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Editorial 470

 


Las 7 vacas gordas y las 7 vacas flacas


El Faraón soñó repetidas veces que del Río Nilo salían 7 vacas hermosas, robustas y sanas, y, un momento después salían otras 7 vacas flacas y horribles que devoraban a las 7 vacas primeras. Intrigado el Faraón le contó el sueño a José.


José le dijo: "Las vacas gordas significan 7 años de prosperidad, de salud y felicidad y las 7 vacas flacas significan 7 años malos, de enfermedad, pobreza y muerte.


Esta historia ocurrió hace más de cuatro mil años y es conocida por todos. Se repite constantemente en la vida de las personas y de los países, debido a que todo en la vida es cíclico. Hay momentos de abundancia y momentos de escasez. Hay momentos de felicidad y momentos de dolor. Hay momentos de paz y hay momentos de guerra. Unos nacen y otros mueren.


Han pasado cuatro mil años de esta historia y sabemos que la fortuna es caprichosa, que viene y luego se va, con la misma rapidez con que llegó, sin embargo, no aprendemos la lección.


La Ley de Los Contrarios y la Ley de Los Ciclos rigen la vida, por lo cual, siempre a las 7 vacas gordas les seguirán las 7 vacas flacas. Siempre, a un período de progreso le seguirá otro de decadencia. La razón está en que, cada persona en su propia vida y la sociedad como nación, reaccionan sólo cuando hay una crisis grave. Lo hacen por instinto de supervivencia y luchan con empeño hasta asegurar las cosas. Son momentos de vacas gordas.


Luego, la pereza y la comodidad van ganando terreno. Poco a poco se van acumulando deudas con la vida, hasta que llega el momento de las vacas flacas. Se hace presente otra crisis política, económica, social, o todas juntas, y, de nuevo, se activan los mecanismos de supervivencia y las personas sacan lo mejor de sí para poder sobrevivir. Y así sigue y seguirá la historia sin fin.


El problema no está en la Ley de Los Ciclos ni en las 7 vacas flacas. El problema está en que no hemos aprendido la lección de las hormigas que guardan en verano para el invierno. No tomamos previsiones para tiempos de escasez.


Cada día oímos la misma cantinela: "Si hubiera sabido", "Si me hubieran advertido"


De poco sirve ver en televisión los estragos de las guerras, los desastres naturales, la quiebra de empresas y de países que dejan sin trabajo a millones de personas, profesionales calificados mendigando trabajo de empresa en empresa, personas que pierden su casa y quedan en la calle por no poder pagar la hipoteca, personas que siguen esperando durante años que el gobierno les resuelva la vida, mientras su casa se cae a pedazos, etc. etc. etc.


Es impresionante la inconsciencia, la irresponsabilidad, y, en muchos casos, la alienación de las personas.


A través de toda la vida seguimos cometiendo los mismos errores, pagamos muy caro por ello, y, sin embargo, seguimos cometiendo los mismos errores una y otra vez. Algo no funciona en los seres humanos. En esto, los animales son más inteligentes.

Por todas partes las personas y los pueblos piden más libertad, y yo me pregunto: ¿Para qué quieren más libertad si no saben administrar la libertad que tienen?


Vista la situación del mundo, y, teniendo en cuenta que la sociedad no va a cambiar de forma significativa, es conveniente capacitarse para tener el poder de liberarse de la dinámica de la sociedad. La sociedad es como un río caudaloso que se lleva por delante lo que está fuera de lugar y lo que no está bien cimentado.

La inmensa mayoría de las personas carecen de solvencia intelectual, profesional, económica, etc. porque en su infancia y en su juventud no fueron educadas para la autonomía y la responsabilidad, sino para la dependencia y el sometimiento. El futuro de estas personas no depende de sí mismas, sino de cómo vayan las cosas. Como es lógico, esta situación genera angustia y terror. Si la angustia de la gente pudiera expresarse en forma de ruido, el sonido sería tan atronador que llegaría hasta los confines de la tierra. Pero la angustia es íntima y tiene que tragársela cada uno en silencio, sin que a nadie le importe un bledo.


Qué hacer


Si supiéramos lo que va a ocurrir en el futuro, tomaríamos las previsiones del caso pero, en vista de que no lo sabemos, debemos tomar más previsiones aún.


Espera que ocurra lo mejor pero prepárate para lo peor.


Si deseas lograr solvencia y estabilidad económica, necesitas producir riqueza y administrarla e invertirla de forma inteligente. La riqueza no es sólo el dinero, contante y sonante; el mayor activo es la capacidad de producir riqueza. Ahora bien, como la riqueza está sujeta a los vaivenes de la economía, es conveniente disponer de varias fuentes de producción.


¿Qué ocurriría si un día no encontraras empleo?
La gente evita hacerse esta pregunta porque causa terror.

Hoy, millones de personas se lamentan por no haber tomado decisiones valientes a tiempo. El riesgo está ahí, amenazante como la espada de Damocles y lo más sensato es enfrentarlo, sobre todo, si tenemos en cuenta que las empresas actuales tienden a desaparecer y a ser reemplazadas por otras empresas automatizadas o virtuales, lo cual presagia grandes cambios en el mundo laboral. La única solución es renovarse.


No dejes que las circunstancias programen tu vida; crea las circunstancias para que trabajen a tu favor


Las cosas cambian con rapidez y lo que hoy es de actualidad, mañana será obsoleto, de modo que, una forma de prever y de adelantarte al futuro consiste en cultivar una mente flexible, creativa y en actitud de cambio.


El éxito no es el resultado de hechos aislados, ni de la suerte, sino de una vida bien organizada. Sin embargo, el destino y el azar son caprichosos e impredecibles, de modo que, el riesgo y la incertidumbre serán tus compañeros inseparables de camino. Ellos no son tus enemigos, más bien, son un estímulo para que te superes.


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    Lic. David Angulo de Haro

 

 

 

 

 

 

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