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Editorial 464

 


Hacia dónde correr


Lo normal es que no tuviéramos que correr hacia ninguna parte, porque las respuestas para la vida deberían salir de nosotros y de nuestro entorno cercano.


Cuando las personas están bien y son felices no piensan en dejar su estabilidad para correr riesgos innecesarios.


Las personas se movilizan por necesidad. La necesidad impulsa a buscar soluciones, cuanto mayor es la necesidad, más intenso es el impulso que mueve a las personas a buscar en otro lugar las soluciones que necesitan. Así vemos emigrantes que cruzan el mar en pateras en busca de futuro, arriesgando su vida.


Las personas también se movilizan por temor. El temor a la pobreza y a las consecuencias que de ella se derivan, impulsa a los seres humanos a buscar soluciones en otros lugares.


El interés y la ambición hacen que las personas no se conformen con lo que tienen y luchen por incrementar sus bienes como garantía de seguridad a futuro.


La competencia también es un aspecto importante del proceso de la vida. Obliga a las personas a superarse para sobrevivir, contribuyendo de esta forma al progreso y a la evolución.


Las crisis sirven para realizar ajustes. La vida humana no es estática, es un proceso de crecimiento y desarrollo personal y social, el cual debería realizarse de forma progresiva; sin embargo, los seres humanos son imperfectos, inmaduros, egoístas e irresponsables, lo que hace que cometan muchos errores. Los errores se acumulan y se convierten en una deuda contraída con la vida, en forma de ignorancia, pobreza e injusticia. Cuando esta deuda personal o social, llega a un punto crítico, se activa un mecanismo de supervivencia: La crisis. La crisis puede ser económica, política, social, personal, familiar, institucional, etc.


La crisis, es algo así como el dolor, es desagradable pero necesario. Gracias al dolor las personas se movilizan y recuperan la salud.


El problema no es la crisis sino las causas que la generan.


La crisis es una reacción de supervivencia que tiene como objetivo realizar los ajustes necesarios, a nivel personal y/o social, para asegurar la evolución.


Las crisis pequeñas se resuelven sobre la marcha y no generan cambios significativos, pero las grandes crisis producen cambios estructurales y movimientos sociales de consecuencias incalculables. A lo largo de la historia humana han ocurridos numerosas crisis que han conmocionado el orden político, económico, social, demográfico...


Las necesidades, el temor, el interés, la ambición, la competencia y las crisis son los principales factores del progreso y del desarrollo de la humanidad. Como todo en la vida son herramientas de doble filo. En nosotros está el manejarlas con inteligencia para nuestro beneficio.


Hacia dónde correr


Estamos en el siglo XXI. La globalización y las telecomunicaciones están produciendo cambios profundos a nivel mental, económico, social, moral y espiritual. La competencia es más agresiva cada día. Las cosas cambian con rapidez y nada es definitivo ni estable, por lo que nadie tiene asegurado su futuro, de modo que, la angustia y la incertidumbre crecen cada día y nos siguen a donde quiera que vamos.


Donde quiera que vayas siempre estarás en el mismo lugar, porque tu lugar eres tú mismo. En el teatro de la vida, tú representas tu propio personaje, los demás son sólo el decorado de la escena. Lo que importa es lo que ocurre dentro de ti. Es dentro de ti en donde debes resolver tu vida y encontrar tu destino.


Tú lucha está dentro de ti. Es ahí donde debes derrotar a tus verdaderos enemigos, cuyos nombres son: Ignorancia, temor, pobreza, pereza e irresponsabilidad. Por lo cual, no se trata de correr hacia ninguna parte sino de ubicarte en tu propia realidad.


La prisa, la angustia, el estrés, el temor y la incertidumbre son palabras que definen la vida de muchas personas. Sin duda, algo anda mal.


Cuando las personas no son el centro de gravedad de su propia vida, se ven obligadas a vivir al ritmo de la circunstancias, a correr de un lugar a otro en busca de soluciones que deberían encontrar dentro de sí.


La sociedad vive un proceso centrifugador. A medida que las personas corren en busca de soluciones, se alejan más de su propia realidad, de su ser, de su yo, con lo cual se vuelven más dependientes, más manejables, más vulnerables, más alienada.


Las enfermedades mentales crecen sin cesar como consecuencia de una forma de vida que no respeta la naturaleza del ser humano. El cuerpo y la mente son muy nobles y resistentes. Soportan las presiones hasta lo indecible, pero llega un momento en que se quiebra su resistencia y surge la enfermedad como señal de alarma. Es un grito "in extremis" de la naturaleza que pide rectificación.


¿Hacia dónde correr?


El único lugar seguro es el propio yo, esa parte íntima y profunda, segura e inviolable, que constituye el núcleo de tu ser, de tu personalidad, de tu conciencia y de tu dignidad.


"Tu verdadero tesoro está dentro de ti": inteligencia y capacidad para crecer, para crear y para amar. No busques fuera lo que sólo puedes encontrar dentro de ti.


Por tanto, trata de correr hacia el interior de ti mismo a través de la re-flexión y de la superación. Nuestro subconsciente sabe todo sobre nosotros, conoce nuestras debilidades y fortalezas, nuestros problemas, angustias y necesidades y sabe lo que necesitamos para desarrollarnos y convertir nuestros sueños en realidad, independientemente de cómo funcione la sociedad; pero es exigente, no acepta engaños, exige un compromiso sincero, un plan de acción y responsabilidad.


Nadie puede resolver tus problemas. Tus problemas son tuyos, tú los has creado y sólo tú puedes resolverlos.


Lo que te ocurre en la vida es reflejo de lo que eres y de la forma en que funcionas por dentro. Para que las cosas cambien, necesitas cambiar tú y adquirir los conocimientos y habilidades necesarios para triunfar.


Los seres humanos somos como imanes magnetizados. Tenemos el poder de atraer hacia nosotros todo lo que vibra en nuestra propia frecuencia, de modo que, si quieres traer a tu vida la riqueza, la paz, la amistad y la felicidad, necesitas vibrar en la frecuencia correspondiente a estos valores. Por tanto, más que correr en busca de soluciones que vengan de fuera, se trata de detenerse a pensar y a encontrar el verdadero sentido de la vida. A partir de aquí, tus decisiones serán correctas y obtendrás lo que mereces.


"Cuando estés en paz contigo mismos y con el mundo que te rodea, la felicidad vendrá a ti sin buscarla " Lao Tsé (filósofo chino)


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    Lic. David Angulo de Haro

 

 

 

 

 

 

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