar su meta.

La vida es evolución y la sociedad tiene una dinámica que se acelera cada día, exigiendo renovación constante. La prisa, la angustia y el estrés que padece la sociedad, no son producto del progreso ni de la evolución, sino de falta de renovación.


La renovación exige una actitud de cambio permanente. La actitud se nutre de ideas y de motivaciones, las cuales sólo podemos lograr a través de la lectura de temas estimulantes y de la reflexión. Los temas de avance científico abren la mente a nuevas dimensiones. Los temas de desarrollo humano ayudan a ver la vida en profundidad y a dar saltos quánticos a nivel de evolución.

La renovación supone un salto quántico. El salto quántico consiste en el paso de un electrón a otra órbita con una carga mayor de energía. De la misma manera, hay momentos en el proceso de las personas, de las sociedades y de los países, en que la energía acumulada genera una tensión excepcional y se impone la necesidad de una transformación.


En la medida en que las personas o la sociedad se resisten a los cambios, se incrementa el grado de tensión, y, como la naturaleza y la vida viven un proceso de evolución que necesita salida, al final, se producirá la transformación de forma violenta. Es lo que ocurre en las personas, en las familias y en las sociedad cuando se acumula ignorancia, pobreza y frustración.


De aquí la importancia de encontrar el verdadero sentido de la vida y los objetivos por los cuales vale la pena vivir y luchar. Cuando una persona encuentra el sentido de su vida, comprende la responsabilidad que tienen consigo misma y con la sociedad, y asume el compromiso de su propio desarrollo y el de la sociedad. Este compromiso se convierte en un reto ineludible que da pleno sentido a su vida.


Las personas egoístas y mediocres jamás comprenderán a los triunfadores ni estarán dispuestas a seguir su ejemplo.


La naturaleza pone a disposición de las personas comprometidas, fuerzas provenientes de planos sutiles, las cuales les brindan el impulso necesario para dar el gran salto quántico hacia la transformación de la propia conciencia y de la sociedad.


La naturaleza ayuda a evolucionar a las personas que tienen un proyecto de desarrollo personal, con miras a influir en la evolución de la sociedad; es decir, la naturaleza apoya a las personas luchadoras, pero no ayuda a las personas egoístas, porque no tiene sentido obsequiar energía y dones a alguien que no los va a utilizar en beneficio de la evolución.


Nadie surge de la nada. En la vida de cada persona hay muchas ideas y muchos momentos importantes que han influido en el rumbo de su vida, pero hay un momento especial en el cual las personas toman una determinación que las marca para siempre. Esta determinación puede ser consciente o inconsciente, pero queda ahí, como una lucecita intermitente, como un leitmotiv que recuerda a cada instante el camino a seguir para llegar a la meta.


Elabora una lista de las personas, ideas, ejemplos, recuerdos, estímulos y momentos más importantes, que más han influido en ti, a lo largo de tu vida. Ellos te han proporcionado la motivación para ser lo que eres y llegar a donde has llegado. Toma lo mejor de ellos y consérvalo como un tesoro. Recuérdalos con frecuencia porque constituyen lo mejor de ti, tu estímulo permanente, tu verdadera riqueza. Es más, tú eres ellos y ellos son tú.


El tiempo se lleva todo lo que amamos y sólo nos queda lo que guardamos en el corazón.


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    Lic. David Angulo de Haro

 

 

 

 

 

 

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